domingo, 31 de mayo de 2015

Elgrittet



     La semana pasada Nathaly telefoneó a los organizadores de Elgrittet: una carrera ciclista de varias distancias y categorías que tiene lugar por los alrededores de Løken, el pueblo más cercano al nuestro; para intentar venderles un vídeo. La respuesta fue que no estaban interesados en un vídeo, entre otras cosas por no disponer de presupuesto suficiente, pero necesitaban, casi con desesperación, un fotógrafo que cubriese todo el evento. Así que esta mañana de domingo 31 de mayo, una mañana bastante más desapacible de lo que el atardecer de ayer hacía suponer, me toca cambiar la cámara de vídeo por la de fotos. 





     La fina llovizna que cae de manera persistente no me impide tirar y tirar fotos desde una hora y media antes de que se de la salida. Tiro más de 100 fotografías intentando captar la afluencia de publico y participantes al evento. 




     Minutos antes de la salida el cielo decide venirse abajo en forma de tromba de agua (como puede verse en la primera foto de abajo, en la que mi amigo Ole Christian consigue mantener el tipo y la sonrisa a pesar de la que se le está viendo encima). Escasos segundos antes de la salida, el cielo concede una tregua, que yo inmediatamente anote en el haber de D. Bosco; y yo puedo tomar otro buen puñado de fotografías sin riesgo para mi cámara.




     Desde la primera foto de la serie anterior hasta la primera de la que sigue sólo pasan unos 18 minutos. Lo más loco no es ver como ha cambiado el cielo en esos 18 minutos. Lo más loco es la carrera que me pegué de paquete en un ATV para conseguir llegar al siguiente punto marcado en mi planing antes de que lo hiciesen los ciclistas. Después de ponerme un casco en el que parecía misión imposible meter mi cabeza y sobrevivir al primer acelerón que casi me deja tirado de culo en el suelo; me agarré todo lo que pude a la dichosa "moto de 4 ruedas" con una sola mano: la otra la tenía ocupada llevando la cámara. Después de haber grabado desde helicóptero, moto de nieve, tractores varios, lancha, piragua, catamaran y parapente; no me imaginaba que hoy iba a pasarlo tan mal en ese vehículo infernal.
     Después de acelerones varios, más menos mismo número de frenadas al límite y curvas de horquilla; llegamos, no me cabe duda de que gracias a D. Bosco, a destino con varios minutos de antelación.




     De vuelta al ATV.  Esta vez sin hacer el boludo y teniendo las dos manos libres para poder agarrame a la moto y a al chófer. Éste me dice que ahora podemos ir más tranquilos, que tenemos tiempo de sobra para llegar al siguiente punto. Yo le creo. Inocente de mí. Vuelve a conducir como loco y esta vez por caminos de montaña. Efectivamente teníamos bastante tiempo y después más acelerones, frenazos y curvas cerradas me toca esperar más de media hora a que pase el primer ciclista por la zona del bosque en la que lo estamos esperando. A este punto los participantes llegan bastante cansados y más de uno termina de rodillas en el barro.




     Después de otra loca carrera, por fin llegamos al punto de partida que también punto final; y puedo despedirme de mi chófer en el día de hoy. Hago fotos de la llegada, de los participantes y de la entrega de premios. Cuando llego a casa y vuelco las fotos al ordenador me doy cuenta de que han sido algo más de 700 fotos las que he tirado. Se las envío al cliente y poco después recibo un mail en el que dice haber quedado muy satisfecho y que espera poder contar conmigo para el año que viene. No se me puede olvidar pedir un casco más grande.




     Lo peor del día: sin duda el vehículo infernal.



     Lo mejore: que Nathaly haya podido acompañarme y que Matías se lo ha pasado divinamente. Esperamos repetir el año que viene. Seguro que Matías ya puede estrenar bicicleta.










sábado, 30 de mayo de 2015

La confirmación de Christian



     Hoy el día ha amanecido lluvioso. Estaba previsto, pero igual, sabiendo de lo imprevisible de este clima, uno se acuesta pensando que quizá amanezca con un Sol espléndido. Para nada. Todo lo contrario. Amanece con una lluvia abundante y pertinaz.
     Con media hora de retraso sobre el horario previsto (cambios de última hora de camisa, de zapatos, de chaquetas y de pañales) salimos con dirección Flateby. La lluvia, que se empeña en acompañarnos todo el camino, nos regala unos minutos de tregua a la llegada a la Enebakk kirke. Llegamos de los últimos, hasta los familiares que tienen fama de llegar siempre tarde se nos han adelantado esta vez. Tenemos que aparcar bastante retirados de la iglesia, motivo suficiente para agradecer al cielo la contención que nos permite llegar a la iglesia moderadamente secos.




     Me detengo para grabar un poco para el vídeo familiar de hoy. La entrada a la iglesia, por una puerta muy estrecha excavada entre los enormes muros del templo, es caótica. Nathaly, Erik, Kevin y Matías me esperan en las últimas filas y, tras un primer golpe de vista, pensamos que no quedan asientos libres. Por suerte, un amable señor nos conduce hasta las primeras filas. En ellas los asientos más cercanos al pasillo están reservados para los confirmantes, pero el resto puede ser ocupado por los familiares. Es nuestro caso. Kevin, Matías, Erik, yo y Nathaly quedamos sentados en ese orden desde la recia pared blanca del ala derecha de la iglesia. Estamos apretados. Mientras intento, sin éxito, quitarme el abrigo, compruebo que toda la iglesia es un caos de gente intentando encontrar un hueco para sentarse. En mitad del caos nos percatamos de la ausencia de Gissella y Teresa. Mi "yo" competitivo se alegra de no haber sido el último en llegar mientras mi "yo" racional intenta encontrar un motivo para este casi alarmante retraso de la madre y abuela del confirmante Christian. Aparecen por fin y vienen a sentarse junto a nosotros. Ahora sí que estamos apretados. La situación, sobre todo para el pobre Kevin: embutido contra la pared y debajo del púlpito, es casi claustrofóbica. La dureza y rectitud de los asientos hace deseable, casi imprescindible una ceremonia corta, breve, concreta y concisa. 







     Con la situación, por fin, bajo control, cuando todos han encontrado su lugar en esta iglesia terriblemente incómoda para estas ocasiones multitudinarias; entran los confirmantes. Christian es de los primeros y, casualmente, queda ubicado en una de las dos plazas que nuestro banco tenía reservadas para los protagonistas. Después de los primeros minutos ya tengo claro que de ceremonia corta, breve, concreta y concisa, nada de nada. Erik hace lo posible para que Matías esté entretenido y no sea un nuevo factor de caos en el orden recién establecido entre los enormes muros de esta incómoda iglesia.
     Una catequista, quizá de vocación "pelín" frustrada, se empeña en amenizar la ceremonia con su voz.  Gran amante de los musicales, imagino, pone todo su afán en ejercer de solista, pasillo arriba, pasillo abajo, miradita a la derecha, miradita a la izquierda; alargando y alargando la ceremonia y con ello nuestra incomodidad e inquietud. Desconocemos cuánto rato más podrán aguantarán nuestras espaldas, los hombros de Kevin y la paciencia de Matías.

     Casi por sorpresa, llega el momento esperado: los confirmantes se ponen de pie y se dirigen hacia una pequeña abertura, gemela de la entrada, que da acceso al altar. Lo curioso de la situación es que, por el diseño de la iglesia, el momento capital del acontecimiento de hoy queda oculto a los ojos de la mayoría de familiares y amigos íntimos que han tenido a bien abarrotar la iglesia, fastidiarse la espalda y  ser involuntarios espectadores del "Tú sí que vales" particular de la catequista.

 



      A la salida, el cielo, quién sabe si provocado por tanta desafinación, no concedió una segunda pausa. Me tocó una carrerita hasta el coche para evitar que el resto de la familia quedara hecho una sopa. 
     Media hora más tarde llegamos al Thon Hotel Arena de Lillestrøm. La lluvia dejó de ser un inconveniente y las incomodidades desaparecieron: una sala espaciosa, cómodas sillas y comida rica y abundante. Si hay que poner un "pero", pero sólo uno, tengo que decir que la temperatura estaba un poco alta. Lo que sumado al empeño que Erik y yo pusimos en no dar nuestro brazo a torcer ante la lógica de Nathaly: "por qué no os quitáis las chaquetas de una vez?"; provocó que superásemos con creces el consumo recomendado de botellines de pepsi cola. 

     Como es habitual en las confirmaciones noruegas la comida fue amenizada con canciones, discursos, vídeos de fotos, y hasta con la aparición del cuerpo de música al que pertenece Christian. Justo es señalar que alguno de los números musicales resultaron gratamente ingeniosos gracias a la utilización de globos, sillas y bombas de confeti. 




     En realidad tengo que confesar un segundo (y esta vez sí que último) "pero".  Este debido a mi, todavía, bajo nivel de comprensión del idioma y costumbres noruegas, y a la falta de información y coordinación con la hermana de Nathaly. Yo manejaba la información privilegiada de que Gissella se había pasada buena parte de la madrugada anterior haciendo tartas. No el cocinarlas y sí el transportarlas al hotel fue lo que motivó el retraso de Gissella y Teresa. Aprovechando lo del vídeo familiar y con la excusa de hacer unos planitos de la comida, nada más entré en el comedor me acerqué a la zona de las tartas para calcular el hueco que era necesario dejar en el estómago para la hora del postre. Siendo absolutamente sincero tengo que confesar que la visión de las tres tartas que. junto a dos pudines y una fuente de frutas, poblaban la mesa de los postres; me resultó bastante decepcionante. La realidad de una trata de chocolate de gran extensión pero algo flaquita y escasamente decorada, y dos tartas de gelatina de fresa rodeadas con nata; chocaban frontalmente con todo lo que yo había imaginado que Gissella elaboraría para la confirmación de Christian.  Por culpa de la decepcionante tarta de chocolate abusé de las gambas, el salmón y la carne, y por culpa del calor, como ya he reconocido anteriormente, abusé de la pepsi. No obstante y a pesar de dichos abusos, llegado el momento en el que el padre de Christian anunció que quedaba abierto el momento postres y café; no dudé en servirme una generosa porción de la tarta de chocolate. La tarta, que no estaba del todo mal de sabor, sí que estaba seca y dura. Erik, sentado frente a mí, y con una porción más o menos igual de generosa, cruzó una inmediata mirada de "coño, qué está dura la tarta y anda que no nos hemos puesto un buen trozo". Imposible que esa tarta pasara por la garganta sin ayuda de un nuevo botellín de pepsi. 
Llegados a este punto, no dudé en preguntar a Teresa cómo Gissella había podido cometer esa aberración pastelera. La respuesta fue lógica y esclarecedora: "esa tarta no la ha hecho Gissella, las suyas vienen después". 

     Cómo que después? Cuándo es después? Resulta que una cosa es la hora del postre y otra la hora de las tartas. El resultado de esta confusión fue que cuando llegaron las espectaculares tartas de Gissella  mi estómago estaba a punto de estallar. Conseguí forzarlo un poco más y al menos pude probar un trocito insignificante de la "playstationtarta". Riquísima. Después de dejar constancia de mi amarga protesta, convine con Gissella en que para la próxima ocasión se hacía justo y necesario el empleo de un código de señales que me mantuviese alejado mi goloso instinto de postres previos a la traca final. 




     Disfrutamos de una buena celebración, nos reímos bastante, nos hartamos de comer y beber, Matías  corrió, corrió y corrió se tiró al suelo, se subió a las sillas, probó la sandía, se hartó de sandía, se comió un helado y se dedicó a tener intervenciones destacadas en el "momento discursos".
     De vuelta a casa, sale el Sol y presagiamos un buen domingo.




martes, 26 de mayo de 2015

Ancelotti





       Hace pocos minutos se ha confirmado la noticia del cese de Carlo Ancelotti como entrenador del Real Madrid. Todos, incluido el propio Ancelotti, nos lo barruntábamos desde el partido en el que la Juve de Morata nos eliminó de la Champions.
      A pesar de los errores de este año (que haberlos háilos, pero no todos, ni mucho menos, por culpa de Ancelotti), entiendo que este italiano educado y bonachón merecía probablemente terminar su contrato y, seguro, una despedida más acorde con su excelente comportamiento con, para y por el Real Madrid.

     Ancelotti llegó al banquillo eléctrico del Bernabéu con casi todas las encuestas en contra. En seguida se hizo con un vestuario con fama de egocéntrico y conflictivo. En un año natural ganó cuatro títulos, algo nunca conseguido por el Real Madrid en su historia. Batió el récord de victorias consecutivas y tuvo a tiro el récord Guinnes. Pero a partir de enero todo se vino abajo: mala suerte con las lesiones y mala suerte en algunos partidos clave en forma de tiros al palo o penaltis fallados. La suerte es un regalo con trampa que tarde o temprano termina jugando a la compensación. Quizá pagamos este año la factura del minuto 93 del año pasado.
     En el debe de Ancelotti y su cuerpo técnico yo, por mi cuenta y riesgo, que opinar en esto del fútbol es sano y gratis; pongo sobre todo la falta de rotaciones. Quizá con un poquito más de frescura mental y física, de competencia entre los que más juegan y los que lo hacen menos, el resultado hubiese sido otro y la mala suerte no hubiese estado tan presente.

     Pero el caso es que, dándose todo como se dio y teniendo por casi seguro un doloroso triplete del eterno rival; la mayoría de la afición y casi la totalidad de la plantilla deseaban que Ancelotti continuase siendo el entrenador la próxima temporada. En esta cuestión yo también voy con la mayoría. Imagino que con un centrocampista más (cuánto se echó en falta este año a Modric y no estaban ni Casemiro, ni Xabi para suplirlo) y con el doloroso y necesario aprendizaje de deja la derrota, y la factura del mínuto 93 de Lisboa saldada;  la próxima temporada, con Ancelotti a los mandos, hubiese sido mejor que ésta. Suficiente para garantizar uno más de un título.

     Los que mandan no lo han visto así y, sea por capricho o por conocimiento de detalles que a la mayoría se nos escapan, no queda otra que despedirnos del este italiano educado y bonachón que ha sido uno de los nuestros, que ha defendido al Club, a la afición y a los jugadores contra viento y marea, que ha trabajado honestamente, que no se ha quejado nunca, que no ha dicho una mala palabra de nadie, que lo ha ganado casi todo; y que, hace casi exactamente un año, nos ganó a todos los madridistas cantando el Himno de la Décima.



                                   


     Ancelotti ya es historia de mi equipo y parte de mi memoria sentimental. Se despide con este mensaje: "Me quedo con el recuerdo  de dos años fantásticos en el Real Madrid. Gracias al club, a esta afición y a mis jugadores. Hala Madrid y Nada Más". Así se despide un caballero, uno de los nuestros. Dice Ancelotti que no quiere entrenar el año que viene, que seguirá viviendo en Madrid, que recorrerá España y que acudirá al Bernabéu para ver jugar a los suyos.
   
     Dicen que viene Rafa Benítez. Ojalá que, al igual que Ancelotti, se gane un capítulo en este cuaderno virtual, y ojalá que tarde muchos años en escribirlo.


lunes, 25 de mayo de 2015

Carmena / Colau



     Quizá, porque la mía fue la primera generación en 36 años que disfrutó de una infancia en libertad, puede que porque el pesado yugo del franquismo todavía pesaba sobre el cuello y la memoria de nuestros mayores, o tal vez porque la palabra "cambio" era todavía una palabra nueva e ilusionante; recuerdo perfectamente en el patio de mi colegio trinitario los niños hablábamos de política. Y la política ha sido una de las cosas en mi vida en las que he sido auténticamente precoz.

     Sin ser vecino de Madrid, recuerdo la figura, emblemática, de Tierno Galván como la del "alcalde-profesor", hombre culto y de mundo, madrileño y socialista que fue capaz de conseguir ser alcalde de Madrid durante dos mandatos: el primero, en 1979, gracias a un pacto con el PCE; y el segundo, en 1983, con una histórica mayoría absoluta. El 19 de enero de 1986 falleció Tierno Galván siendo todavía alcalde. Madrid, colapsada, le despidió en una multitudinaria manifestación de agradecimiento y afecto.




     La primera imagen que conservo de Pasqual Maragall es del día 17 de octubre de 1986. Se corresponde con la adjudicación de los Juegos Olímpicos del 92 a Barcelona. Desde 1983 hasta 1995 Pascual Maragall fue el triunfal alcalde de Barcelona. A mi llegada a Barcelona, pocos años después, ya había dejado el cargo y se postulaba como candidato a la Generalitat.
     Durante la grabación de los capítulos de la serie El meu avi dedicados a Pere Calders y Josep Pla coincidí con su hija Airy Maragall, una muy buena redactora y una excelente compañera. Fue durante el rodaje de uno de ellos (no recuerdo de cual) cuando tuve la oportunidad de saludar a Pasqual Maragall durante un desayuno en su masía. Era ya, en aquel momento, el Molt Honorable President de la Generalitat de Catalunya.
     Interesado en sus años como alcalde, compré y leí el libro: "La gota malaya: Pasqual Maragall, la obstinación y el poder". El pasaje que más me llamó la atención en esta biografía no autorizada, de los periodistas Luis Mauri y Lluís Uría, fue el relato de como Pasqual Maragall llevó una tarde a una niña a su colegio. Se cuenta en el libro que de vez en cuando el joven alcalde decidía pasar la noche en casa de algún vecino desconocido de algún barrio de Barcelona. Era su manera de tomarle el pulso a la realidad de su ciudad y a las necesidades, anhelos y demandas de sus vecinos. En una de estas visitas improvisadas, después de dormir en el sofá (si no me falla la memoria) y antes de despedirse de la familia, una de las hijas de los dueños de la casa regresó llorando del colegio. Sus amigos la habían acusado de mentirosa por querer convencerlos de que el Alcalde de Barcelona había pasado la noche en su casa. Pasqual Maragall retrasó un poco su agenda y decidió llevar él mismo, por la tarde, a la niña al colegio. Allí con el afectuoso saludo de despedida, la chiquilla quedó feliz y desagraviada ante sus incrédulos compañeros.
   




     En mi penúltima visita a Córdoba, el verano pasado, me encontré casualmente con un antiguo compañero de estudios. Los escasos minutos en los que intentamos resumir cómo nos va la vida dieron para que me confesara que ahora anda metido en política. Molesto con la situación actual, convencido de que su opción era la mejor, se le veía ilusionado. Decía que algo tiene que cambiar. Del viaje que hace poco inició mi antiguo compañero de estudios, hace ya mucho años que yo regresé. Quedé defraudado y molesto con "el cambio" y me fui dando un portazo, sabiendo que había perdido cualquier interés en volver. 

      Y, sin embargo, claro que la política me sigue interesando. Y ayer seguí, con la misma intensidad que seguí los minutos finales de la final de Lisboa, los resultados electorales que, de a poco se iban actualizando y que modificaban en mayor o menor medida el mapa político de mi país. Madrid y Barcelona se erigieron como lo que son: las dos ciudades más importantes de España y en ellas, tan parecidas y tan antagónicas a veces, se libraron las batallas más espectaculares. 

     Pocas horas después de conocer los resultados definitivos, se da por casi seguro que Manuela Carmena y Ada Colau serán las alcaldesas de Madrid y Barcelona. Y yo, aunque alejado de mi país, de Madrid y de Barcelona, de la política… me alegro un montón. Y tanto que me alegro. Recuerdo aquel final de canción de Ismael Serrano: "Que el destino no parió la miseria en la que duermes. Nació de las voluntades de mil hombres y mujeres. Que nada está escrito para siempre". Me alegro de que la voluntad de miles de hombres y mujeres vaya a hacer alcaldesas a Carmena y Colau, mujeres con las manos limpias y en cuya boca la palabra "cambio" vuelve a sonar decente, limpia, ilusionante.

     Ojalá que los próximos días confirmen los pronósticos, ojalá que pasen la escoba y sus manos sigan limpias, ojalá que la palabra "cambio" siga sonando bien, ojalá que cumplan y convenzan y se ganen el afecto de sus vecinos. Ojalá que nunca las vea en los cócteles con los que agasaja y emborracha el capital, ni sentadas en los palcos de los grandes equipos de fútbol de Madrid y Barcelona. 














domingo, 24 de mayo de 2015

La Virgen del Rocío ya entró en Triana



     Este domingo, 24 de mayo, poco después de que María Auxiliadora regrese a su iglesia Salesiana, después de recorrer el barrio; la Virgen del Rocío saldrá a la noche marismeña para ser llevada, entre la multitud, a recorrer su aldea. Coincide, este domingo también de elecciones, el día de María Auxiliadora y el de la Virgen del Rocío. 
     Otro año más que no estamos. Un año más que nos representa mi hermano. A pocas horas de empezar la Semana Santa, se fraguó, entre pizzas y cervezas, en la mini azotea de mi casa en Córdoba; la idea de hacer, en no mucho tiempo, un Camino del Rocío con la Hermandad del pueblo onubense de Manzanilla. Nathaly, convencida por la alegre exposición de un amigo de mi hermano y por ser el "camino" de sólo una par de jornadas; dio su aprobación. Así pues, queda convenido que alguno de los próximos años pondremos empeño en tomar vacaciones coincidiendo con El Rocío y con Matías, con mi hermano, puede que con mi madre, puede que también con Kevin y, quién sabe, si hasta Erik se apunte; haremos el "camino" desde y con Manzanilla. 

     La verdad es que, de haber estado este domingo en Andalucía, hubiésemos hecho un extraño "camino" con vuelta antes de tiempo y final en Córdoba, en el patio de mi colegio y las calles de S. Lorenzo. 
      Paso, sim embargo, este domingo 24 de mayo, lejos de María Auxiliadora, del Rocío y de las urnas. Lo paso grabando en la iglesia de Bjøkelangen el primer capítulo de un proyecto personal del que iré escribiendo, de a poco, en futuros capítulos. 






     El lunes, 4 de noviembre de 2013, publiqué un capítulo en este cuaderno virtual titulado: Camino del Rocío. Contaba, aquel 4 de noviembre de 2013, que acabábamos de terminar una nueva mudanza y que lo celebrábamos viendo otra vez esta película de Carmen Sevilla, Paco Rabal y Arturo Fernández, dirigida por Rafael Gil en 1966. Comentaba también que, aunque sería muy difícil de conseguir, me gustaría leer algún día la novela de Alejandro Pérez Lugin y José Andrés Vázquez en la que se basa la película.

     En diciembre de 2013, pocos días antes del bautizo de Matías, en la puerta del Gran Teatro de Córdoba, antes de un glorioso concierto de Carlos Núñez; mi amigo Fernando me entregaba la novela deseada, conseguida en alguna tienda online de segunda mano. Guardé el librito, cuya imagen ilustra este capítulo, y me reservé su lectora para la semana previa al Rocío del 2014. Con algunos cambios, creo recordar de no mucha importancia, la película se ajusta bastante a la novela original. Reconozco que algunos pasajes me costó bastante entender el habla en la que se expresan los protagonistas. En general disfruté de su lectura y añoré, como cada año que va pasando, no poder estar haciendo el camino. Ahora el librito que me regaló mi amigo Fernando descansa en un hueco especial de mi modesta pared-librería comprada en Ikea. Allí descansa, junto a una edición de la Biblia de L.A. Schökel y Juan Mateos, una hucha de cerámica con la imagen de la Virgen que Erik nos regaló para que ahorrásemos  para el futuro "camino" y un azulejo precioso de la Virgen que nos regaló mi hermano; esperando que cuando un día, confío no muy lejano, confirmemos que tenemos vacaciones, pasajes y hueco en una carriola de Manzanilla; yo le dedique una relectura o Matías empiece a extraviarse gustosamente por los recovecos de nuestra manera de ser y hablar.




   

viernes, 22 de mayo de 2015

Bollywood Festival Norway 2014







     El año pasado recibí, por sorpresa, la llamada de Nasrullah Qureshi: un productor pakistaní afincado en Lørenskog, donde organiza cada año el Bollywood Festival Norway. Grabar uno de estos festivales (en el año 2009) fue el primer trabajo remunerado que tuve en Noruega. Me encargué de grabar y editar un largo resumen del evento.
     Los dos años siguientes volví a grabar un par de jornadas, pero sin encargarme ya de la edición. De vez en cuando coincidía con Nasrullah en la grabación del Día de Pakistán en Oslo. Nos saludábamos cordialmente y no hacíamos mención del Bollywood Festival.

     El año pasado, por sorpresa, Nasrullah me llamó, me invitó a su casa, elogió largamente mi trabajo y lamentó los años en los que no habíamos trabajado juntos. Las fechas de grabación quedaron fijadas en mi agenda y en una llamada posterior terminamos concretando que editaría un resumen de cada evento, el concierto estrella al completo y un showreel.

      Así pues, el 4 de septiembre me presenté con mis dos cámaras y con mis pesados trípodes en la Kulturhus de Lørenskog. Por suerte ahora todo el Festival se desarrolla en este mismo lugar, donde todo son ventajas. No hay que ir a diferentes lugares de Oslo, la madre de Nathaly vive a pocos minutos caminando, no hay problema para aparcar y el lugar es óptimo para grabar.




     El Bollywood Festival es realmente un acontecimiento importante en Lørenskog. A él acuden autoridades y destacadas estrellas internacionales que causan auténtico entusiasmo entre sus fans. Como todo buen festival que se precie, el Bollywood Festival no puede prescindir de una alfombra roja y un photocall previo al show de inauguración.




     El segundo gran evento del Festival es desfile de moda. Reconozco que este año me sorprendió muy gratamente. Tanto el escenario como los diseños mostrados tenían un nivel muy superior a lo que recordaba del Festival de 2009.




     Sin duda, el plato estrella de la edición de este año era el gran concierto del domingo, 7 de septiembre, con el Dr. L. Subramaniam como gran protagonista y con la participación de Øystein Baaksvik, quien, como ya sabrán los fieles lectores de este cuaderno virtual, está considerado el mejor solista de tuba del mundo.
     El concierto fue largo, pero reconozco que mereció la pena esperar a la presencia en el escenario del genial violinista. Su música me impresionó y me hizo disfrutar enormemente moviendo la cámara en torno a su figura.




     Durante el Festival es muy difícil poder hablar con mi amigo Nasrullah. Anda de acá para allá siempre ocupado en la organización del evento y saludando a las autoridades, actores, actrices y músicos presentes. Me consta que andaba algo preocupado viéndome solo, al cargo de dos cámaras y grabando desde una posición alejada del escenario.

     Su preocupación se disipó inmediatamente cuando recibió la edición de los resúmenes. Al concluir el trabajo, nos reunimos un día en mi casa. Volvió a felicitarme efusivamente por mi trabajo y quedamos en intentar tener una tercera cámara para el próximo Festival.

     Estos días, coincidiendo con la promoción del Bollywood Festival 2015, el showreel del año pasado ya está disponible en la web del Festival y, vía mail, Nasrullah y yo ya hemos agendado las fechas de grabación para el Festival de este septiembre.



                            

jueves, 21 de mayo de 2015

La Vuelta



     Desde pequeño me gusta ver deportes en la televisión. Guardo preciosos recuerdos de estar sentado junto a mi padre viendo partidos de fútbol, de baloncesto, de tenis y madrugando para ver carreras de motos. De pequeño también me gustaba jugar a casi todo: al fútbol, por supuesto;  pero también al baloncesto, al balonmano, al tenis, hasta al béisbol jugábamos en mi calle. Ahora sólo los veo por televisión. Lástima. Seguro que Matías consigue sacarme de este letargo deportivo y, a otro ritmo, vuelvo a darle algunas patadas a la pelota. 

     Uno de los deportes que más disfrutábamos, viendo juntos mi padre y yo, era el ciclismo. Tanto que mi padre se compró una bicicleta de carreras y juntos hacíamos unos cuantos kilómetros en los fines de semana y en las vacaciones de verano. En aquellos primeros años de nuestra afición ciclista las hazañas de Perico Delgado o Indarain eran inimaginables y las de Ocaña y Bahamontes un lustroso pasado, en blanco y negro, que me era ajeno. 

     Yo debí aficionare al ciclismo en el año 83. Mis primeros recuerdos están asociados al equipo Zor, a Alberto Fernández y Javier Mínguez. Imagino que en mi mentalidad infantil la idea de deporte estaba asociada necesariamente a la de elección y fidelidad a unos símbolos, a unos héroes. No sé en base a qué en el ciclismo me decanté por el equipo Zor y por Alberto Fernández corredor combativo, modesto y de prometedor futuro. En el año 84 Alberto Fernández murió a consecuencia de un accidente de tráfico. Fue la primera vez que fui consciente de que los héroes del deporte son igual de frágiles frente a la vida. Hasta que desapareció seguí siendo del Zor y en el año 86 celebré la victoria de Álvaro Pino en "la Vuelta". Después del Zor sólo seguí a los ciclistas españoles fuesen del equipo que fuesen. Así en el 88 me emocioné junto a mi padre viendo Perico Delgado ganar el Tour de Francia y en el 91 viendo nacer el mito de Indurain. 

   




     La Vuelta ciclista a España era, para mi padre y para mí, mucho más que una carrera ciclista de tres semanas. Representaba la posibilidad de asomarnos a los paisajes del Norte, a los Pirineos y los verdes valles de Euskadi, Cantabria y Asturias con su mítica etapa de los Lagos de Enol, vistos desde el helicóptero o desde las motos que acompañaban al pelotón. Soñabamos, mi padre y yo, con visitar algún día esos paisajes y, quizá, poder ver una etapa de "la Vuelta" a pie de carretera.

     El 4 de mayo de 1992, mientras mientras el pelotón de "la Vuelta" rodaba desde Lleida a Pla de Beret y yo espera sentado en el sillón, dando alguna cabezadita, a que llegara mi padre y termináramos de ver la etapa juntos; sonó el teléfono y con ese timbrazo abusador se rompieron un montón de sueños, y descubrí que mi padre, mi único héroe de verdad, también era frágil frente a la vida. 

     Nada fue lo mismo desde aquel día. El ciclismo no fue una excepción. Apenas celebré los siguientes  Tours de Indurain. Hasta llegué a aburrirme de verle ganar en París. Y así, entre casos y casos de dopaje, fui perdiendo todo el interés en el ciclismo. Hola la vuelta ciclista a Noruega pasa por mi pueblo. Todavía se me hace un poco raro eso de referirme, hoy, a Bjørkelangen como mi pueblo. 




     Y aquí estoy, hoy ya definitivamente más padre que hijo, con mi pequeño en los brazos, esperando para ver, por vez primera, una etapa ciclista a pie de carretera. Tantas ganas que teníamos de ver el Norte que la vida me acabó trayendo a habitar un un paisaje mucho más al norte de los verdes valles de Asturias. Feliz de empezar a acostumbrarme a que mi pueblo sea Bjørkelangen. 




     Ni cinco segundos tardó el pelotón, en una etapa llana, en pasarnos totalmente. Mucho más duró el show previo de coches de policía, de televisión y de radio y motos y más motos que abren camino al paso de los ciclistas. Matías disfrutó viéndolos pasar. Ojalá que le guste ver deportes conmigo, ojalá que le guste el ciclismo. Si así es, reciclaremos antiguos sueños y quizá un día viajemos al Sur para ver, a pie de carretera una etapa de montaña, una subida a los Lagos de Enol o al Col du Tourmalet.




martes, 19 de mayo de 2015

El curioso caso de Benjamin Button






     Hace ya un buen montón de años acudí junto a mi amigo Fernando a la Filmoteca de Córdoba con la intención de ver la película de John Ford: La taberna del irlandés. Pocos minutos antes de la hora de inicio, la carrerita del director de la Filmoteca por el patio de butacas no presagiaba nada bueno. Disculpándose con vehemencia, el director de la Filmoteca nos comunicó que debido a un error lamentable -no se sabe de quién- la copia de la película había llegado en V.O pero sin subtítulos en castellano. Creo recordar que fueron poco los valientes que abandonaron la sala, asumiendo implícitamente su escaso nivel de inglés.
     Fernando y yo nos miramos y decidimos quedarnos. Fernando asumiendo explícitamente que no se iba a enterar de casi nada y suponiendo que yo sí podría entender los diálogos. La realidad es que yo no era tan optimista en cuento a mi propio nivel de inglés como mi amigo Fernando. El resultado del experimento fue mucho peor de lo que las previsiones más pesimistas auguraban. Fernando no se enteró de nada y yo tampoco. Salimos tan frustrados de la sala que no nos quedó otra que pasar la noche compartiendo confidencias y copas de fino.

     Muchos años después tengo que reconocer que mi oído no es nada fino. A veces incluso tengo problemas para entender las canciones de Manolo García. Puedo leer textos en inglés (con obvias lagunas de vocabulario) puedo hacerme entender y si me hablan a una velocidad normal y, preferiblemente, alguien cuya lengua materna no sea el inglés; hasta podemos tener una conversación decente. Pero sentarme a ver un programa o una película en inglés es misión casi imposible. Tanto que, a veces me es más fácil leer los subtítulos en noruego en lugar de escuchar.

     Hace unos cuantos años (bastantes menos de los de nuestra aventura con La taberna del irlandés), viviendo ya en Noruega, decidí ver con la familia El curioso caso de Benjamin Button sin importarme que sólo la tuviésemos en V.O sin subtítulos. El resultado de este segundo experimento fue tan desalentador como el del primero: mientras Nathaly, Erik y Kevin seguían la película sin problema, yo luchaba por entresacar palabras. El resultado de tan penoso esfuerzo fue un par de cabezadas que enviaron la película al limbo donde descansan las películas que dices haber visto pero de las que no recuerdas casi nada.

     Hoy, mientras Matías está en la guardería y el ordenador trabaja solo codificando un vídeo, me siento en el sofá con un café caliente y decido darle (ahora que tengo una versión doblada) una nueva  oportunidad a Benjamin Button. Conste desde ahora mismo que no me apasiona ver películas dobladas, que lo que prefiero siempre es verlas en V.O. con subtítulos; pero que, explicado lo de la famosa taberna del irlandés, a falta de subtítulos…

     Empieza la película y recuerdo el prólogo. Es muy bueno, de lo mejor de la película. Es un pequeño cortometraje insertado como un primer punto de reflexión. La presencia de este prólogo, ajeno a la historia principal contamina para bien toda la trama, que se basa en un pequeño cuento de F. S. Fitzgerald. Consigue David Fincher, partiendo de un supuesto científicamente imposible, construir una película verosímil.
     Quién elegiría nacer viejo a cambio de un cuerpo joven que acompañase la madurez mental? Me decía un conocido del pueblo de, más o menos mi edad, que a él no le gusta verse en la pantalla porque la imagen que sigue teniendo de sí mismo es la imagen de cuando tenía alrededor de 20 años. No nos pasa un poco eso mismo a todos?
     El hilo que cose las edades del curioso Benjamin Button es una buena historia de amor en la que, sin embargo, a ratos pierdo el interés. La película es también la historia de una confesión tardía. La hija de Benjamin Button descubre quien es su padre gracias al diario que éste dejó escrito.
     Descubro en Benjamin Button sentimientos propios que tiene que ver con mi hijo y el tiempo, con el tiempo que compartiremos, con su futuro camino a la plenitud y mi inevitable camino en decadencia. Imagino que es un pensamiento inevitable, tan inevitable pensar en ello como inevitable es lo que la vida, ingobernable, innegociable, imprevisible nos tenga reservado en su transcurso.
   



                                

lunes, 18 de mayo de 2015

Røst 4 (Drammen)



    El domingo 26 de abril, cerca del mediodía, salimos de casa don destino Drammen; una ciudad cercana a Oslo en la que yo no había estado y que mamá aseguraba era muy, muy fea. De Drammen yo sólo conocía el nombre que era la ciudad de Martin Ødegaard.
     El día está soleado y Matías duerme casi todo el camino. La monótona, pero imprescindible, voz del GPS nos conduce en el tiempo previsto a la puerta de la Iglesia de Drammen en la que Røst da su último concierto de esta temporada que coincide con la última fecha de grabación.
     La iglesia está a la entrada de Drammen, pero por lo poco que puedo de sus calles y de los alrededores de la Iglesia no estoy de acuerdo con Nathaly en lo de que esto era muy, muy feo. Nathaly rectifica y me dice que en realidad no sabe de dónde sacó o quién le contó que esta ciudad era tan, tan fea. En las fotos de abajo, las pocas que tuve tiempo de hacer, puede verse que el lugar en realidad es bien bonito.








     Matías sigue durmiendo en el coche mientras yo empiezo a sacar mi material para llevarlo al interior de la iglesia. Después de saludar a Olav empiezo a pensar cuál es la mejor ubicación para las tres cámaras con las que grabaré el concierto. Mientras me voy recorriendo la iglesia, veo que Matías ya ha despertado y dibuja y juega con Nathaly en un rincón que ésta, como casi todas las iglesias en Noruega, tiene habilitado para los más pequeños. Después de muchas idas y venidas, por fin, decido los tres lugares en los que colocaré las cámaras: un plano general desde la galería de arriba, la Go Pro con un plano lateral y la mía en el pasillo central.
      El ensayo general se prolongo hoy más de habitual y cuando termina apenas me queda tiempo para hacer las entrevistas a los chicos y grabar cuatro recursos previos. Las entrevistas con Tanja y Øystein Baadsvik, considerado probablemente el mejor solista de tuba del mundo, y al que escucho y grabo por segunda vez en pocos meses.
    Comienza el concierto con moderado éxito de público y, poco más de una hora más tarde termina con una ruidosa ovación. Antes de desmontar todas las cámaras y ver como lo han pasado Nathaly y Matías, entrevisto a Tanja y a Øystein. Tanja,  muy orgullosa del resultado de todo el año, señala que éste ha sido, sin duda, el mejor concierto de la temporada y que espera todavía más para el año próximo. Øystein comenta que ha sido un placer tocar con estos jóvenes músicos y que le asombra su gran nivel.
     Guardo las cámaras lo más deprisa que puedo y Nathaly me dice que Matías se portó muy bien, que escuchó con atención, que bailó y que sólo en la parte de la tuba se aburrió un poco e hizo un amago de protesta.
     Abandonamos la ciudad de Drammen por un lugar distinto al que entramos y nos mantenemos en la opinión de que merece la pena regresar a pasar un día y recorrerla tranquilamente. De camino a casa terminamos el día parando en un McDonalds.

     Dejo aquí el último vídeo del proyecto Røst. Cerrado este proyecto confiamos en que el cliente haya quedado satisfecho y más pronto o tarde volvamos a trabajar en un proyecto similar.


                            



domingo, 17 de mayo de 2015

La novena



     Este domingo 17 de mayo empieza temprano para mí. Poco antes de las 6 de la mañana ya estoy en pie, preparando las cámaras para empezar a grabar un proyecto personal en el que tengo depositadas grandes esperanzas. Pocos minutos después de las 6 de la mañana una camioneta de jóvenes "russ" se presenta en casa de nuestra vecina para despertar con gritos y música atronadora a la tía de una de ellas. Los vecinos no son los únicos que despiertan sobresaltados. A Kevin no le hace ni pizquita de gracia que lo hayan despertado así poco después de las 6 de la mañana. Nathaly me recuerda que el año que viene Erik, que al parecer sigue durmiendo (su dormitorio es el más alejado de la casa de la vecina) tendrá su mes de "russ" el año próximo y que, quizá, sean él y sus colegas quienes, con gritos y música atronadora, despierten involuntariamente a nuestra vecina.

     Pocos minutos antes de las 7 de la mañana me presento en casa de Dag, el primer protagonista de mi proyecto, para grabarle colocando la bandera de Noruega en su terraza. El día está asqueroso. Cielo gris y lluvia molesta y pertinaz. Grabo a Dag tocando con el cuerpo de música del pueblo y cantando el himno nacional de Noruega en la iglesia. El proyecto ya está en marcha y, el día, aunque asqueroso, ha empezado bien. 

     Matías todavía no es consciente de que hoy es el Día Nacional de uno de sus países (de momento tiene tres, la vida dirá, si en su devenir, le regala alguno más). Nathaly y Erik lo han llevado, bien protegido de la lluvia, en su carrito. Hoy no era día para subiese a la carreta de la guardería. La presencia de la lluvia y de algún niño, según Nathaly, bastante salvaje, lo desaconsejaban. El año que viene, si Dios quiere, Matías estará ya un poco más crecido y, tal vez, sea él quien vaya saltando sin parar y agitando peligrosamente la bandera noruega en la carreta de su guardería. 
     A Kevin como alumno de 7 Klasse le ha tocado abrir el desfile y llevar una de las banderas grandes. 

     Terminado el desfile, con unos niños ya demasiado grandes para querer participar en los juegos que este año acoge el polideportivo por culpa de la lluvia, y otro demasiado pequeño para poder participar; los mayores se van a comer a casa de su padre y, mientras Nathaly cuida del más pequeño, yo preparo una comida digna de este Día Nacional de Noruega. 

     Pensando en la imágenes que he grabado, en la entrevista por hacer la semana próxima, en los personajes a los que ya tengo decidido proponer su participación en mi película y en los perfiles de los que me faltan; llega la hora del partido. Por tercera vez consecutiva el R. Madrid de baloncesto llega a la final de la Final Four de la Euroliga. Las dos veces anteriores salió derrotado. Esta vez la final es en Madrid y el rival un viejo conocido. Contra Olympiacos ganamos la octava hace ya 20 años y contra Olympiacos perdimos la final de hace dos años. 

     El partido avanza, con menos sobresaltos de lo previsto hacia la foto de abajo. El R.Madrid, con todo merecimiento, vuelve a ser el Campeón de Europa. Veinte años de esos que según el tango no son nada, el R. Madrid vuelve a alzarse con el trofeo más prestigioso de mundo después de la NBA. Lleva esta NOVENA copa para hacer justicia baloncestística a un grupo de jugadores, a un entrenador y a un grupo de directivos que hace tiempo lo merecían. Se hace justicia con una idea de baloncesto en el que la garra, la pasión y la velocidad son sus señas de identidad. 
     Me reclino en mi silla y miro a mi pequeño que duerme en el sofá. Matías todavía no sabe lo que es el baloncesto pero confío en que el R.Madrid nos dé muchas oportunidades de ver finales juntos. A veces tocará perder y a veces ganar, pero ojalá que en la derrota y en la victoria siempre nos sintamos tan orgullosos como yo me siento hoy de este colectivo de técnicos y jugadores. 
     El baloncesto llega al rescate para que un madridista como yo no tenga hoy ningún problema en digerir que una hora antes de la llegada de esta NOVENA, el Barça acababa de ganar su Liga número 23 en el Vicente Calderón. Qué cosas tiene el deporte! El año pasado la ganó el Atl de Madrid en el Camp Nou. Intuyo que el año próximo nos toca a nosotros. En cualquier caso, por méritos propios y deméritos nuestros tan merecida es la Liga del Barça como la NOVENA del Madrid. Enhorabuena, por tanto a los amigos "culés" que lean este capítulo. 




     La base de este equipo maravilloso la forman cuatro jugadores nacionales: Sergio (el increíble) Llull,  Sergio (Chacho) Rodríguez, Rudy Fernández y Felipe Reyes. Jugadores fundamentales durante toda la competición que no han tenido el papel más destacado en este Final Four. En este fin de semana de competición veteranos y recién llegados este verano Gustavo Ayón y Andrés (el Chapu) Noccioni han sido los jugadores más brillantes. Con todo merecimiento "el Chapu" ha sido, por su entrega, coraje y clase, elegido el MVP (jugador más valioso) de la Final Four. También han tenido aportaciones destacadas en momentos puntuales de la semifinal y de la final Carroll, Rivers y Maciulis. Todos ellos junto a Slaughter (madridista de por vida), Mejri, Bourousis y Campazzo forman un grandísimo E-QUI-PO.

     En la foto de abajo, destacando entre el confeti propio de la celebración, el gran capitán, Felipe Reyes, un cordobés de 35 años y que con sólo 2.04 de estatura y un corazón que no le cabe en el pecho es capaz de dominar los tableros, rebotear y anotar como ningún otro pivot. Qué suerte para todos los madridistas que la NBA no supiera descubrirlo.





      Decía un emocionado Pablo Laso al final del partido que su único mérito ha sido el de hacer un equipo. Decía también que el primero en felicitarle había sido Darden, un jugador que el año pasado jugaba con nuestra camiseta y hoy era rival. Leo que Mourinho llamó a Florentino Pérez para felicitarle por este NOVENA tan esperada y trabajada. Leo que a Mourinho se le ha visto en Londres especialmente feliz por este triunfo de la sección de Baloncesto y por el de su amigo Pablo Laso en particular.
     El año pasado, contra pronóstico, el R. Madrid caía en la Final contra el Maccabi Tel Aviv. La derrota, inesperada, sumió al equipo en una profunda depresión que le arrastró a perder la Liga ACB contra el Barcelona. Injustamente se señalaba a Pablo Laso como culpable y todo apuntaba a su destitución. Pasado el calentón de las derrotas, imagino que alguien supo mantener la calma y valorar el trabajo del bueno de Laso más allá de los títulos conseguidos (más que suficientes)  y las decepciones (en forma de 2 Finals Four perdidas) acumuladas. Sin hacer mucho ruido el equipo se retocó y Pablo Laso siguió al mando. Hoy celebramos este trofeo máximo que se une a la Súpercopa y a la Copa ya conseguidas y soñamos con ganar la Liga. Cuánto me alegro por este buen tipo nacido en Vitoria.
     Ojalá que el ejemplo de Laso sirva para mantener a Ancelotti (el que nos trajo la Décima y cantó apasionadamente el Madrid y nada más) al mando del equipo de fútbol. Un equipo que con algún pequeño retoque y la experiencia adquirida por Carletto (de las derrotas se aprende mucho más que de las victorias) seguro que el año que viene también mejora los resultados de esta temporada.





miércoles, 13 de mayo de 2015

San Matías



     La pintura de abajo, querido Matías, es un óleo de Rubens, pintado sobre una tabla de 107,2 cm x 82,5 cm, que representa al Apóstol San Matías y que se conserva, no expuesto, en el Museo del Prado.
En la web del Museo aparece la siguiente información:

realizado probablemente para un miembro de la nobleza flamenca deseoso de evidenciar su fidelidad al catolicismo. Rubens, uno de los principales creadores de imágenes de devoción que exaltaran los dogmas católicos, potencia aquí la idea de sacrificio y entrega de los protagonistas, al representarlos con instrumentos relacionados con sus respectivos martirios. Pintada al poco de volver de Italia, el artista se inspira en la escultura clásica y en la pintura de Miguel Ángel y de Caravaggio. La fuerza física que muestran las figuras sirve como metáfora de su valor moral y firmeza, mientras que la luz, muy dirigida y contrastada, ayuda a enfatizar el valor de la determinación y seguridad demostrada por estos santos.La serie, que conoció un éxito enorme y fue copiada varias veces, pasó por diversas colecciones privadas antes de ser obtenida por el duque de Lerma. Los cuadros que forman el apostolado entraron en la Colección Real en el siglo XVIII.





     Pero no es al Apóstol Sas Matías, querido hijo, a quién debes tu nombre. De hecho mamá y yo, cuando decidimos llamarte así, ni siquiera sabíamos de su existencia. Fue tu tito y padrino quien, pocos minutos después de conocer cómo te llamarías nos contó que Matías, como se recoge en Hechos de los Apóstoles (Hechos 1, 21-26) fue el apóstol número trece, quien sustituyó a Judas Iscariote. Matías cumplía los requisitos de haber sido testigo de la resurrección de Jesús y pertenecer al grupo de sus seguidores desde el bautizo en el río Jordan a manos de Juan el Bautista. Se propusieron dos nombres para la elección: José, por sobrenombre Barsaba, llamado Justo y Matías. Se pronunció una oración dirigida al Señor para que manifestase su voluntad acerca de la elección del nuevo Apóstol y la suerte o la providencia señaló a Matías. 
     
     Pero, como te decía, querido Matías, mamá y yo elegimos tu nombre antes de tener noticias del Apóstol. Mamá y yo decidimos que te llamarías Matías porque su significado es: regalo de Dios. Y no podemos imaginar un regalo más maravilloso que tu día a día junto a nosotros. 

     En Noruega, a diferencia de España, no hay tradición de celebrar el "día del Santo". Así pues, lo normal aquí sería que cada 14 de mayo nos pasase desapercibido. Sin embargo, eso de tener un papá español tiene algunas ventajas y ésta de celebrar el día de tu Santo es una de ellas. 
     La fiesta de hoy en realidad ha sido improvisada. Mamá y yo no teníamos intención de celebrarte este día hasta que no tengas la edad suficiente saber qué es una fiesta y porqué ésta es en tu honor, o por tu nombre. Quizá el año que viene. Pero el caso es que los tíos de mamá, Waleska y Terje la semana pasada nos propusieron aprovechar la festividad de hoy (este año el día de San Matías coincide con el Kristi himmelfartsdad, o lo que es lo mismo el Día de la Ascensión de Jesús) para ir de compras a Suecia. Una cosa llevó a la otra y como decidimos parar en casa a la vuelta  para tomar un café. Mamá y yo acabamos comprando una tarta para acompañar y celebrar tu Santo por primera vez. 

     De esta manera la tradición ya queda fijada y a partir de éste lo celebraremos cada año. De hecho, teniendo en cuente que tu cumpleaños es el 5 de julio, fecha complicada para celebrar un cumpleaños con tus futuros amigos de colegio; mi idea es que los 14 de mayo sirva para esto. Por el momento, querido Matías, mamá no está muy convencida de esta idea. Igual, en familia o con tus futuros amigos, intentaremos hacer de cada 14 de mayo un día especial para ti.


 


     Después de los primeros apuntes de tu tito-padrino, mamá y yo buscamos más información sobre el Apóstol San Matías. Descubrimos que en la ciudad alemana de Trier (o Tréveris en español) se encuentra la abadía de San Matías, donde cuenta la tradición que Santa Elena ordenó llevar las reliquias del Apóstol. Algún año, querido Matías, coincidiendo o  no con su día y el tuyo, viajáremos a Trier para visitar una ciudad que, leo, es bastante hermosa y la abadía de San Matías en especial.