lunes, 26 de enero de 2015

Nostalgia de la Luz



La vemos al regresar del concierto de Røst. Tengo noticia de esta película gracias al libro que me regalaron Erik y Kevin.

Justo ahora estoy leyendo y interesándome por el origen del Universo.



RØST 3



  Este es otro capítulo breve, brevísimo; pero igualmente necesario para dejar constancia del resultado de los días de grabación en Moss. En este tercer vídeo de Røst se muestra la parte social del recién creado cuerpo de música. Muchos de los chicos se ven por primera vez. Vemos la llegada al colegio de Moss donde pasarán tres días ensayando y los primeros saludos entre ellos.



                                


Ayer, domingo 25 de enero aproveché que se había programado un concierto de Røst en Lillestrøm para hacer unas pruebas de cámara y que Nathaly y Matías pudiesen disfrutar del concierto. La próxima y última cita será el 26 de abril en Drammen.

jueves, 22 de enero de 2015

Ødegaard



     En circunstancias normales, la presentación de un chaval de 16 años como nuevo fichaje del Real Madrid no sería objeto de un nuevo capítulo en este cuaderno virtual.










lunes, 19 de enero de 2015

Chef




Sábado invitamos a comer Waleska y Terje. (cocido del día anterior y arroz)
domingo: antes de salir a grabar al Setten veo en instagran que Dani García recomienda esta película y sugiere a Sánchez Arévalo escribir y rodar una película sobre el mundo de la cocina.
La vemos a la vuelta de comer unas salchichas en el lago






lunes, 5 de enero de 2015

Los Tres Magos



     Hoy, 5 de enero de 2015, noche de Cabalgata, Matías cumple un año y medio. Para celebrar su cumplemés 1.6 hemos querido dar un paseo por la ciudad. Oslo nos recibe con un día gris y la sobria decoración navideña aún por retirar en una ciudad que no celebra cabalgata este noche.

     En la catedral de Oslo, la domkirke, Matías ha puesto por primera vez monedas en la hucha de las velas. Para celebrar este medio cumpleaños hemos comido muffins y kanelbolle en la W.B Samson que hay justo antes de llegar al Parlamento. La idea era llegar hasta el Palacio Real pero por la abuela, con calzado poco adecuado para caminar por estas calles heladas de Oslo, nos hemos conformado con verlo de lejos. Mientras comíamos en el Egon, Matías dormía calentito y tranquilo en su carro.

     Ya de regreso en casa, miramos en Canal Sur y TVE las cabalgatas de Madrid, Granada, Almería y Huelva. Para terminar de consolarme me pongo el vídeo familiar de la Cabalgata de Córdoba del año pasado. La primera Cabalgata de Matías y mi primera Cabalgata como padre.

     Como puede verse en la foto de abajo, Matías está precioso, incluso yo me veo mejor que de costumbre cuando lo tengo en brazos. Además, Nathaly hoy, para este día en Oslo, nos ha vestido a los dos con jerseys parecidos. Matías sigue creciendo y pareciéndose un poco a todos según el día, imitándonos a veces y sacando a la luz cosas que heredó de aún no sabemos bien qué genes. Matías ya corre y baila con gracia y soltura, ahora está empezando a dar saltitos. Con la comida hemos hecho grandes progresos: no deja su "mam", pero ya se come un platito de arroz casi el sólo con su cucharita. Su nueva gran palabra-frase de este mes es: "loi, loi, loi", que puede traducirse por: "dame eso, dámelo, lo quiero". Desde ya, tendré que ser un poco más sistemático en esto de apuntar sus cambios y sus descubrimientos, pues ya no es por meses, sino por días que nos sorprende con una nueva habilidad.

     Ya no pone sus manitas en la televisión, pero sigue abriendo todos los cajones a su alcanzo y desperdigando por el suelo todo lo que encuentra dentro. Sabe lo que significa "no" pero no siempre está dispuesto a hacer caso. Lo único a señalar de manera negativa es que en las últimas semanas ha entendido como algo gracioso el meterse la mano en la boca hasta tocarse la campanilla y vomitar incluso, si no nos andamos listos. Por suerte sólo lo hace un par de veces al día. Espero que este "volunto" se le pase pronto.





    Ha sido un buen mes para Matías con mucha familia alrededor, con mucho tiempo en casa y con muchas excursiones que nos curan la rutina de este invierno que sigue sin ser todo lo frío que de él se espera por estas latitudes. 
     Este año los tres Magos de Oriente sólo nos dejaron un pequeño saquito de carbón, carbón dulce, eso sí, para recordarme que, estemos aquí o allá, con Cabalgata o sin ella y sea cual sea la dirección que pongamos en nuestra carta de deseos; es importante que le cuente su historia a mi pequeño, que tengo que esforzarme por enseñarle que la magia existe en lo que le rodea, que los regalos más importantes son los que recibirá sin una bella envoltura y que él también puede ser un pequeño mago regalándole hermosos hechos inmateriales al humilde niño que nació en Belén.

      Con esta noche sin Cabalgata ni roscón se cierra la Navidad de este año. El año próximo quizá con un árbol adornando nuestro salón, Matías volverá a sacar al niño Jesús el día de Navidad, el año próximo Matías, aunque envíe su carta al Polo Norte, empezará a saber de aquellos tres hombres sabios de Oriente que creyeron antes de ver.

     Tu canción para este cumplemés, querido Matías, es Los tres Magos de nuestros amigos del Coro Yerbabuena de Córdoba. 
     


                           


domingo, 4 de enero de 2015

Damtjenn













12 Años de Esclavitud





     Este libro es uno de los mejores regalos que he recibido en estas Navidades, quizá ocupe también (en parte por lo inesperado, en parte por venir de Erik) un lugar en mi lista de los 101 mejores regalos de mi vida.
     Son muchas las formas en las que los padres solemos malcriar a nuestros hijos. Una de ellas es dándoles dinero para que llegado algún día especial, cumpleaños, día del padre o de la madre, Navidad..., compren un regalo para el homenajeado. Siempre he pensado que regalar tiene que ser un acto absolutamente libre, que no se puede obligar a regalar, coaccionar, sugerir o manipular un regalo. Entiendo el regalo como algo excepcional, como ese momento en que nos quebramos la cabeza para encontrar algo que le haga ilusión a quien lo recibe, ponemos empeño es prestar atención, en recordar cosas que dijo, cosas que señaló, deseos que alguna vez expresó la persona a la que amamos para conseguir para ella ese regalo especial. El acto de regalar, muchas veces, genera, más ilusión y endorfinas en la persona que da que en la que recibe. Bastante nos ha enconsertado el capitalismo y el ídolo del comercio con fechas y más fechas en las que se finge celebrar algo para tener una excusa para regalar de forma obligada, coaccionada, sugerida o manipulada; como para que además nosotros nos empeñemos en maleducar a nuestros pequeños desde la edad en la que no conocen el valor del dinero, en la que capitalismo les suena a disparate y en la que no idolatran al comercio.

     En esta Navidad noruega sin villancicos, sin panderetas ni zambombas, sin botellas de anís, ni polvorones, de comida rutinaria y en la que la entrega de regalos se ha convertido en un rito interminable; me emociona que Erik haya gastado de su propio dinero y que haya pensado que este libro era un buen regalo para mí que ando siempre intentando sacar tiempo para ver algunas películas de forma más o menos ordenada, más o menos sistemática.

     En Córdoba la elección no era tan difícil: bastaba comprar el periódico el viernes y ver cuales de los estrenos que según fotogramas correspondían a esa semana habían llegado a nuestra cartelera de provincias. El presupuesto y el fin de semana daba para elegir entre tres y cuatro de los estrenos. La filmoteca programaba una película diaria y editaba una cartulina con la programación de todo el mes en la que yo iba haciendo cruces a los títulos que vería entre semana.
     En Barcelona la cosa se complicó bastante más: llegaban casi todos los estrenos, la filmoteca programaba tres películas diarias y con las clases en el CECC habían aparecido los clásicos imprescindibles que hay que ver. Lo bueno de aquella época en Barcelona era que no tenía que buscar excusas para ir al cine en lugar de abrir los libros y apuntes de Derecho. Igual nunca llegué a ponerme al día con los clásicos y poco a poco fueron dejando de interesarme la mayoría de los estrenos.

     Ahora, en Noruega, veo en casa las películas. Intento hacerme listas que siempre termino saltándome. Intento, sin éxito, encontrar esa tarde o esa noche perfecta para ver un clásico, de aquellos como El Padrino que es una vergüenza reconocer que todavía no he visto. Por eso este regalo de Erik me viene tan bien. Aquí está la lista definitiva, una lista tan subjetiva como la que yo mismo haría, o como la que me hubiera entregado algún profesor del CECC; pero una lista cerrada con una película por página, con la posibilidad de darle un orden a la ya inabarcable tarea de verlo casi todo.  Decido empezar esta lista en orden inverso. La última película del libro, la primera para mí, es 12 años de esclavitud.

 






La película, que ganó varios Oscars, entre ellos los de mejor película, en 2013; adapta la biografía de Solomon Northup, un afroamericano nacido libre en el Estado de Nueva York que fue secuestrado en 1841 en Columbia para ser vendido como esclavo. Solomon Northup, violinista, fue sometido a la esclavitud durante 12 años en las plantaciones de Louisiana.
Magnífica elección para empezar esta lista de 1001 películas que debo haber visto antes de morir.


                 


viernes, 2 de enero de 2015

Dirty Dancing





     Cada inicio de año tengo el mismo dilema: qué primera película del año ver. Reconozco que es un dilema bastante infantil que me lleva a pasar un buen rato pensando y rebuscando en mi colección de películas alguna que sea lo suficientemente significativa para inaugurar el año. Siempre tiene que ser una película que ya haya visto antes (no es cuestión de dejarse llevar por una llamativa novedad y que luego resulte ser un bodrio) y que lleve bastante tiempo sin volver a ver. Puedo pasar horas pensando en esa primera película del año. Después de varias cribas suelo terminar con no más de cinco títulos entre los que tomar la decisión definitiva. La elección siempre es subjetiva, faltaría más. Nathaly, a veces, también participa de este proceso, pero sólo cuando está ya en sus últimas fases.

     Cuando escribo estas líneas, tanto tiempo después de la tarde invernal y de sofá del 2 de enero, me es imposible recordar los motivos por los que, entre Nathaly y yo, terminamos eligiendo Dirty dancing.

     Esta película, querido Matías, se estrenó en 1987. Mamá y yo estábamos en plena adolescencia y esta película se convertiría en nuestro musical de referencia porque era de nuestra época y porque la vimos en el cine (Grease es de 1978, mamá y yo teníamos 6 años cuando se estrenó y, aunque es muy probable que la hubiésemos visto en televisión, no nos afectó sentimentalmente de la misma manera).

     Y eso que la película contiene todos los ingredientes de la perfecta receta americana: chico supuestamente malo y chica tímida, torpe y supuestamente feucha terminan ofreciendo un gran show de baile y dando una bofetada moral a los "viejos". Todo ello en uno de esos, famosos por las películas, campamentos de verano norteamericanos que, al menos yo, no he conocido ni de lejos en la realidad árida de mis verano tojeños.  El caso es que la receta es tan perfecta en su selección de ingredientes, cantidades y tiempo de cocción que, al menos a mí quizá por sentimentalismo y un punto de sensiblería reconocida; me sigue funcionando.
     Algún día, querido Matías, espero que la volvamos a ver juntos y esperaré impaciente para conocer tu opinión.