domingo, 26 de junio de 2016

Apología y petición



Esta noche electoral leo en Facebook un comentario de Rodolfo Serrano que dice que: "En esta noche triste leer a Gil de Biedma, que ya lo dijo todo y si algo no dijo se puede añadir: no importa la corrupción, el robo, la utilización de los mecanismos del Estado. Para qué preocuparse si al final el PP ganará".

Pocos minutos después le leí a un compañero de la infancia que burlándose de Unidos Podemos, sacando pecho a toro pasado, se seinte orgulloso de ser español a causa de esta noche electoral.

Para no tener que enfadarme con ningún compañero ni de ahora, ni de la infancia, desde el principio decidí que ni escribiría ni opinaría ni respondería a ningún comentario de contenido político en Facebook.

Intento convencerme a mí mismo de que estoy tan asqueado de la política que he perdido todo interés en ella, que me da igual quien gané porque sé que todo va a seguir igual o un poco peor.

Medio me fui y medio me echaron del PSOE porque vi como poco a poco el "felipismo" se comía la S de socialista y engullía la O de obrero. A González se le ve ahora entrado en kilos, luciendo yates y cobrando de una multinacional. Llegaron a decirme en el que yo pensaba era mi partido, el socialista, que mi sitio estaba en Izquierda Unida con los "radicales" de Anguita.

Desencantado y decepcionado de la política, sigo en la distancia cada nueva noche electoral. La de ayer apuntaba a nuevo retroceso de los grandes partidos y a que, por fin, se produciría un relevo en el liderazgo de la izquierda. Las encuestas, todas, escaño arriba, escaño abajo, coincidieron en esto desde que se convocaron estas elecciones repetidas hasta que se hizo público el sondeo a pie de urna pocos minutos después de la media noche, hora peninsular. Sin embargo, todo fue un espejismo, una broma de mal gusto, una sonrisa congelada.


Suerte que mi hijo aún no sabe ni lo que es España. Si fuera un poco más mayor, me costaría mucho explicarle que aunque en España se quiera presumir de democracia no todos los votos valen lo mismo, que casi 8 millones de votantes han votado a un partido con Caja B, con casos de corrupción a diestra y siniestra, que ha favorecido, en tiempos de crisis, terrible crisis para la mayoría, la multiplicación de las grandes fortunas,que mantiene el aforamiento y los privilegios de altos dirigentes imputados por corrupción y que utiliza estrategias para desacreditar a los rivales políticos propias de una mala película de gangsters.

Cómo le explicaría a mi hijo que son algo menos de 14 millones los que han votado a otras 3 opciones políticas que se consideran progresistas y reformistas y que estas tres fuerzas políticas probablemente no consigan ponerse de acuerdo para gobernar de forma diferente, para intentar conseguir que en el futuro valgan lo mismo los votos de todos los españoles.


Me voy a la cama con la foto de la celebración de Génova y apenas puedo dormir cercado por las pesadillas. Me duele esa fotografía de un triunfo irreal, la victoria del miedo, porque me cuesta muy poco imaginar que en esa celebración se escuchará aquello de: "que se jodan" y que con la sonrisa dentuda cierto es que tendrán millones de motivos para reírse y su risa tendrá el sonido de la maquinaria que sigue haciendo a los ricos más pobres y a los pobres... qué se yo en que se van convirtiendo los pobres.


Dice Rodolfo Serrano que Gil de Biedma ya lo dijo todo o casi todo. Además lo dijo con belleza, ésa de la que Ramón Trecet decía: "es la única protesta que vale la pena en este asqueroso mundo".


Apología y petición


Y qué decir de nuestra madre España,
este país de todos los demonios
en donde el mal gobierno, la pobreza
no son, sin más, pobreza y mal gobierno,
sino un estado místico del hombre,
la absolución final de nuestra historia?

De todas las historias de la Historia
la más triste sin duda es la de España
porque termina mal. Como si el hombre,
harto ya de luchar con sus demonios,
decidiese encargarles el gobierno
y la administración de su pobreza.

Nuestra famosa inmemorial pobreza
cuyo origen se pierde en las historias
que dicen que no es culpa del gobierno,
sino terrible maldición de España,
triste precio pagado a los demonios
con hambre y con trabajo de sus hombres.

A menudo he pensado en esos hombres,
a menudo he pensado en la pobreza
de este país de todos los demonios.
Y a menudo he pensado en otra historia
distinta y menos simple, en otra España
en donde sí que importa un mal gobierno.

Quiero creer que nuestro mal gobierno
es un vulgar negocio de los hombres
y no una metafísica, que España
puede y debe salir de la pobreza,
que es tiempo aún para cambiar su historia
antes que se la lleven los demonios.

Quiero creer que no hay tales demonios.
Son hombres los que pagan al gobierno,
los empresarios de la falsa historia.
Son ellos quienes han vendido al hombre,
los que le han vertido a la pobreza
y secuestrado la salud de España.

Pido que España expulse a esos demonios.
Que la pobreza suba hasta el gobierno.
Que sea el hombre el dueño de su historia.

Jaime Gil de Biedma

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