sábado, 27 de septiembre de 2014

Beautiful Girls



     Durante un tiempo, querido Matías, tuve la suerte de poder ir al cine 4 ó 5 veces a la semana. Fueron años poco felices, años en los que viví contando y contándome piadosas mentiras que, en el estado de letargo en que me encontraba, logré creerme sin mucha dificultad. Alguno podrá decir que la penumbra de las salas de cine facilitó y dilató mi letargo; yo, intentando ser sincero conmigo mismo,  soy más de la opinión de que fueron las películas las que consiguieron despertarme.
     Durante ese tiempo, aunque había conseguido convencer a tu abuela Matilde de que nos abonásemos a Canal+, no me gustaba ver películas en la televisión. Comparada con el cine, la pantalla me parecía ridículamente pequeña; comparado con el cine, el salón de casa era como una discoteca de ruidos a todo volumen. La utilidad del "plus" quedaba reducida a la grabación masiva de películas en cintas VHS y a velocidad LP para que en una cinta de cuatro horas entrasen cuatro películas. Ahora es fácil decir: cuánto plástico desperdiciado; pero en aquel tiempo los discos duros para conectar directamente a la televisión eran algo inimaginable. Grababa películas y las almacenaba sin verlas. Grababa sobre todo clásicos, películas que no había visto y que había que ver, películas con la etiqueta de imprescindibles; las grababa pero no las veía porque confiaba en que, en algún momento, las programaría la Filmoteca de Andalucía y así podría verlas, por primera vez para mí,  en la pantalla enorme de la sala Val del Omar de la Filmoteca de Andalucía.

      El salón de nuestra casa de Bjørkelangen es más tranquilo que el salón de la casa de la abuela en Córdoba y la televisión es considerablemente grande; por supuesto no es como una pantalla de cine, pero comparada con la televisión cuadrada de hace veinte años resulta enorme. Además, el cine más cercano está en Lillestrøm, a media hora de casa en coche, y el precio es realmente caro. Ahora, querido Matías, voy poco, muy poco al cine; casi todas la películas que veo: las muy malas, las malas, las regulares, las buenas y las imprescindibles, las veo en el salón de casa.




     Hace un par de semanas, en una de nuestras mañanas juntos, volví a ver una película de aquellos días de cine y poco más. Para mí es una de las imprescindibles. Un brillante retrato generacional donde ellas más que "beautiful girls" son chicas inteligentes. Ellos, por contra, son más bien torpes; tan torpes como lo era yo cuando buscaba refugio y respuestas en la oscuridad de los cines de Córdoba. 

     Desde hace tiempo le dedico algunas capítulos de este cuaderno virtual a algunas películas. Los motivos: el miedo a que un fallo en la memoria las borre de mi recuerdo y el deseo de compartir contigo, querido Matías los recuerdos de quien fui mientras me iba haciendo y los recuerdos de los años que tienen que ir pasando hasta que podamos sentarnos juntos en el sofá de este tranquilo salón de Bjørkelangen, apagar las luces, encender un par de velas y la pantalla de una nueva televisión, quizá inimaginable hoy, para ver alguna de las películas imprescindibles que de a poco iré anotando en este cuaderno. 



                                      

viernes, 26 de septiembre de 2014

Lágrimas en la lluvia



     Yo soy fan de Rosa Montero. Mamá, querido Matías,  tuvo una mala experiencia con el único de sus libros que ha leído y desde entonces está muy poco receptiva a la idea de darle una segunda oportunidad.
     Yo soy fan de Rosa Montero, además de por lo mucho que gustan sus libros, porque tuve la oportunidad de conocerla una tarde desaborida, creo recordar, en Madrid. Fue durante la grabación de mi último programa como cámara: el Noms de Montserrat Roig. De nuevo con Uri García como realizador y con Gerard Farré, en lugar de Airy, como guionista. De nuevo, también, un rodaje plácido, relajado, tranquilo, casi entre amigos. 
     Antes de empezar la grabación del programa, tengo que reconocer que ni siquiera me sonaba el nombre de Montserrat Roig. Sí que conocía a Rosa Montero. Había leído uno de sus libros: La hija del Caníbal. Recuerdo que me había gustado su novela. Pero fue después de aquella entrevista en su casa, en Madrid, hablando de Montserrat Roig, y después de leer La loca de la casa; cuando me hice fan incondicional de Rosa Montero. 
     Guardo el recuerdo de una mujer menuda, amable, alegre, vivaracha; me atrevería a decir. Una mujer que durante más de una hora habló con sinceridad y pasión de una amiga y compañera de profesión a la que la muerte le arrebató la posibilidad de escribir, probablemente, lo mejor de su obra. 
No sé si ellos también se hicieron incondicionales de Rosa después de aquella tarde, pero recuerdo que en el taxi y el avión de regreso a Barcelona, los tres comentamos que, la amabilidad con la que nos atendió y la sinceridad con la que contestó a las preguntas, nos había sorprendido y había propiciado una entrevista fácil de grabar y muy interesante de escuchar.

     Por si alguno de los familiares y amigos íntimos que lea este capítulo tiene la curiosidad de ver el programa Noms dedicado a Montserrat Roig, dejo aquí el siguiente enlace.




     Desde entonces compro cada uno de sus libros, y en la modesta biblioteca de casa ocupa un lugar propio en una de sus estanterías. 








     De Lágrimas en la lluvia, encontré este pequeño vídeo en el que ella misma lo comenta. Sólo añado que mientras lo leía, recordaba secuencias de Blade Runner, y que cuando lo terminé apunté en mi agenda mental la necesidad más o menos urgente de volver a ver la película de Ridley Scott. Capaz que este fin de semana se lo propongo a mamá y a tus hermanos. A ver qué me dicen. 



                              


     Con este o con cualquier otro de sus libros, cualquiera menos Historia del Rey Transparente, opino que mamá debería darle una segunda oportunidad a Rosa Montero.


miércoles, 24 de septiembre de 2014

Aquí y allá






     A veces, querido Matías, por la mañana, mientras juegas a traerme cosas, a desordenar los dvds, a corretear por el salón, pongo una película. Miro que no sea violenta y que no sea una de las que puede que le gusten a mamá. A veces, como en este caso, vuelvo a ver una que ya he visto antes.

     Una noche, hace meses, vimos Aquí y allá. Una de estas mañanas contigo, querido Matías, buscando qué ver en la carpeta de la A, paso por este título. Lo recuerdo. Recuerdo haber visto la película, pero soy capaz de recordar ninguna imagen. Durante un par de días me resisto a volver a verla. Intento buscar en mi memoria y recuperar alguna secuencia. Sin éxito, una de estas mañanas contigo, querido Matías, vuelvo a verla. Secuencia a secuencia voy recuperando las imágenes y los diálogos perdidos. La película parece extremadamente sencilla, quizá es por eso que con ella sufrí un pequeño ataque de amnesia; y es en su aparente sencillez donde habita su grandeza. Narrada con pulso tranquilo, mirada serena, de planos largos, sostenidos, de diálogos en apariencia improvisados, de silencios capaces de decirlo todo, Aquí y allá, la película que casi olvido, es una pequeña obra maestra.

     Cuenta la película, la pequeña historia de un hombre sencillo, obligado a emigrar y dejar a su familia durante un tiempo para procurarles un futuro mejor. La película arranca con un regreso y se cierra con una nueva despedida. En medio queda la ilusión de la llegada, el reencuentro, el intento por hacer de lo cotidiano algo extraordinario, el sueño de montar una banda, la esperanza de quedarse y ver crecer a sus hijas, juegos sencillos, pequeñas alegrías; en medio queda también la dificultad de la vida aquí y el dolor de la vida allá, quedan un puñado de sueños rotos y una cancioncilla para el recuerdo.  Gente sencilla que no quiere ser pobre y perder lo poco, lo suficiente que consiguieron con gran esfuerzo; pero mucho menos ambicionan o desean ser ricos.

     Grabando un documental en Marruecos, en Larache concretamente, conocí a un chico de unos 16 años que trabajaba en un bar. Limpiaba y servía te desde la primera hora de la mañana hasta más o menos las diez de la noche. En algún rato perdido, de poca clientela en el bar, salía un momento y compraba comida para su madre enferma. Después de cerrar el bar, cenaba con su madre y se jugaba al fútbol hasta la madrugada. Dormía poco, muy poco y trabajaba con ese horario infernal de lunes a domingo. Tenía, el chico, un tío en Suiza quien le había asegurada que, si conseguía llegar hasta allí, en el acto estaría jugando en un equipo de fútbol profesional. Viajar a Suiza era su sueño y su obsesión. Soñaba con salir de aquí y triunfar allá. Soñaba con regresar, triunfador, y sacar también a su madre de su aquí. Antes de irnos de Larache le regalamos algunas camisetas del FC Barcelona para que pudiera venderlas y conseguir así algo de dinero extra. Siento no haber reconocido su rostro en algún resumen, de algún partido de alguna liga europea.

   

                              


     Para mí, imprescindible. Si algún familiar o amigo íntimo ha visto Aquí y allá, le agradezco comparta conmigo sus impresiones.

lunes, 22 de septiembre de 2014

Casa de muñecas






     Mamá, querido Matías, se acordó a tiempo de la fecha del último Sant Jordi. En Córdoba o Barcelona no habría ningún problema con acordarse en el último minuto. Aquí, en Bjørkelangen, a mamá le toca ser previsora y encargar los libros, en castellano, con al menos una semana de antelación. Así, por correo, entre un puñadito de libros perfectamente elegidos por mamá, llegó esta Casa de muñecas.

     A mí me gusta mucho el teatro, a mamá también, pero a mí más. Tanto, que durante un tiempo fui un visitante fiel del Paraíso del Gran Teatro de Córdoba. En su ruta de provincias, no había estreno que llegase a Córdoba para el que yo no tuviese entrada reservada con semanas de antelación. Durante un tiempo guardé los programas de cada una de las obras de teatro que fui a ver. Aquellos programas y cientos de pequeños afiches de películas fueron las primeras víctimas de las mudanzas. Aún así, desde ya, querido Matías, te estoy juntando los programas de las obras de teatro a las que vamos juntos por placer, por trabajo o por las dos cosas al mismo tiempo.

     Además de los programas, las mudanzas y el tiempo también borraron de mi memoria alguna de las representaciones a las que asistí. Tanto es así, que después de leer Casa de muñecas no podría asegurarte si alguna vez la vi en un escenario. Tal vez la historia de Nora sólo me sea familiar de oídas, de forma fragmentaria, por ser una de las grandes obras de teatro de la literatura universal.
Siendo como fuere, hace pocos meses, antes del verano, abrí y leí este perfecto regalo de mamá, adentrándome en sus páginas por vez primera. Con pequeñas pausas entre escena y escena, leí todo el libro en un día. Soy de los que piensa que una obra de teatro debe leerse casi en tiempo real, poniendo en nuestra imaginación el escenario, los decorado, el atrezzo y las voces de los actores; imaginándonos a nosotros mismo sentados en el patio de butacas viendo la representación.

     Mamá me regaló este libro para que leyese algo de un autor noruego. Aunque Ibsen es mundialmente conocido y yo sabía de él y de Casa de muñecas, hasta ahora no lo había leído. Tú, querido Matías tendrás la suerte de no necesitar una traducción para leerlo. Podría parecer que Nora es un personaje de otra época, que ya no quedan Noras. Falso. La sociedad machista que retrata Casa de muñecas no está tan superada como muchas veces tendemos a creer. Todavía quedan muchas Noras, muchas "Caperucitas" que, sumisas, cumplen sus tareas y piden permiso para todo mientras, como canta Ismael Serrano, las devora el lobo feroz. Puede que al volver la esquina, puede que a miles de kilómetros, en la nuestra o en una cultura diferente; vivan montones de Noras que todavía no se han dado cuenta de que pueden ser libres o que todavía no se han atrevido a serlo.

     Yo tuve la suerte de creer en una casa en la que mis padre, tus abuelos, se querían de verdad, se respetaban, se comprendían, se admiraban y trabajaban, cada uno en lo suyo, pero juntos para darnos el mejor hogar posible y que nada nos faltase. Mis padres, tus abuelos, no necesitaron leer a Ibsen, seguro que en sus vidas, en los que les rodeaban conocieron a bastantes muejeres-alondra-ardillita..., mujeres que no llegaron a ser Nora. Seguro que en sus vidas, en los que les rodeaban conocieron a demasiados Torvald.

     A tu abuela Matilde también le encanta el teatro. En aquel tiempo,  de sólo dos canales de televisión, hubo un programa mítico dedicado al teatro. Se llamaba Estudio 1. Puede que viera, puede que no, puede que lo recuerde, puede que no, esta versión de Casa de muñecas.


         
                                    



     Recuerdo que leí Casa de muñecas el mismo día que en Córdoba se estrenaba la obra Los hijos de Kennedy. Mi madre, tu abuela Matilde, no se anduvo lista y se quedó sin entradas. Mira que yo le avisé con tiempo. De haber vivido en Córdoba seguro que teníamos nuestras butacas reservadas desde el mismo día en que me hubiese tropezado con el cartel, paseando por el Boulevard. Probablemente nunca tengamos la ocasión de ver este texto representado, tal vez ni siquiera lleguemos a leerlo alguna vez. Los texto teatrales, salvo algunas excepciones entre las que figura Casa de muñecas, tienen una vida breve. Entre el reparto de Los hijos de Kennedy destacaba la presencia de Maribel Verdú. Ahora recuerdo que fue un viernes cuando leí Casa de muñecas. Lo recuerdo perfectamente porque cerré el libro y pensé que Maribel Verdú habría sido una excelente Nora. Entonces llamé a mi madre, tu abuela Matilde, y me dijo que ya no quedaban entradas.


domingo, 21 de septiembre de 2014

Sonrisas y lágrimas



     Después de grabar 4 funciones de The sound of music y de editar el showreel, las ganas de ver Sonrisas y lágrimas (ese es el título con el que la conocemos en España, en Latino America se la llamó La novicia rebelde), son enormes. Tantas, que en esta ocasión, adelanto a la noche del sábado una película perfecta para la tarde de un domingo.

     En este tiempo que compartimos, querido Matías, es así de fácil. No era así cuando yo era un niño. No recuerdo cuando vi Sonrisas y lágrimas por primera vez pero imagino que debió ser una tarde de sábado o domingo. En mi infancia sólo existían dos canales de televisión y, en casa, compramos nuestro primer vídeo poco antes de que yo cumpliera los catorce años. En ese tiempo las grandes películas, y Sonrisas y lágrimas es una de ellas, se programaban los sábados o domingos por la tarde. Por eso, creo, que debí verla, por primera vez, una tarde de sábado o domingo, entre los doce y los trece años. Si la memoria no me falla, creo, que no la había vuelto a ver entera hasta la noche de ayer.

     Antes de ver el musical en Lillestrøm, conservaba el recuerdo de algunas de las melodías, muy poco de las letras, la poderosa presencia del paisaje de los Alpes austriacos y la idea clara de que, al final de la película, la familia huye del nazismo. Viendo el musical a través de la pequeña pantalla de mi cámara, aunque es poco lo que logro entender de las letras de las canciones y los diálogos, refresco las melodías y algunas secuencias olvidadas de la películas van acudiendo a mi memoria.

     La película es larga, casi tres horas. Yo la veo del tirón, acurrucado en el sofá en una noche otoñal de sábado. Mamá, contigo en brazos, se duerme a ratos. Al principio de la película quizá has reconocido alguna de las melodías que escuchaste en tres funciones interrumpidas (las interrumpiste tú mismo, te recuerdo) del musical. Quizá no las reconozcas, puede que sólo sea que te gustan. Miras la tele y te mueves siguiendo del ritmo. Poco después caes rendido en los brazos de mamá.





     Todavía eres muy pequeño, querido Matías. En algunos años más volveremos a ver esta película, probablemente un domingo por la tarde. Quién sabe, quizá la adelantemos a un sábado por la noche. Quizá recordemos que debe haber una copia de un DVD que hicimos para un grupo de teatro aficionado, puede que buscando un poco lo encontremos y, del tirón, nos lo miremos también o lo dejemos para el día siguiente. Puede que ese día tus hermanos también se apunten. Ellos todavía no la han visto (ay, ay, mamá, mamá). La noche de sábado de ayer, Erik la pasó jugando en casa de su amigo Magnus y Kevin, recién llegado de interpretar al As de corazones en Alise i Eventyrland, decidió que no era el momento oportuno para sentarse con nosotros en el salón a ver una película antigua y larga.

     Seguro que, cuando volvamos a verla, las melodías se te pegan en un santiamén y capaz que te pasas días tarareándolas. De seguro también que al final de la película te cuento un poco acerca de porqué la familia Von Trapp tuvo que huir de Austria.



                                     


     Rebuscando un par de datos en Google, me encuentro con que María von Trapp y su historia fueron reales. María, "la novicia rebelde", escribió un libro en el que cuenta la verdadera historia de la familia Von Trapp y su huída del nazismo. Ojalá que mamá caiga en la cuenta de que no tenemos ese libro y decida que puede ser un buen regalo para un futuro cumpleaños o día de Sant Jordi.





   

sábado, 20 de septiembre de 2014

The Sound of Music





     El jueves vi y grabé por cuarta vez The Sound of Music. Durante una semana y media la compañía Skedsmo Amtørteater lo ha estado representando en Lillestrøm Kulturhus. Éste es el cuarto musical que grabo para ellos. La primera vez que le vi, una función antes de empezar a grabar  Den lille Havfruen (La Sirenita), no entendí que hacía la palabra "amatør" (aficionado)  en el nombre de la compañía. Supongo que este adjetivo se refiere a que ninguno de sus integrantes recibe compensación económica por su trabajo, a que actúan por afición. Porque si pienso en el altísimo nivel interpretativo y de voces de sus componentes la "Compañía de teatro aficionado de Skedmo" posee una calidad sobradamente profesional.

     Cuando entregamos el DVD de Den Lille Havfruen, la compañía también supo reconocer en nuestro trabajo una calidad profesional que no habían encontrado en los que hasta ese momento habían grabado sus obras. Llegaron después Scrooge y Jakten på Juleskurken con el mismo grado de mutua satisfacción al grabar y al recibir el resultado.




     Desde hace meses teníamos anotada en la agenda la fecha del nuevo estreno, 12 de septiembre, viernes. Ese mismo día yo tenía que grabar en Oslo un casting para un proyecto importante: la creación de una nuevo cuerpo de música, RØST. La coincidencia de fechas, dado el minúsculo tamaño de nuestra productora, nos hizo sufrir por unas horas. El plan B, en caso de que yo no pudiera terminar la grabación en Oslo con tiempo suficiente para llegar a Lillestrøm; era dejar una cámara instalada, encuadrada, enfocada, con el iris en auto y el sonido de mesa conectado; y que Nathaly sólo tuviera que apretar los dos botones del REC. La noche anterior se confirmó que yo no podría salir de Oslo antes de las nueve de la noche, hora para la que ya estaría hasta terminado el musical en Lillestrøm. Nathaly, un poco nerviosa por lo de tener que hacer de cámara, llamó a Jeanette, nuestro contacto en la compañía. El plan B no fue necesario. La fecha de estreno, anotada tantos meses atrás, no era la fecha para empezar a grabar, sino una invitación al estreno. Yo pude trabajar tranquilo en Oslo, Matías decidió que las pausas entre canción y canción eran los momentos adecuados para que él pudiese gritar, Nathaly tuvo que salir de la Sala para que Matías no siguiera haciéndose oír. Al final, sólo la abuela Teresa pudo disfrutar, con un poco de mala conciencia, del espectáculo.

     El domingo grabé las dos funciones. Nathaly y Matías me acompañaron. A pesar de las dos oportunidades, Nathaly no pudo ver completa la función. Cuando no estaba dormido, Matías siguió empeñado en hacer gorgoritos a pleno pulmón. Nathaly tendrá que esperar a que termine de montar el DVD. El miércoles y jueves viajé sólo a Lillestrøm para grabar dos funciones más. Kevin tenía ensayos con su grupo, éste sí "aficionado", Baluba y Erik tenía muchas tareas y pocas ganas de ir al teatro.



     Ayer, viernes, monté este showreel y se lo enviamos a Jeanette para que se lo mostrase a toda la compañía. Están felices y deseando ver el DVD completo. Nathlay también.



                            


     Yo quedo con bastante trabajo de edición por delante este semana y con mucha curiosidad por saber cuál será el próximo proyecto de Skedsmo Amatørteater.


lunes, 15 de septiembre de 2014

Alabama Monroe



     Matías crece y aprende cosas nuevas a diario. Mis mañanas con él tienen casi todos los minutos a su nombre. Matías despierta temprano, con tiempo para comer y decirle adiós a mamá antes de que ella salga para el trabajo. De ocho y media a diez, Matías recorre el salón varias veces, va a la cocina otras cuántas, intenta subir la escalera o acercarse a mi ordenador otras tantas y, cuando empieza a cansarse desordena y tira por el suelo todos los dvds a su alcance. A partir de las diez empieza a cansarse, es hora de cambiar pañal, si una urgencia no ha obligado a cambiarlo antes. y de empezar a preparar un biberón. Cuando ya lo tengo listo, me siento en el sofá y pongo una película. Matías suele tomar el biberón de la misma forma intermitente en que yo me estoy acostumbrando a ver las películas. Matías pasa más o menos una hora tomando un poco de leche, jugando a mis pies con los dvds o con algunos de sus juguetes. volviendo a reclamar leche, volviendo a jugar y volviendo a reclamar leche. Si no decide volver a pasear por el salón quizá me alcanza para ver la mitad de una película antes de que iniciemos la rutina del sueño. Matías, cuando mamá no está en casa, sólo se queda dormido si lo pongo en el carro, usando la artimaña del palito salado, y lo paseo en un circuito casero que recorre el salón, la cocina y mi pasillo-oficina. Con un poco de suerte en dos o tres días puedo terminar de ver una película.
     Hace unos días empezamos a ver Albama Monroe. No puedo decir que yo la elegí. Le tocaba, por puro orden alfabético. No sabía nada de la película que se escondía tras un título que, por suerte, a ningún iluminado le dio por cambiar para su estreno en España. De principio a fin la película fue una sorpresa. El regalo perfecto para una mañana, de lunes creo recordar, en compañía de mi pequeño.
   






     Hoy Matías no se ha dormido, la música le encantó tanto como a mí la película. Capaz que un día celebramos un cumplemés con un tema de Bill Monroe. Si alguien, zapeando, llegase a alguna secuencia de esta película sin saber nada de ella de antemano y viéndola doblada, tendría muchas posibilidades de creer estar viendo una película norteamericana con actores poco conocidos, una película "indie", tal vez. Pensaría, quizá, nuestro perdido telespectador que la película transcurre en Alabama. Yo mismo,  que vi la película sin saber nada de ella y en versión doblada, pensé algo así en sus primeros minutos. La película, en realidad, es Belga y transcurre en Bélgica.
     Allí, un amor a primera vista se convierte en un amor para toda la vida. Una "extraña pareja" perfectamente unida y compenetrada en un tiempo feliz; una pareja rota, con dos maneras diferentes de buscar respuestas a la tragedia. Ella, creyente, buscando señales del Paraíso. Él, ateo, maldiciendo al Dios injusto y cruel en el que no cree, maldiciendo sobre todo a los poderosos que por activa o por pasiva son culpables directos o indirectos de tantas, tantísimas injusticias. Los dos con sus argumentos, los dos con sus verdades. A mí, del lado de ella, pero entendiendo el pensamiento de él, me duele ver rota a esta perfecta extraña pareja.
     El final es el triste final más feliz que recuerdo, aunque también puede ser el "happy end" más triste que soy capaz de recordar. Película imprescindible.


                                 

     Si alguno de los familiares o amigos íntimos que lean este capítulo ha visto la película, por favor, que no dude en comentar sus impresiones. Y, los que no la han visto, a qué están esperando.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Madrid, el advenimiento de la República



     Hará ya cerca de 10 años que fui cámara del programa de TV3, producido por Media 3.14, El Meu Avi. Uno de los capítulos fue el de Josep Pla, una ombra en el paisatge. Lo realizaba mi amigo, y a la postre mentor, Uri García; la redactora era Airy Maragall. Tengo el recuerdo de un rodaje relajado, sin prisas, sin estridencias, casi de amigos. No sabría decir si fue a finales de primavera o a principios de otoño. No era verano. Recuerdo que nos bañamos en Calella. No había muchos turistas. El agua estaba fría. Recuerdo un paseo en globo por el Ampurdá. Debieron ser dos pero, a la hora de levantar de nuevo el vuelo, sopló la tramuntana y amenazó con llevarnos hasta Mallorca. Los "globeros" apagaron el quemador, recogieron la envoltura y cargaron la barquilla en su 4x4. Después, entre risas, nos obligaron a un desayuno pantagruélico en un restaurante de Llofriu. Recuerdo que la secuencia estrella, la que abría y cerraba el programa, la grabamos una noche, húmeda y fría, en la playa de Pals. Sobre una sábana blanca, sostenida por ceferinos, proyectábamos imágenes de Josep Pla. En la secuencia final, el viento volaba la tela y descubríamos las olas, brillantes a la luz de un HMI de 2000W, rompiendo en una orilla oscura. Recuerdo el Mas Pla, su chimenea, sus ventanales. Recuerdo que antes de empezar el rodaje, hojeé y leí las primeras páginas del Quadern gris y quedé impresionado por su prosa aparentemente fácil, pero tan sonora, tan brillante en las descripciones. Recuerdo que quise comprar el libro, en catalán, por supuesto. La única edición que encontré era demasiado cara para mí en un tiempo en que el trabajo y el parón compartían el mes a tiempos casi iguales. Quadern gris, de Josep Pla, en catalán, por supuesto, sigue siendo un libro pendiente.

     Por si algún familiar o amigo íntimo tiene la curiosidad de ver el programa o al menos esa primera y última secuencia que tanto nos costó sacar adelante en la playa de Pals; aquí dejo un enlace a TV3, donde puede verse.

                                Josep Pla, una ombra en el paisatge - Televisió de Catalunya


     Hace unos años, viviendo ya en Noruega, mi madre se encargó de comprarme los libros que, agrupados en diferentes colecciones, fue sacando a la venta el diario El Público. Una de esas colecciones se llamó Biblioteca de la República, en ella se incluía este libro de Josep Pla. Hace pocas semanas, ya de vuelta de las vacaciones decidí leerlo. No encuentro en él la prosa que recuerdo haber ojeado y leído en las primeras páginas de un Quadern gris propiedad de Media 3.14. Lo que encuentro es un dietario, la crónica de un tiempo en Madrid en que la decadencia de la Monarquía provocó la llegada de una, a veces, improvisada República.




     Ejerce, un joven Josep Pla, de periodista, de cronista de un tiempo tan confuso como ilusionante. Su visión es, la mayoría de las veces, irónica y lúcida; la visión de un catalán en Madrid, de un pagés del Ampurdá en la Corte, una Corte que se derrumba. Josep Pla se limita a narrar lo que va viendo en Madrid, las reuniones a las que asiste, encuentros con otros catalanes que ahora aspiran a un puesto en el nuevo gobierno republicano o a una embajada en la deseada Europa. Apenas hay juicios de valor, apenas hay opinión más allá del desagrado que al joven Pla le producen algunas de las costumbres de la capital. Sin embargo, se desprende de su ironía, de su neutralidad, un indisimulable aire de desconfianza o pesimismo.

     
Josep Pla en 1917

     Le escucho el otro día, a un niño de once años, en un programa de Telecinco que el problema de España es el bajo nivel cultural de sus políticos. Algo tan obvio que hasta un niño de 11 años se ha dado cuenta. El escaso, escasísimo nivel cultural de la mayoría de los políticos españoles es inversamente proporcional a su desmesurada ambición de dinero y popularidad. A las pocas luces, al nulo uso de la lógica, a la falta de conocimiento de la historia y a la desmedida ambición por lucrarse y buscar una buena poltrona en el palco de un estadio de fútbol; sólo hay que añadir una notoria desafección y desinterés por el trabajo para entender el porque de la crisis que asfixia a miles de familias españolas. Clase política en decadencia que provoca el nacimiento de algo nuevo, algo quizá improvisado, algo ilusionante.

     Dos líderes cada día más valorados por la gente de la calle: Pablo Iglesias y Oriol Junqueras. De Pablo Iglesias sólo conozco su imagen televisiva, su capacidad docente y parte de su discurso. Con Oriol Junqueras compartí días de rodaje en un programa para Barcelona Televisión: Barcelona sota el franquisme. Al inicio de cada programa sacábamos una foto a la calle y Oriol Junqueras, el profesor de historia, contaba a los ciudadanos que habían acudido a la llamada de producción o que tenían a bien detenerse delante de la fotografía de dos metros y medio; todo lo que había detrás de aquella captura, en blanco y negro, de un momento de la historia. Después en plató, compartía con Manuel Campo Vidal los primeros minutos de programa y tenía una sección dedicada a los sucesos de la época a la que estaba dedicada cada programa de los nueve que hicimos.

     Fui el director de Barcelona sota el franquisme y antes y después de instalar la fotografía en el lugar elegido siempre tuve tiempo para hablar unos minutos con Oriol Junqueras, el profesor de historia y, creo, que ya por aquel tiempo alcalde de su pueblo. No le conocí como político. De él puedo decir que es un hombre inteligente, con sentido común, maestro de historia y amante de su tierra: Catalunya. A mí, que soy andaluz y que nunca tuve conflicto entre mi bandera andaluza y mi bandera española; nunca me ocultó su deseo, su confianza, casi su certeza de que algún día, más pronto que tarde y sin remedio, Catalunya sería un estado independiente. Hablábamos en catalán, los dos, y tengo un muy grato recuerdo de aquellos momentos. 

      Rescato esta vieja fotografía de una alumna del Observatorio de cine que trabajaba como becaria en el programa. Es significativo ver en la foto elegida para aquel programa un grupo de personas ejerciendo su indiscutible derecho al voto. 




     Ojalá que los políticos Pablo Iglesias y Oriol Junqueras no se olviden del maestro que fueron o siguen siendo, ojalá que no olviden las lecciones de historia. Ojalá que sepan, con los votos de la gente, construir algo nuevo, algo ilusionante. Ojalá que no defrauden a las buenas gentes de Catalunya y España, que buscan algo nuevo, algo tremendamente ilusionante porque están tremendamente cansadas de tanto político de cortas luces, nulo sentido común, desconocedor de la historia y con una ambición desmedida. 

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Mercado vikingo





     El pasado domingo, 24 de agosto, viajamos hasta Hemnes para pasar la mañana grabando y disfrutando del tradicional Mercado Vikingo que cada año por estas fechas se instala allí. Natahly, antes de que nos conociéramos ya había estado un año con Erik y Kevin. Varias veces les ofrecimos a los organizadores hacer un vídeo del evento. La respuesta fue siempre que no tenían presupuesto.
     Desde el regreso de las vacaciones estamos buscando abrir nuevos mercados para la productora. Una de las posibilidades más interesantes es la de realizar pequeños reportajes para la web del diario local. Para poder exponer mejor el tipo de producto del que estamos hablando, pensé que sería bueno hacer un vídeo de demostración. Contactamos con Indre y, aprovechando el fin de semana de Vikingmarked, les ofrecimos hacer sobre ello el vídeo de prueba. El ofrecimiento fue aceptado de inmediato tanto por Indre como por los nuevos organizadores del evento, quienes siguen sin tener presupuesto pero muestra mayor entusiasmo a la hora de ser grabados.




     Llegamos a primera hora de la mañana, cuando las puertas aún no se habían abierto y algunos de los "vikingos" todavía dormían en sus tiendas. Otros, más madrugadores, ya tenían expuestos sus productos y se afanaban en la elaboración artesanal de pequeños utensilios más o menos útiles, más o menos decorativos. El día lucía espléndido: Sol intenso y algunas nubes que añadían relieve al cielo. 
Lo primero que hicimos fue grabar una entrevista con el cacique del grupo. Él nos explicó los motivos por los que realizan este mercado y los motivos por los que es importante que esta tradición no se pierda. Terminada la entrevista, me dediqué a ir paseando por los diferentes puestos, grabando recursos para dar color al vídeo. Poco más tarde me acerqué al lugar donde enseñaban a tirar con arco, y el día de grabación terminó con el simulacro de una lucha con hachas y espadas. 





     Fue una hermosa mañana de domingo y un día fácil de trabajo. Lo mejor de todo es que pudimos disfrutarlo en familia. Matías tuvo unas horas de solecito y Erik y Kevin pudieron tirar con arco, comer una pølse y comprar algún objeto de dudosa utilidad y dudosa estética. Lástima que Matías todavía no estuviese lo suelta que está hoy para caminar. Lo hubiera disfrutado mucho más. Regresaremos otro año, cuando sea un poco mayor. 
     Indre ya ha visto el vídeo y está muy satisfecho con la calidad del producto. En estos días tenemos que pasarles precio y esperar su respuesta. Ojalá que la siembra de frutos. En cualquier caso, además de pasar una hermosa mañana de domingo y un día fácil de trabajo, tenemos un vídeo más que poder enseñar. 




                                

martes, 9 de septiembre de 2014

Sostiene Pereira



     Fue también en el aeropuerto del Prat, regresando del bautizo de tu prima Vera, con las últimas monedas y billetes pequeños que nos quedaban, donde compramos esta edición de Sostiene Pereira. Mamá eligió La bibliotecaria de Auschwitz y yo no pude resistirme a recuperar esta obra de Antonio Tabucchi que ya comprado y leído en otra edición y que debí perder en alguna mudanza.
   





     Aunque comprado en un aeropuerto, usando los últimos minutos y monedas antes de embarcar, no es, éste, un libro de aeropuerto. En él importa tanto lo que se dice como lo que se intuye, importan tanto la historia que cuenta como la forma en que Tabucchi la narra. Con aparente inocencia, con el aparente desagrado que la política y sus ruidos provocan en el neutral Pereira; Tabucchi nos habla de cosas tan importantes como la Lisboa de Salazar, la guerra de Franco, el papel de la iglesia católica y la mirada de los escritores y periodistas sobre este tiempo fascista. Tabucchi nos cuenta la historia del viejo Pereira, periodista neutral al que sólo le interesa la literatura y que dirige la sección cultural de un diario "neutral" que sólo publica aquello que conviene al régimen dictatorial. El viejo y neutral Tabucchi se cruza con el joven y comprometido Monteiro Rossi quien le contagiará al viejo y neutral periodista su juventud y compromiso. Pereira, que calificó de impublicables las necrológicas de Monteiro Rossi sobre literatos comprometidos; pondrá fin a su vieja y neutral vida con una artículo valiente, sincero, apasionado, doloroso; un artículo que, seguro, no deseo escribir nunca, un artículo imprescindible para denunciar la tiranía, la injusticia y la falta de libertad.

     Una novela publicada en 1994 que, refiriéndose a un tiempo pasado, nos recuerda lo urgente y necesario de un periodismo honesto y sincero, un periodismo que cuente los hechos con neutralidad y que a partir de ellos, sea capaz de dar una opinión y otra y otra y otra diferentes.
     En 2014 leo sigo leyendo la prensa, sigo viendo las noticias en los telediarios de España y veo que no hay neutralidad en la narración de los hechos, que para unos hubo diez mil y para otros un millón de asistentes en una manifestación. Salvo honrosas excepciones, que las hay, claro que las hay, veo una indolente falta de opinión en la mayoría. Y lo peor es que cuando algún periodista se aventura, parece envalentonarse y publica o proclama en televisión lo que parece ser una idea propia, una opinión, una interpretación de unos hechos que deberían ser los mismos hechos a la luz de todos los colores; lo que en realidad leo o escucho no es la voz del periodista. Lo que leo y escucho no es más que la voz del amo, del patrón o del que controla al patrón, la voz del capital en definitiva, moviendo los hilos del que escribe o haciendo de ventrílocuo del, perfectamente vestido y maquillado, presentador.

     El viejo rejuvenecido, sincero, honesto y no neutral Pereira nos recuerda que quizá no todo está perdido y que las canciones, la poesía, el ensayo, la novela, el cuento... son, citando Gabriel Celaya, armas cargadas de futuro.






     Disfruto enormemente releyendo este Sostiene Pereira con el que, por sorpresa, me reencontré en un aeropuerto, mi entrañable y querido Pereira regresa a mi estantería y a mi vida. Busco la película y en ella no encuentro la genialidad narrativa de Tabucchi. La película cuenta fiel y neutralmente la historia del Sr. Pereira, pero le falta la genialidad y grandeza, el alma que sólo Antonio Tabucchi pudo poner entre sus líneas. 
     De la película me queda, eso sí, la imagen del gran Marcello Mastroianni vestido para la eternidad con la piel de Pereira. 



                                  


     Si alguno de los familiares y amigos íntimos que lea este capitulo, ha leído o visto Sostiene Pereira, que por favor no deje de compartir conmigo su opinión.


sábado, 6 de septiembre de 2014

El auto de papá



     Ayer, viernes, querido Matías fue tu cumplemés. Ya tienes 1.2. Pasaste el día fuera de casa y yo apenas pude verte. Ayer, cosa extrañísima, encadenamos dos proyectos en el mismo día. Ayer te pasaste bastantes horas en el auto de papá. Un auto que en realidad es de papá y mamá. Una palabra "papá" que todavía no sabes decir.

     Yo me levanté a las seis de la mañana para dejar preparadas mis cámaras y tu biberón. A las siete y media salimos para Oslo. Buen tiempo. Viaje plácido. No hay cola y tú vas cantando. Aunque nos pasamos la salida correcta de la autopista y tuvimos que dar la vuelta, llegamos con veinte minutos de adelanto a la Nordpoles Skole de Sagene. Susan nos estaba esperando.
     Mientras yo grabo como un pedagogo y actor de teatro chileno, como mamá, les enseña a los niños de la primera clase a hacer una pequeña marioneta; mamá juega contigo, te pasea, te da comida y te hace dormir. Cuando los niños, de casi todas las razas y colores, juntos y mezclados en armonía: imagen infantil de un mundo que por desgracia no es así; terminan de hacer su pequeña marionetas, grabamos la entrevista con Carlos y dos profesoras.

     Tenemos tiempo para un café. Tú duermes. Café y vaffel en la central de voluntarios. Parece que Susan ha conseguido más dinero y tendremos una narradora que hará de hilo conductor de los cinco vídeos. Parece que todo el mundo, por nacimiento, cultura o afición habla español.
     Terminamos el café y tú sigues dormido. Con mamá y Carlos regresas al colegio. Susan y yo vamos a la biblioteca para grabar otra entrevista. Cuando regresamos al colegio para terminar de grabar la actividad de Carlos, tú ya estás despierto, pero apenas puedo verte. Dos entrevistas más, en dos parques de Sagene y estamos listos. Mientras yo grabo mamá te cuida y juega contigo en un gran cajón de arena como el de la guardería. La foto de abajo, tu foto 1.2 refleja ese momento   




     La primera parte de la jornada termina a la hora prevista. En el coche de papá y mamá ponemos dirección a Lørenskog. Antes de las cuatro tengo que conseguir una tarjeta extra para la cámara. Hace calor, estoy cansado y el resultado de la búsqueda ha sido negativo en dos grandes comercios de electrodomésticos. Tú has vuelto a quedarte dormido y te quedas en el coche, con mamá, mientras yo  inesperadamente, en el último intento, consigo dos tarjetas, pequeñas pero suficientes, en el Clas Ohlson del Triaden. Tengo el tiempo justo para llegar a casa de tu abuela Teresa y tomar dos vasos de agua y comer una empanada. Lørenskog Hus está muy cerca, se puede ir caminando, pero mamá me lleva en coche para que no cargue con las dos cámaras y los dos trípodes. Tú, dormido, te quedas con tu abuela Teresa.

     Mi segunda parte de la jornada consiste en grabar la Gala de Inauguración del Bollywood Festival. Es un trabajo fácil: montar las cámaras para grabar el show, grabar la llegada de las estrellas llegadas de la India, subir corriendo minutos antes de que empiece el show, instalar la segunda cámara, esperar a que empiece y grabar. Todo va bien hasta que una de las tarjetas antiguas se bloquea. Gracias a Dios que pude comprar las otras dos. Todo se arregla y sigo grabando. La gala es una sucesión de bailes y premios. Quizá te cuento en otro capítulo, otro día. Quizá no. Termino muy cansado, con dolor en los riñones después de cargar tanto peso, de correr de un lado para otro buscando el mejor plano en la llegada de las estrellas venidas desde la India y tanto rato de pie.
     Salgo de Lørenskog Hus y allí estás tú esperando con mamá, tus hermanos y tu abuela Teresa. Me como una hamburguesa en el Burger King y tú intentas coger el trípode grande por todos los medios. Más o menos a las nuevo subimos al auto y ponemos dirección a casa. Poco antes de llegar tu llanto parece inconsolable y muerdes a mamá en el dedo. Tienes sueño y estás muy cansado de tanto, tanto coche y tanto trabajo de papá hoy.

     Ayer, querido Matías, fue tu cumplemés y apenas tuve tiempo para verte y estar contigo. Pero tengo un puñado de cosas para contarte. Por ejemplo: en este mes hemos descubierto que te gustan las tostadas con mantequilla y el pepino, también te gustan los danoninos de varios sabores y lo que más, más te gusta son los palitos salados (gracias a ellos muchas veces deja de ser una misión imposible meterte en tu carrito para salir a la calle). Sigues tomando la leche de mamá, pero durante la mañana, antes y después de ir a verla a la farmacia te tomas 250 ml de Øko Hipp baby combiotik.
     Tus rutinas de sueño están claras: ya no despiertas nunca más tarde de las ocho, duermes una siesta matinal de once a una y una siesta de tarde de cuatro a cinco y media.
     Definitivamente te has soltado a caminar. Ya apenas gateas, sólo lo haces cuando tienes mucha prisa. Tus pasos todavía son un poco inseguros pero ya caminas por todas las superficies. Te sigue gustando subir la escalera, tanto que hace unos días se te fue una mano en el cuarto escalón y te hiciste un poco de sangre en el labio inferior. Primera vez que sangras por culpa de una pequeña caída. Te gusta perseguir y dar pataditas a un balón blandito que te compramos en Ikea. También te gusta lanzarlo con la mano, y también encestarlo en tu parque. Sea al fútbol, al balonmano o al baloncesto, la pelota es inofensiva en tus manos o pies. Como ya sabes por el capítulo anterior, yo no puedo decir lo mismo.
     De a poco te hemos ido montando tu cuarto, ya lo tienes casi todo. Está precioso. La pieza estrella no está terminada, pero le falta poco. Mamá ha reciclado un mueble viejo y te está haciendo algo fantástico. Aunque no está terminado ya juegas con él y te encanta. A tu primo Quim, que ya ha visto algunas fotografías, también le encanta, tanto que quiere venirse a jugar contigo.  Cuando mamá lo termine merecerá, sin duda,  un capítulo a parte en este cuaderno virtual.
   

      Porque ayer acabaste hasta el gorro del coche de papá y mamá y porque para tu cumpleaños te regalamos el CD de Miliki, tu canción de cumplemés 1.2 es este El auto de papá que canta Fofó.



                                   

jueves, 4 de septiembre de 2014

Frilund Gård



     El pasado sábado hubo jornada de puertas abiertas en la Frilund Gård de Bjørkelangen. La granja Frilund en una de las más antiguas del pueblo y una pionera en el desarrollo y puesta en práctica del concepto: agricultura ecológica.




     La mañana empezó con un toquecito de pelota desafortunado que acabó con el único plato "Elle"de nuestra modesta colección de cerámicas. Lo del plato roto (el segundo que rompo en mi vida, pero esta vez de forma involuntaria) siendo ya bastante malo, no fue lo peor. Lo peor fue el susto que se llevó mamá, imaginando, querido Matías que el plato aterrizaba en tu cabecita. Por suerte fue sólo imaginación de mamá. Que el plato se rompió, se rompió. Que la culpa fue de la pelota, fue de la pelota. Que fui yo el que le di a la pelota, fui yo. Pero el plato aterrizó y se rompió bastante lejos de tu cabecita. La lección de Barrio Sésamo de hoy es bastante clara: NO SE JUEGA A LA PELOTA EN CASA. Yo me la he aprendido de inmediato. Ya veremos qué opinas tú cuando empieces a cogerle afición al balón. Por suerte tenemos un jardín enorme donde no hay platos que romper.

     Para compensar nos acercamos a la tienda de antigüedades de Løken. Encontrar otro "Elle" hubiera sido casi un milagro. No había "Elle". Lógico. Pero, como premio de consolación, compramos un par de platos alemanes, un jarrón alemán y un par de copas Kosta Boda de color verde claro. Cuando ya estábamos saliendo, mamá encontró un complemento perfecto para tu cocinita. También lo compramos. Obvio.

     Serían más o menos las doce y media cuando llegamos a la granja. Este año han habilitado un parking en un campo cercano a la entrada y una barra con café y tartas, y sillas mesas y sillones de todos los tipos y colores posibles. Como, después de pasar por el Gjenbruk de Løken, no nos queda mucho dinero en metálico y aquí no se puede pagar con tarjeta; pasamos del café y vamos directamente a mirar los productos ecológicos que se ofrecen en una tienda improvisada.



   
     Que conste que antes de entrar yo le sugerí a mamá que, visto el gasto en platos, jarrones, objetos indefinidos de cristal y el complemento para tu cocinita, no sería mala idea pasar por un cajero. Al parecer mamá tenía bastante claro que con las ciento y pico coronas que nos habían sobrado tendríamos suficiente para unos tomates y alguna cosilla más. Creo que, nada más llegar al puesto, mamá empezó a arrepentirse de no haber aceptado mi sugerencia. Es probable que su arrepentimiento no estuviese a la altura del mío por haber dado unos toquecitos de balón dentro de casa. Pero que estaba arrepentida de no haber sacado un poco más de dinero, estaba. Porque, claro, entre los tomates, la remolacha, la calabaza, las cebollas, el pan ecológico, el saft ecológico que tanto te gustó a ti, querido Matías, y alguna que otra cosa más; estaba clarísimo que el billete de 100 kr y las pocas monedas que nos quedaban no alcanzaban. Que conste que mamá hizo todos los equilibrios posibles antes de rendirse.




     Después de pasearte por toda la granja, enseñarte los tomates colgando de sus matas, los terneros asomando su hocico y reclamando un poco de hierba y unas cuantas gallinas; mamá se sentó en un sofá muy antiguo pero muy cómodo y yo me fui al cajero a buscar más dinero. Cuando regresé tú, querido Matías ya estabas dormido. Mamá compró un café, un saft y un par de trozos de tarta. Todo ecológico. Tú dormías y nosotros nos sentamos en el viejo y cómodo sofá. Gabi se acercó a hablar con nosotros. También se acercó un vecino. A mitad de conversación empezó una conferencia sobre las razones del hambre en el mundo, creo. Seguro que era muy interesante, o no, con las conferencias nunca se sabe. Aunque voy mejorando, de noruego, todavía entiendo poco. Tú estabas a punto de despertar. Mamá y yo nos miramos y empezamos a despedirnos de aquel viejo y cómodo sofá.
     Tu hermano Kevin no quiso acompañarnos. Anda picado con una de las propietarias de la granja que hace un par de años le prometió unas semillas y que todavía no ha cumplido su promesa. Nosotros sí volveremos el año que viene y si puede ser también iremos al concierto que se celebra en el granero por la noche. Prometido.



     
     Mientras tomábamos café y cake en aquel viejo y cómodo sofá, recibimos un mensaje de nuestros amigos portugueses Vitor y Lina. Tenían algo para ti. Quedamos con ellos por la tarde y tomamos más café y más cake. A ti te trajeron un cochecito que te hizo muy feliz. Sólo hay que verte la cara y a mamá un bonito plato de Portugal. Quién nos iba a decir que, después de como empezó la mañana, íbamos a terminar el día con más platos de los que teníamos. No es antiguo y no es un "Elle", pero es bonito y también está pintado a mano. Un plato por otro plato. 



   
     Aprovecho este capítulo para dejar aquí un vídeo, que forma parte de un proyecto sobre agricultura y comida ecológica que estoy haciendo para nuestra Kommune, Aurskog Høland; y que trata de las granjas que están cultivando de manera ecológica. Como estoy segurísimo de que los familiares y amigos íntimos que leen estos capítulos no hablan, ni falta que les hace, noruego; la idea del vídeo es que hay que volver a las formas tradicionales de cultivar la tierra y apostar por los productos locales.