miércoles, 31 de diciembre de 2014

Mira qué noche más buena





     La fotografía de arriba ilustra el último paseo de este año 2014 que en pocas horas echará el telón para dar paso a 2015. La cena está casi lista y aprovechando que faltan algunas horas para que lleguen los invitados y que el día, aunque bastante frío, está precioso; mamá quiere que salgamos a pasear. Probablemente la abuela Matilde piense que estamos locos, pero se pone sus guantes y su chaqueta y nos acompaña. Tú, querido Matías, vas sentado en tu pequeño trineo. Tus hermanos y yo nos turnamos para arrastrarte por la fina capa de hielo y nieve que cubre las aceras. Aprovechamos la bajada del ASVO para correr y darle un poco de velocidad a tu trineo. No tienes miedo. Te ríes. Poco a poco el Sol va cayendo y, cuando llegamos al puente que hay junto al campo de fútbol, más o menos a las tres de la tarde es esa preciosa pelota fulgurante que se cuela entre los árboles y tiñe el paisaje de un cálido color ámbar. Pocos minutos más tardes, con la últimas luces de este corto día, llegamos a casa.

      Para terminar de cocinar, para imaginar que estamos en Córdoba, en Fuente Tójar más concretamente, para soñar que no falta tu abuelo Joaquín; me pongo el CD de Ecos del Rocío que le pedí a tu abuela como regalo para ti y al que pertenece el vídeo que cierra este capítulo. Este CD junto al del Coro Yerbabuena, me ayudarán cada Navidad a explicarte cómo eran mis Nochebuenas y mis Nocheviejas. Termino de cocinar y la casa se llena de gente: llegó tu abuela Teresa y su hermana Mabel y los hermanos de mamá y tus primos. El ambiente, aunque festivo, es más noruego que chileno o andaluz. La única concesión de la noche es tomarnos la uvas con Canal Sur televisión. Hace rato que duermes. Te has portado bien en la cena y has corrido de acá para allá, de unos a otros. Mamá y yo nos apresuramos a besar a todo el mundo y desearles feliz año junto a la pantalla de mi ordenador para salir corriendo hasta el espacio central del salón que tu ocupas dormido en tu "Tiny". Te damos un beso suave y te deseamos el mejor de los años. Se nos cae la baba mirándote. Por la ventana grande del salón empiezan a verse los fuegos artificiales. Yo salgo a encender algunos con tus hermanos y pienso las noches de fin de año que se fueron para siempre: las de mi pueblo; y en las que están por venir. Hoy duermes cansado, pronto empezarás a pedir poder encender tu algunos petardos.



                               

lunes, 29 de diciembre de 2014

La vida sigue igual





     Estos días de fiestas navideñas con mi madre en casa, en Bjørkelangen, estamos abusando un poco del "cine de barrio". Un cine que disfruto por la cantidad de recuerdos que me trae. Buscando evocar uno de estos recuerdos elijo esta película de Julio Iglesias para una tarde tranquila entre la Nochebuena y la Nochevieja.
     Antes de empezar a ver la película les cuento a mi madre y a Nathaly el recuerdo perfecto que tengo de una noche, también entre fiestas navideñas, en las calles de Priego. Desconozco el motivo por el que mis padres y mis tíos habían decidido hacer esa noche algo excepcional, algo bastante simple hoy día pero que en mi familia y más en aquellas fechas era algo anormal. Porque lo normal era ir a Priego a ver a los abuelos o a comprar en la plaza, en una mañana de sábado, después de desayunar churros o hojaldres y antes de un dulce en la Flor de Mayo y una tapa de jamón en Juanico "pelusa". Lo que se salía de cualquier rutina conocida hasta ese día de mi infancia era decidir de improviso que nos íbamos a Priego a ver una película en el cine. Estoy seguro de que era la primera vez que iba al cine en Priego, un cine que creo que era el único y que se llamaba Victoria.
     Desconozco totalmete, y mi madre tampoco ha sabido aclarármelo,  si el motivo de tan extraña y repentina decisión fue el hecho de que estuviese programada una película de Julio Iglesias o si mis padres y mis tíos desconocían lo que íbamos a ver y simplemente decidieron salirse de la rutina navideña de Fuente Tójar y pasar una tarde-noche en Priego. El caso es que recuerdo perfectamente estar completamente emocionado, ponerme guapo a toda prisa, subirme al coche imaginando lo fantástico que iba a ser estar viendo una película en el cine, meter prisa a los adultos para llegar cuanto antes, no fuera a ser que llegásemos con la película empezada; y sentarme a ver una película de Julio Iglesias. También les comenté a mi madre y a Nathaly que recordaba muy bien que película era bastante oscura, y tan terriblemente tostón y aburrida que al salir del cine mi prima y yo hacíamos burla de la película cambiándole la letra al estribillo de la canción que le daba título.

     Nathaly no está muy de acuerdo en tener que tragarse una película, que yo mismo acabo de calificar de pésima y aburridísima, simplemente porque a mí me haya dado por evocar el recuerdo de una noche extraordinaria por las calles de Priego en fechas navideñas; y advierte que es posible que se quede dormida con Matías.
     Más o menos a mitad de película mi recuerdo se torna imperfecto y borroso. La película no es tan oscura ni tan aburrida como la recordaba. Mi madre dice: "Javier, ésta no es la película que vimos en Priego", y con esta frase confirma mi confusión.


                            


     Termina La vida sigue igual y yo corro al ordenador para buscar el título de la dichosa película de Priego. Resulta que Julio Iglesias sólo tiene dos películas: la ya citada, de 1969 y Me olvidé de vivir, del 80. Ahora el recuerdo vuelve a ser perfecto y me veo a mí y a mi prima caminando, micro imaginario en mano, por las calles de Priego cantando, muertos de la risa: "me olvidé de vivir, me olvidé de ir al baño…" y cuatro tonterías más en una tarde noche sencilla y atípica de la que guardo un buen recuerdo, ahora otra vez perfecto.
      Nathaly, que hoy al final no se ha dormido, no me asegura no hacerlo cuando en una Navidad futura me de por volver a evocar esta mismo recuerdo, ahora sí con la película correcta.


jueves, 25 de diciembre de 2014

El Príncipe Feliz





     Recuerdo que, cuando no había leído ninguno de sus cuentos, cuando ni siquiera sabía quién era Oscar Wilde, cuando no había más canales de televisión que la 1 y la 2, cuando la programación infantil era una maravillosa excepción de la que disfrutar en las mañanas de sábado y en los días de vacaciones de Navidad; vi el cuento El Príncipe Feliz en dibujos animados. Eran tiempos muy diferentes a los de hoy: los niños no conocíamos la palabra "tecnología", los dibujos animados siendo sencillos, a veces toscamente dibujados, tenían la virtud de sorprendernos y cautivarnos. No lo teníamos todo, sólo un puñado de cosas a las que teníamos mucho cariño.

     Recuerdo que aquel cuento dibujado de  aquella estatua de oro de un Príncipe Feliz y aquella golondrina enamorada de un lirio silvestre me sorprendieron y cautivaron. Fue un viaje a un tiempo y un lugar desconocido. Y fue un descubrimiento la moraleja, la enseñanza moral que trasmite el cuento.
En estos tiempos de políticos corruptos y niños que lo tienen todo y lo quieren todo,  qué bueno sería ralentizar un poco el tiempo, abandonar el móvil, la play, la pc, el iPad o los cientos de canales que la televisión actual ofrece y recordar aquel sencillo cuento, de tosca animación y hermosas palabras, en el que el alma del Príncipe sólo es feliz cuando se da a los demás.

     Dudo que algún familiar o amigo íntimo desconozca este sencillo cuento de Oscar Wilde. Por si acaso, no desvelo el final de la historia. Desde el año pasado intento elegir un libro especial para las fiestas navideñas. Nathaly me regaló este ejemplar de El Príncipe Feliz y otros cuentes de Oscar Wilde y estoy muy feliz de que ésta haya sido mi lectura de esta Navidad. Abajo dejo la versión animada del cuento del año 74 y que yo debí ver a principios de los 80. Cierro y guardo el pequeño libro deseando rescatarlo de la estantería en una futura Navidad cuando a Matías le guste escuchar cuentos antes de coger el sueño.


                               

Navidad 2014





     Esta Navidad 2014 a Erik y Kevin les toca pasarla con su padre. Es por eso que faltan en la foto de arriba.  Ayer, después de ver La gran familia, la "ribe", y el resto de comida tradicional noruega de Navidad. había quedado perfecta. La madre y hermanos de Nathaly y mi madre nos acompañaron en la cena de Nochebuena. 



     Gissella llegó con dos sorpresas para mi madre: huevo hilado y tronco de Navidad que hizo ella misma (aquí es imposible conseguirlos en un supermercado). El año pasado, coincidiendo con el bautizo de Matías, pasamos todos la Navidad en Córdoba y allí el huevo hilado no puede faltar en nuestra mesa desde hace muchos años. Lo del tronco de Navidad es ya un invento más reciente al que al final también nos hemos ido apuntando. A parte de estas dos aportaciones de Gissella,  la cena fue absolutamente la tradicional "Julemat" noruega: ribe, julepølse, medistekaker, kålrabi-stappe y de postre kransekake. Yo ya me he acostumbrado pero seguro que mi madre echo en falta muchas cosas en su primera cena de Nochebuena en Bjørkelangen.




     Después de la cena llegó el momento regalos y hubo abundancia de todo y para todos. Erik y Kevin se pasaron un momento para desear Feliz Navidad y entregar y recoger sus regalos. Matías, todavía muy pequeño para enterarse de qué va este festival de bonitos envoltorios, fue recibiendo con alegría cada paquete que le tocaba abrir hasta que poco a poco, abrumado por la cantidad, fue perdiendo el interés y tuvimos que dejar algún paquete sin abrir para el día siguiente. Aquí lo tradicional es que el "Nisse" (Papá Noël, Santa Claus…) deje un regalo para los más pequeños en la mañana de Navidad.

     Tenemos nieve, cosa normal, en estos días de Navidad. Vamos despertando poco a poco, recogiendo la cocina, fregando cacharros y preparando un rico y tradicional desayuno noruego con las sobras de la cena de anoche.




     Aunque el desayuno se alarga, animado con la charla y varios cafés por un par de horas, cuando nos levantamos de la mesa todavía falta mucho tiempo antes de salir para Lillestrøm. Allí, en casa de Waleska y Terje, seguiremos comiendo comida típica noruega y entregando y recibiendo regalos. Queda tiempo más que suficiente para sentarnos en el sofá y optar por pegar una cabezadita o ver The Nativity Story. Algunos, incluso, van alternando las dos opciones. 




     Esta película del año 2006 es la primera que trata solamente del nacimiento de Jesús. Arranca la película con la matanza de los inocentes ordenada por Herodes para enlazar inmediatamente después con un flashback que nos lleva a un año antes del infanticidio masivo en Belén. A partir de ahí la película, fiel al relato bíblico, presenta a los personajes y algunas de las circunstancias de la época; y narra la epopeya del nacimiento de Cristo con abundancia de encuadres preciosistas. No puedo decir que la película sea mala, tampoco que sea buena; simplemente no ha conseguido emocionarme. Puede que porque guardo el recuerdo del asombro y la fascinación que me produjo Jesús de Nazaret de Zeffirelli que se abre con la secuencia de la Anunciación.


                          

La gran familia




   

     Aprovechando que mi madre está en casa, el ciclo de cine de esta Navidad es más "cine de barrio" que nunca. Hoy, día de Nochebuena, mientras la tradicional "ribe" noruega se va haciendo en el horno; vemos La gran familia.  Es una película que he visto muchas veces, que forma parte de mi infancia y juventud, que incluye secuencias que me sé de memoria, momentos que me hacen sonreír y alguno que me lleva al borde de las lágrimas. Y es obvio que la película, del año 1962, cuando España vivía bajo la dictadura franquista, es propicia al régimen dictatorial y su contenido tiene una parte de propaganda a su favor.
     Sin embargo, ésta es para mí una película imprescindible, una película que algún día quiero ponerle a mi pequeño y contarle cosas de una época que no viví y de una forma de celebrar la Navidad que se parece bastante a la que yo recuerdo de mi infancia, porque las personas en general siempre son mejores y están muy por encima de los regímenes bajo los que se ven subyugadas.




     La "ribe" se sigue haciendo, a temperatura media, en el horno. Hacía el final de la película, en su momento dramático más importante: cuando el abuelo busca desesperadamente a Chencho; estamos a punto de empezar a dorar la corteza de la "ribe". Y yo, viendo las imágenes de la Plaza Real de Madrid, pienso que ese es un viaje que se nos quedó en el saco de las cosas que no pudimos hacer a tiempo. Cuánto me hubiese gustado pasear por Madrid con mis padres y mis hermanos cuando yo ya estaba en la edad de empezar a dejar atrás la infancia.

     Busco algunas fotos de la época y, aunque los modelos de coches han cambiado, los pavos, criados en familia para la cena de Navidad, ya no circulan por las calles de Madrid, y los niños ya no se agolpan en los escaparates para soñar con los regalos que les traerán los Reyes Magos; tengo la intención de poder, alguna vez, pasear con mi familia por las calles de Madrid vestidas de Navidad.



                                      

lunes, 22 de diciembre de 2014

Plácido


   
     En esta tarde-noche de lunes, que ya huele a Navidad, me apetece ver un clásico navideño patrio que llevo tiempo sin ver: Plácido. Esta película de 1961, dirigida por Luis García Berlanga, se rodó en Manresa, ciudad capital de la comarca del Bages situada a unos 65 kilómetros de Barcelona.
     Cuenta, este clásico navideño patrio, las desventuras que sufre Plácido el día de nochebuena a principios de los 60 en una ciudad de provincias española. Plácido (impresionante "Cassen") es un padre de familia que acaba de comprarse un motocarro para trabajar por cuenta propia como transportista. Su primer trabajo consiste en recoger a unas artistas de medio pelo venidas de Madrid para participar en una singular campaña ideada por las clases medias/altas de la ciudad: "Ponga un pobre en su mesa". Esta estrafalaria iniciativa burguesa consiste en que cada familia pudiente invite a cenar a un pobre (elegido por la organización) y puje por sentar a su mesa de nochebuena a una de las artistas llegadas de Madrid. El pobre Plácido, en mitad de todo este "fregao" y acompañado siempre por el Sr Quintanilla (impresionante también José Luis López Vázquez), tendrá que hacer todo lo humanamente posible por pagar a tiempo la primera letra del motocarro.

     Sin duda, querido Matías, este clásico navideño es una película imprescindible que espero veamos juntos en los días previos a una futura Navidad no muy lejana. Es probable que todo cuanto descubras en esta película imprescindible te resulte estrepitosamente ridículo, esperpéntico e increíble, aunque quizá también es posible que alguna secuencia o algún personaje te resulte especialmente tierno o entrañable, quizá familiar en algunas cosas que hayas visto en mí o yo te haya contado. Ojalá que en los próximos años el esperpento burocrático, la aparente caridad burguesa, la tiranía bancaria, el diario sinvivir de los autónomos, de los pobres, de la mayoría empiece a sonarnos a película de época, de otra época. Ojalá que la buena gente de una ciudad de provincias conserve lo tierno, lo entrañable y lo familiar en una vida, a ser posible más libre, a ser posible, mejor.






     Descubrí que Plácido se había rodado en Manresa estando localizando en la misma ciudad. Después de desayunar con Joan Soler en un típico bar de la Catalunya central un desayuno a base de "pa amb tomaquet, fusta d´embotits y bebent vi a porró", paseamos por la plaza central de la localidad y ahí me comentó que Plácido, se había grabado en Manresa. Hicimos incluso el ejercicio de recordar la secuencia que transcurría en esa misma plaza e intentar identificar los lugares concretos, encuadrarlos e imaginar el motocarró de Plácido aparcado entre los nuevos modelos de furgonetas que poblaban la remodelada plaza en un continuo ir y venir de transportistas entregando mercaderías en los bares y tiendas aledaños. Joan y yo pasamos el día localizando para su primer cortometraje y poniendo, quizá, los cimientos para una exitosa colaboración futura. Regresé a Manresa para grabar el cortometraje policiaco de Joan y poco tiempo después para grabar un spot para el Festival de cine negro que él había creado y dirigía. Joan y yo pasamos un mes en Nepal grabando un documental, lo estrenamos en un cine de Manresa y ganamos un Goya. Después nuestros caminos tomaron diferentes direcciones y no volvimos a trabajar juntos. Hacía tiempo, me había hablado de la idea de hacer un documental sobre el rodaje de Plácido. Finalmente en 2005, mientras yo realizaba el programa Noms para TV3, Joan realizó "La ciutat de Placido" desvelando en 30 minutos algunos de los secretos y muchas de las anécdotas del rodaje de una película imprescindible.





                                    

sábado, 20 de diciembre de 2014

Campeones del mundo


    Hoy, como muestra la portada del As que saldrá mañana, el Real Madrid, mi Madrid, nuestro Madrid, querido Matías, se ha proclamado oficialmente Campeón del mundo. En realidad, este título tan ostentoso no se corresponde con la realidad y lo que parece muy grande es en realidad bastante pequeño. Seis de los ocho equipos que participan en el torneo no tienen verdadero nivel para enfrentarse a los ganadores de la Copa Libertadores y la Champions. Históricamente ganar el trofeo (Copa Intercontinental en su antiguo formato) era mucho más importante para los equipos americanos que para los Europeos. Actualmente podemos decir que el campeón de la Champions en mayo tiene la obligación de salir Campeón del Mundo en diciembre. Hoy, nuestro Madrid, ha cumplido con la obligación y durante un año lucirá un simbólico escudo en el centro del pecho que le acredita como mejor equipo del mundo.



     También hoy, unas horas antes del partido, he ido al aeropuerto de Gardemoen a recoger a tu abuela Matilde. Hoy ha hecho su segundo viaje en avión, es curioso que tú, querido y pequeño Matías, hayas volado ya más veces que ella. El primer viaje, la primera vez que contraviniendo todos sus miedos voló, lo hizo para conocerte. Hoy es la primera vez que ha volado sola. Y esto, que parece algo pequeño, es en realidad algo muy, muy, muy grande. Hoy, la puerta del aeropuerto de Gardemoen es como la Puerta del Príncipe de la Maestranza para tu abuela. Hoy tu abuela es la auténtica Campeona del Mundo. 




jueves, 18 de diciembre de 2014

Thoris Supergutt


     Este es un capítulo breve, brevísimo, que no va más allá, querido Matías, de dejar constancia de que hoy, sin esperarlo, saliendo de echar un vistazo en la librería-juguetería del centro comercial del pueblo; me he cruzado con Bjørn Pedersen, cliente y líder del grupo de teatro del pueblo, quien me ha presentado al director del centro comercial. Según me cuentan la casualidad ha sido extrema, porque, al parecer, venían hablando de mí cuando me han visto salir, junto a ti y mamá, de Libris.
     Resulta que el director del pequeño centro comercial de nuestro pequeño pueblo desconocía que hubiese en él una pequeña productora audiovisual. Informado de tal extremo por Bjørn, para quien, justo en estos días, acabo de editar su versión de La Bella y la Bestia; deseaba ponerse en contacto conmigo urgentemente porque esta misma tarde el centro comercial ha organizado dos eventos que necesita grabar. Tras el lógico apretón de manos a modo de saludo, tardamos unos segundos en ponernos de acuerdo en el precio y quedamos en encontrarnos en el mismo centro apenas una hora más tarde de este encuentro tan casual como inesperado.

     Dicho y hecho, apenas una hora más tarde estamos de vuelta: yo con chaleco y cámaras y tú y mamá preparados para ver el concierto de Thoris Supergutt. En torno al pequeño escenario del pequeño centro comercial de nuestro pequeño pueblo se reúne casi una treintena de chiquillos dispuestos a corear las canciones de este ídolo del pop infantil noruego. Tú, querido Matías, te mueves entre los niños, casi todos mayores que tú, y los brazos de mamá; de vez en cuando te acercas a mis piernas, pero mamá te aparta rápidamente, no vaya a ser que me muevas el trípode y se fastidie la grabación.




     Terminado el pequeño concierto (alrededor de 50 minutos han durado las canciones y bailes de Thoris Supergutt) os hago esta foto a mamá y a ti, junto al ídolo del pop infantil noruego y te compramos su CD para tu pequeña colección de música. 






domingo, 14 de diciembre de 2014

Julebord


     Tener un programa en fase de grabación o edición en el mes de diciembre era en Media Pro condición obligatoria para ser invitado a la gran fiesta de Navidad que la productora organizaba cada año en algún local "chic" de Barcelona como, por ejemplo, el Hard Rock Café de Plaza Catalunya. Con programa asegurado durante varios años, las fiestas de Navidad de empresa llegaron a aburrirme. Recuerdo vivir las dos primeras con la expectación lógica de la novedad. También recuerdo que el año que terminamos uno de los programas estrellas de la productora, El Meu Avi para TV3, en noviembre, no viví como una gran tragedia griega el "poco elegante" gesto por parte de Media Pro de no invitarnos a la fiesta. La medida, puede que injusta, al menos no era arbitraria y los requisitos para recibir invitación estaban claros: tener contrato en vigor, aunque fuese de becario, en el mes de diciembre.

     De tener un contrato como coordinador y director de programas de televisión en Barcelona pasé voluntaria y gustosamente, a tener un contrato de limpiador de farmacia en Bjørkelangen. Gracias a este contrato pude descubrir la tradicional, esperadísima y muchas veces excesiva Julebord noruega. El primer año la Julebord de Boots apotek Bjørkelangen se celebró en Lillestrøm y consintió en un show de humor y una cena tipo buffet en la que no podían faltar los platos tradicionales (que en algún momento serán objeto de capítulo aparte en este cuaderno virtual) de la Navidad noruega. Una de las grandes atracciones de aquella, mi primera Julebord como trabajador del ramo de la limpieza, al parecer era ver mi reacción con el famoso acquavit noruego. Yo no soy muy de licores, pero tengo buen estómago para tolerar el alcohol y después de tres copas mi jefe arrojó la toalla y el parece ser que el español pasó la prueba.
     Un año más tarde la Julebord se celebró en un gran hotel cerca del aeropuerto. Más buffet de platos tradicionales, más acquavit (esta vez sin el jefe) y la actuación musical de un famoso grupo noruego que tiene un súper hit que habla del culo. Terminado el concierto y con el estómago pesadísimo, lleno de grasa de cerdo, tuve la dramática idea de beber dos buenos vasos de agua fría. Aquel intento de remedio contra los excesos de la cena se convirtió en un casi intento de suicidio. Terrible dolor de estómago que por suerte desapareció por completo a la mañana siguiente.

     Poco tiempo después de aquella segunda Julebord, la crisis también llegó a Noruega y mi contrato indefinido de 20 horas semanales pasó a ser un contrato de obra de 6 horas semanales. Con el cambio de contrato perdí el derecho a "paro", a baja laboral remunerada y también a ser invitado a las próximas cenas de Navidad.

     Consecuencia de la inestabilidad laboral recién descubierta en Noruega, con la ayuda de Nathaly; hicimos creer en volumen de trabajo la diminuta productora audiovisual, llamada Albatross Films, que juntos conducimos. Aunque todavía no puedo permitirme renunciar a mis seis horas semanales de contrato de obra en el ramo de la limpieza, los resultados económicos de Albatross Films son,  a pocas semanas para cerrar el año, lo suficientemente satisfactorios para que este año, nuestra diminuta empresa haya podido organizar una Julebord familiar en Rønskog Spa & Resort.

 



     Quedamos tan satisfechos de la jornada de baño en pleno invierno noruego, del buffet tradional (este  año sin excesos y sin acquavit), de la visita del "Jule nisse" (en el folklore escandinavo, el encargado de traer los regalos de Navidad) y del paseo nocturno por los alrededores del hotel en carro de caballos; que Nathaly, nueva jefa de la farmacia, decidió copiarme y celebrar a la semana siguiente una nueva Julebord familiar en la que los pocos trabajadores que ahora forman su plantilla pudiese venir acompañado de su familia. 








viernes, 12 de diciembre de 2014

El Hobbit: "La Batalla de los Cinco Ejércitos"



     He olvidado el título de la película, ni siquiera soy capaz de recordar alguna imagen, sin embargo; sí que recuerdo perfectamente la ilusión, la expectación con la que acudí al modesto local que la Asociación de vecinos de mi barrio tenía junto al Pasaje de los Delineantes para ver una película proyectada en una sábana arrugada y rodeado de un montón de chiquillos amontonados lo más cerca posible de la sábana que colgaba de la pared del fondo. Aunque haya olvidado la película, conservo vivo el recuerdo mágico del momento en el que se apagaron los fluorescentes del local y la luz del proyector hizo cobrar vida a la sábana arrugada que, esa tarde de cine de barrio, ejercía de pantalla.





     Hace mucho tiempo, quizá demasiado, que no voy al cine. Aquí es caro, el más cercano lo tenemos a algo más de 30 kilómetros y la televisión de salón es bastante grande. Ayer, sin embargo, decidí llevar a Erik y Kevin a ver la última entrega de El Hobbit. Cada dos semanas llega al pueblo un cine portátil en sesión doble: una película infantil a las 18.00 y una no infantil a las 20.00. La Navidad está cerca. La noche es intensamente oscura.  Matías duerme.
     Hace unos años llevé a Kevin a una de estas sesiones de cine. En el gimnasio del colegio vimos Gru, mi villano favorito. Desde entonces no habíamos vuelto. El recuerdo de la mala calidad de imagen y de la incomodidad de las sillas nos había desmotivado para repetir la experiencia.
     Sin embargo, porque la Navidad está cerca, porque es El Hobbit, porque está bien que Nathaly y Matías se queden tranquilitos en casa en esta noche intensamente oscura, porque las películas ya no se proyectan en el viejo gimnasio, y porque también está bien que yo y los dos mayores hagamos algo juntos; ayer decidimos darle una nueva oportunidad a este cien portátil de pueblo.

     La entrada cuesta lo mismo que la de un cine en Lillestrøm u Oslo. La película, ahora, se proyecta en la sala multiusos del nuevo centro comercial de Bjørkelangen. Erik Kevin y yo somos los únicos espectadores. Quizá sea porque la Navidad está muy cerca y porque la noche es intensamente oscura. Faltan unos minutos para que empiece la película (esa manía mía por llegar demasiado temprano a los sitios) y me viene a la mente el recuerdo de una vieja sábana arrugada y en un modesto local de una Asociación de vecinos junto al Pasaje de los Delineantes. Se apagan las luces, se enciende el nuevo proyector digital y resulta que la calidad de imagen y sonido es brutal. Si no fuese porque los asientos continúan siendo algo incómodos, no echaría de menos nada de lo que pueda ofrecer un cine de Lillestrøm u Oslo.


                             


 
   
     Termina la película y la Navidad está una horas más cerca. La noche sigue siendo igual de intensamente oscura, pero ahora se añade al paisaje una ligera niebla a ras de suelo. De la nueva trilogía ésta ha sido la que más me ha gustado. Pero nada que ver con cómo esperaba el estreno en Barcelona de El Señor de los Anillos. Llegamos a casa y Matías sigue dormido. Yo pienso en cuál de las dos trilogías le pondré primero cuando sea un poco mayor y los orcos no le den miedo.



                               



viernes, 5 de diciembre de 2014

La saeta



     Ayer Matías celebró su cumplemés 1.5 y lo celebró taconeando descalzo por el suelo del salón. Nathaly asegura que nunca ha visto a un bebé bailar de esa manera. La verdad es que mamá no había visto hasta ahora a muchos bebés cordobeses.
     Matías está cada día más alto y bonito. Ya mide 80 cm y corre y corre por toda la casa. Una de las cosas que más le entusiasma ahora es abrir cajones y vaciarlos. También le gusta ayudar a vaciar el lavavajillas. Él se encarga de los cubiertos.
     Este último mes apenas ha pisado la guardería. Para mí es una suerte y un privilegio poder pasar todo el día con él. Claro que a última hora de la noche el tono con el que dices "Matías", después de que te haya tirado el móvil  o el mando de la tele, su vaso de plástico o algún cd al suelo, es un poco distinto al tono de primera hora de la mañana. Porque esa es su nueva manía: tirar cosas al suelo. Por suerte ya no golpea la tele, como hacía hace unos meses.
     Poco a poco va ampliando su vocabulario: Nathaly y yo somos mamá y papá o papá y mamá según le de, el coche también es papá, Erik y Kevin son Eeeeik, bal es una pelota, pero al final bal es casi todo lo que quiere que le demos; tak tak es dame algo, lys es luz y mam comida.
     Con el tema comida los progresos no son como para tirar cohetes. Pienso que va a ser más de dulce que de salado: le gustan los fusilli con nata y su gran descubrimiento de este mes es el chocolate.

     La espectacular foto de abajo esta tomada en la puerta del Corte Inglés de Plaza Catalunya. Este mes   hemos pasado una semana en Barcelona. Ha sido fantástico poder estar una semana sin tener que Nathaly tenga que ir a la farmacia o sin tener yo que madrugar para montar. Matías ha disfrutado enormemente esos despertares rodeado de mamá y papá. En próximos capítulos escribiré con más detalle de estas vacaciones en Barcelona. Dejó ahora un pequeño listado de algunas de las cosas que ha hecho Matías: jugar con sus primos Quim y Vera, correr por la plaza de la Catedral, desayunar puntual en el hotel cada mañana (zumo de naranja, pipas, pan y yoghurt), portarse de lujo en un par de restaurantes con estrellas michellin, perseguir gaviotas en Port Vell, conocer a David y Olga, probar la sopa de pollo de su abuela Matilde, hacerse una foto con su padrino junto a la carreta de la Hermandad del Rocío de Barcelona, tomarse un batido en el Shilling, estrenar ropa y zapatillas, hacerse una foto junto a Papa Noël, asombrarse de ver tanta, tanta gente en unas calles que se parecen tan poco a las de Bjørkelangen.
   





     Tengo la costumbre de regalarle a Matías un Cd de música cada vez que estamos de vacaciones. De a poco le voy juntando una discoteca con la música que ha sido importante en mi vida, con música de conciertos a los que vamos juntos o con música que representa el lugar al lugar al que viajamos. Por estar en Barcelona, porque las canciones de Serrat son imprescindibles, porque acaba de sacar esta antología desordenada de 4 cds y porque Nathaly y yo tuvimos la suerte de verle junto a Sabina en el teatro de la Axerquía de Córdoba; este es el nuevo Cd de la pequeña colección de música de Matías.





     Y como cada cumplemés, querido Matías, te dedico una canción. Ya sé que estamos en fechas pre navideñas y que tocaría un buen villancico, quizá uno del Coro Yerbabuena, quizá un clásico en la voz de Sinatra o Bing Crosby, quizá uno infantil. Sin embargo, por la semana que hemos disfrutado en Barcelona, porque la canta Serrat, porque son los versos de Machado, porque también es Jesús el protagonista y porque estamos deseando volver a Córdoba en Semana Santa; la canción te tu cumplemés 1.5 es La Saeta.



                             


jueves, 4 de diciembre de 2014

El sueño de la ciudad


     Son alegremente obligatorias, en cada regreso a Barcelona o Córdoba, las visitas a la Casa del Libro y la Librería Luque. El resto del año me conformo con hojear digitalmente la revista bimensual del Círculo de Lectores. Después de cerca de 40 años de lector, ya quedaron atrás las lecturas obligatorias de la escuela y algunas modas pasajeras y, por desgracia, los consejos literarios que recibo de familiares y amigos íntimos son más bien escasos. Después de cerca de 40 años de lector, tengo ya unos gustos literarios definidos y una fidelidad absoluta a un grupo de autores: Saramago, Múñoz Molina, Rosa Montero, Almudena Grandes, Javier Cercas, Iam McEwan, John Irving…

     Ni el, para mí, desconocido nombre de Andrés Vidal ni la fotografía sepia que sirve de portada a El sueño de la ciudad, llevaron a esta novela a formar parte de uno de mis pedido del Círculo. A la hora de seleccionarlo sólo tuve en cuenta que trataba de Barcelona, una ciudad que me sedujo, que pudo haberme devorado, en la que, sin terminar perdido, tantas veces me perdí; una ciudad enorme a la que sobreviví y en la que llegue a sentirme, literalmente, "en casa", y creo que esto es lo mejor que se puede decir de una ciudad que no es la propia.





     El libro empieza con la leyenda para mí desconocida hasta ahora. Cuentan que el Tibidabo recibe su nombre por el hecho de haber sido uno de los lugares a los que Satanás eligió para tentar a Jesús de Nazaret. Desde la cima del monte y con la visión de lo que, mucho tiempo después, sería Barcelona; el diablo le vino a decir al Nazareno algo así como: todo esto te daré (tibi dabo) si te postras y me adoras. Bien es sabido que Cristo no cayó en la tentación y renunció a la posesión de los que muchos años más tarde, justamente en el tiempo en que se ubica esta novela y según reza el título de otra, se convertiría en "la ciudad de los prodigios".




     Tantos años viviendo en Barcelona, grabando incluso cerca del Tibidabo, en la carretera de la Rabasada para un documental sobre los ya casi míticos coches Pegaso; y, sin embargo, la primera y única vez que lo visité fue cuando ya me estaba despidiendo de Barcelona. Aprovechando una visita relámpago desde Lo Pagan para que mi familia conociera a Erik y Kevin, el último día, antes de regresar a Murcia; pasamos la tarde en los "cacharritos" de un parque de atracciones que se ha ido quedando antiguo pero que conserva una magia especial (Erik no olvidará nunca su visita y huída precipitada del Hotel Krüeger)  y unas vistas espectaculares.




     Además del Tibidabo y el Casino de la Rabasada, la novela discurre, a buen ritmo de lectura, por un tiempo pasado y unos lugares que terminaron por serme tan familiares: el Gótico, el Raval, el Borne, la Barceloneta, el Paseo de Gracia...
     Existe una pequeña película, forzosamente muda y documental, realizada por el pionero Ricardo Baños en 1908. Son algo más de siete minutos que he visto en varias ocasiones para buscar imágenes que ilustrasen alguna secuencia del programa Noms. En ella nos asomamos, desde un tranvía, al maravilloso espectáculo de la vida en la Barcelona a principios del siglo pasado. Esos planos-secuencia son un fidedigno testigo del transitar de la vida real por una ciudad en construcción.

     Aquí dejo un link por si algún familiar o amigo íntimo tiene la curiosidad de echarle un vistazo

https://youtu.be/ELhujMDuNYs



     La lectura de esta novela me produce nostalgia de Barcelona, una nostalgia que Nathaly se encarga de recordarme cada cierto tiempo. También para ella es una ciudad especia. Allí nos conocimos, allí empezó Matías su viaje y allí siguen mi hermana y su familia. Con la lectura de esta novela refresco la memoria de algunos paisajes, evoco algunos momentos y acreciento las ganas de regresar. 
     Además Nathaly y yo tenemos una visita pendiente. En cada regreso decimos que queremos entrar a la Sagrada Familia (casi un personaje más en esta novela) y en cada viaje posponemos la cita, pensando que así, siempre tendremos un motivo ineludible para regresar.




     Un día salí de mi pequeña ciudad andaluza sin saber que lo hacía para no volver, sin saber que Barcelona acabaría siendo una nueva casa, un lugar donde me sentí confortable, una ciudad que me sedujo al instante, una ciudad a la que sobreviví y de la que me fui enamorando, de verdad, poco a poco… y una ciudad de la que, reconozco, en los primeros meses tuve mucho miedo de salir derrotado.  Recuerdo que mi amigo Fernando, cuando le confesé mis temores en alguno de mis primeros regresos a Córdoba, me dijo algo así como: "y si te tienes que volver, te vuelves y no pasa ná". Aquellas palabras de consuelo y aliento y el vino fino que probablemente adornaba nuestra mesa o la barra de un bar, fueron el consuelo y aliento necesarios para que mi historia en Barcelona no tuviese un final precipitado.



                                       


miércoles, 3 de diciembre de 2014

RØST 2


   
     Este es un capítulo breve, brevísimo; pero igualmente necesario para dejar constancia del resultado de los días de grabación en Moss. En este segundo vídeo de Røst los aspirantes que superaron el casting se reúnen por vez primera y durante todo un fin de semana reciben clases magistrales de distintos profesionales y realizan los primeros ensayos del repertorio bajo la batuta de Tanja Räsänen, la directora finlandesa elegida para llevar a buen puerto este proyecto.
   
     El vídeo termina con imágenes del primer concierto de Røst en la sala polivalente de la Kommuna en Moss


                        

jueves, 27 de noviembre de 2014

Victus


     Hubo un periodo de tiempo, mientras trabaja en Media Pro, en el que todos mis compañeros parecían, estar leyendo, haber leído, haberse prestado en cadena y estar fascinados por la lectura de "La pell freda" de Albert Sánchez Piñol. En varias ocasiones recibí la recomendación de incluir esta novela fantástica entre mis lecturas a corto plazo. Los compañeros más allegados, sabedores de que en mi mochila siempre me acompaña un libro, me ofrecieron incluso la posibilidad de añadirme a la cadena de préstamos de uno de los ejemplares que iba dando vueltas por las oficinas. Todos los intentos de mis compañeros se encontraron con mi rechazo irracional y con evasivas políticamente correctas. Tantos años después, y aún desconozco el porqué de mi testaruda negativa.
   
     En la revista del Círculo me encontré con una nueva novela de Sánchez Piñol. Una novela histórica en la que se narran los acontecimientos previos y el desenlace del 11 de septiembre de 1714. Esta vez, sin ninguna recomendación de por medio, decidí comprar esta novela inmediatamente. Después de 11 años viviendo en Barcelona, aunque nunca participé en La Diada (tampoco soy un ferviente participante en el 28 de febrero y siempre tengo problemas para recordar en qué fecha se celebra eso que llaman Día de la Hispanidad) sí que tenía interés en conocer los datos históricos para intentar comprender porqué el Día Nacional de Catalunya conmemora una derrota militar.

     Después de que el libro reposara convenientemente en la estantería del salón durante unos meses, poco antes de viajar a Barcelona para pasar una semana de vacaciones, recorrer nuevamente lugares entrañables que ya forman parte de mi vida para siempre, estar con mi familia, reencontrarme con mi amigo David y dejar que mi pequeño dé sus primeros pasos por La Rambla, por Paseo de Gracia o por Port Vell; decidí que era un buen momento para enfrentarme a la lectura de lo que, prejuiciosamente, intuía como una lectura tan tediosa como necesaria.

     Hoy, ya de vuelta de nuestras vacaciones en Barcelona, termino de leer las 40 últimas páginas de Victus. La intención era terminar el libro antes de viajar, pero la acumulación de trabajo y el tetris de las maletas de la última noche lo hicieron imposible. Hoy, de vuelta en Bjørkelangen, pero con las sensaciones de esta fantástica semana en Barcelona todavía frescas, termino la novela de Sánchez Piñol con la certeza de haber leído una gran relato histórico. En sus páginas me ha asaltado más de una carcajada y alguna vez me he encontrado al borde de las lágrimas. Por su valor histórico y literario debería recomendarse, esta novela de Sánchez Piñol, en las escuelas de toda España.

                         


     Aún a riesgo de que los familiares y amigos íntimos, que lean este capítulo, hagan idéntico uso de la recomendación que aquí dejo del que yo hice en lo referente a "La pell freda"; recomiendo su lectura y, yo mismo, me comprometo a, en una futura visita a Barcelona que aún no tiene fecha prevista, visitar alguna de las buenas librerías que allí conozco y comprar un ejemplar de aquella novela fantástica de Sánchez Piñol que tanto me recomendaron los compañeros de trabajo de Media Pro. Será un placer, además, poderla leer en la lengua original en la que está escrita. Ventajas de ser bilingüe!



                       

viernes, 7 de noviembre de 2014

Verdades verdaderas. La vida de Estela



     Conocí a Estela de Carloto en unas jornadas sobre los derechos humanos en Madrid. El director de mi escuela, el CECC, quiso enviar dos equipos reducidos y en furgoneta para grabar estas históricas jornadas a las que, además de Estela de Carloto, acudirían prestigiosas personalidades en la materia como: Rigoberta Menchú, el Juez Jesús Guadalupe Luna y el abogado Carlos Slepoy.
     Tres días grabando conferencias, probablemente interesantísimas pero que a mí me parecieron muy aburridas; y entrevistas que, en su mayoría, me decepcionaron y terminaron por volverme un poco escéptico. Siendo sincero, tengo que reconocer que sólo las entrevistas con Carlos Slepoy y con un magistrado español, cuyo nombre he olvidado, y una conversación "off the récord" con la hija y nieta del asesinado líder político colombiano Jorge Eliécer Gaitán;  me dejaron buen sabor de boca.
     Tres días escuchando rumores a cerca de si el famosísimo juez Garzón se dejaría caer en algún momento por el evento. El juez Garzón, para decepción de su homónimo mexicano, el Juez Luna,
finalmente no hizo acto de presencia. Siendo sincero, tengo que reconocer, que en ese momento la presencia o no del famosísimo juez Garzón me daba un poco igual.





     
     Creo recordar, pero no estoy seguro, que la entrevista con Estela de Carloto fue una de las últimas; diría que el domingo al mediodía, poco antes de regresar a Barcelona. Es posible que yo ya estuviera entre resabiado y decepcionado por algunas de la entrevistas anteriores pero, siendo sincero, tengo que reconocer que la "abuela", la mujer con la que apenas hablé veinte minutos me cayó un tanto antipática.  
Las decepciones previas, su estética tan alejada de mis prejuicios sobre las abuelas y la dureza de su mensaje, en el que reconocía que algunos de los chicos las llamaban "vampiros"; me impidió empatizar con el ser humano que, tras esa fachada de dureza, sufría la perdida definitiva de una hija y la ausencia robada de un nieto. Aquella tarde, creo recordar de domingo, no supe ver más allá.

     En el mes de agosto leo la noticia de que Estela de Carloto ha recuperado, ha conocido, se ha encontrado por fin con su nieto. La noticia me sorprende porque no había vuelto a pensar en Estela hasta que hace unos meses vi el trailer de la película realizada sobre su vida. Siento alegría y curiosidad por saber el cómo y el quién. Busco fotografías y declaraciones. Reconozco que se me escapa alguna lágrima viendo la fotografía de abajo. Guido, ese es su nombre, ha encontrado a su abuela. Guido se parece a Estela. Sus sonrisas son idénticas. Pienso que es la primera vez que la veo sonreír. Durante los veinte minutos de entrevista improvisada que compartí con ella no sonrió ni un sólo instante. Hoy, su sonrisa clara y radiante borra aquellos 20 minutos obtusos en los que fui incapaz de comprender. Aunque el tiempo perdido es imposible de recuperar, ojalá que Guido y Estela tengan por delante un buen puñado de años para ejercer, con sonrisa clara y radiante, de nieto y abuela.




     Esta noche de viernes le hablo a Nathaly de Estela de Carloto y vemos su película. En ella descubro el porqué, descubro a la mujer y admiro su lucha, su valentía, su perseverancia. El tiempo pasado no vuelve y dudo que el tiempo futuro me dé la oportunidad de volver a pasar 20 minutos con Estela de Carloto. No le haría preguntas, sólo le diría: "contame" y escucharía con atención y alegría.


                        

jueves, 6 de noviembre de 2014

The duck song




    Querido Matías, tu  mes 1.4 empieza con barreras en la escalera y la chimenea. Son barreras para protegerte, para evitar que te caigas, para evitar que te quemes. Las barreras impiden que puedas moverte a tu antojo, limitan tu espacio y empiezan a enseñarte el significado de prohibido. La de la escalera la instalamos el 6 de oct y la de la chimenea después de regresar de nuestra cena de aniversario en el Fjøset. A veces te enfadas un poco por no poder subir la escalera y así poder llegar a las cosas que hay sobre mi mesa de trabajo, a tu dormitorio o a los dormitorios de tus hermanos. Este mes ya hemos tenido algunos días de frío, días que han hecho necesario encender la chimenea. Cuando abro la puerta de la vaya que te protege, te cuelas de inmediato detrás de mí y te gusta darme los pequeños palitos que ayudaran a encender el fuego. Al ver encenderse la llama, das un paso atrás y soplas. Salimos juntos del  diminuto recinto y cierro la puerta. Tú extiendes tu súper mano protectora y dices uff, uff, uff. Gracias, mi pequeño Matías, por avisarme de que yo también puedo quemarme.

      Hoy, 10 de octubre, te han puesto la vacuna triple vírica. Algo doloroso, un pinchazo, para protegerte del contagio de algunas enfermedades. Hoy no se te ha escapado ni una lágrima, ni un grito, sólo una leve protesta casi al final, cuando la enfermera ha introducido toda la aguja en tu brazo. Para que no lloraras, para que no prestases atención al dolor, mamá y yo te hemos engañado con un juguete musical que ya nos dio muy buen resultado la última vez.

     Para que no todo sean barreras, prohibiciones, dolor y engaños bienintencionados, hoy, antes de la vacuna, te hemos comprado un caballito de juguete, una antigüedad, algo que algún otro niño usó antes que tú. Queremos que te sirva ahora y después: ahora para que lo montes, te balancees y juegues; y después, cuando seas mayor para que puedas mirarlo y soñar y imaginar
   
     El martes 14 de octubre comiste por primera vez en la guardería: fusilli con fløtte. Mamá y yo llegamos temprano a recogerte (queremos que sólo estés en la guardería el tiempo imprescindible) y te encontramos sentado a la mesa y llevándote a la boca pequeños fusilli con verduras y nata. Mamá y yo te miramos a escondidas para dejarte comer tranquilo. Nos hace muy felices ver tus pequeños progresos con el tema comida, un temita que todavía tenemos un poco "verde". Al día siguiente yo te preparé un plato de fusilli con nata, zanahorias y calabacín, y volvimos a tener éxito: te comiste un buen puñado.
Las uvas siguen siendo tu postre favorito y este mes también has descubierto las uvas pasas: te encantan.

     Este mes nuestra vida social se redujo a tomar un café con una pareja rumano-albanesa que, por suerte, habla italiano. Ellos tienen un hijo, Gabriel, unos días menor que tú. Se ve que el pequeño Gabriel no tiene tan "verde" como tú el temita de la comida. El crío está un pelín más alto que tú (y eso que tú, querido Matías, estar por encima de la media de niños noruegos de tu edad) y es un terremoto. Tú lo saludaste con un poco de desconfianza y, cuando le viste correr como pollo sin cabeza de un lado a otro del diminuto centro comercial de nuestro pueblo, decidiste no imitarle; me miraste y me pediste que te diera la mano para caminar por ese lugar, para ti enorme, que todavía no conoces.

     Como muestra la foto de abajo, tomada minutos antes de volver a cenar en Fjøset para despedir a Wenche, una de las mujeres que trabajaba con mamá y que ha aceptado un trabajo en otra farmacia; estás realmente lindo. En esta foto luces un look años 70 que te queda fantástico.





     Ayer, querido Matías, fue tu cumplemes 1.4 y para celebrarlo te dejo esta canción que tu hermano Erik eligió para ti y que durante un par de semanas ha sido tu preferida para escuchar antes de irte a la cama.


                              


domingo, 2 de noviembre de 2014

Røst 1 (Moss)



     Hoy, querido Matías, es el cumpleaños de mamá. Ha sido un cumpleaños un poco raro porque yo llevo todo el fin de semana yendo y viniendo de Moss, una ciudad que queda poco más de hora y media de casa. El tiempo ha estado horrible: cielo totalmente encapotado y una lluvia fina que moja poco y molesta mucho. Por suerte ya estoy de vuelta y hemos comido juntos y mamá ha abierto sus regalos. Ojalá que el año que viene tenga igual de trabajo por estas fechas y, ojalá también, que el día 2 de noviembre lo tenga libre para celebrar con mamá su cumpleaños como ella se merece.
     El caso, querido Matías, es que desde que naciste, éste ha sido el primer fin de semana que paso lejos de ti. Y eso que he vuelto a casa cada noche.




     Cuando, después de la gestión de Nathaly y una reunión en Oslo, nos dieron el trabajo de realizar cinco pequeños vídeos para Røst, un nuevo cuerpo de música integrado por talentosos músicos menores de 18 años; la alegría fue enorme. Cuando cae algún proyecto así Nathaly suele decir que siente el viento bajo las alas de nuestra diminuta productora audiovisual.
     Cuando, pocas semanas más tarde, recibimos el plan de trabajo, Nathaly y yo enseguida clavamos la vista en este fin de semana que coincidía con su cumpleaños y en el que las grabaciones duraban tres días y para colmo en Moss (ciudad desconocida para mí). Nathaly intentó tener libres el viernes y el sábado para acompañarme. Sólo pocos días antes de la grabación consiguió librar el sábado con lo lo más importante, cuidar a Matías, estaba resuelto. El vienes yo tenía que salir de casa poco antes de que Nathaly saliera del trabajo y en esa escasa media hora la abuela Teresa cuidaría del pequeño.
     El siguiente problema que se me planteaba era cómo llegar a Moss sin perderme. Después de mirar y mirar el mapa con el que la Guía Campsa me indicaba cómo llegar, decidí probar suerte con el móvil y ver si había alguna aplicación capaz de ayudarme. La sorpresa y el peso que me saqué de encima fueron enormes cuando descubrí que mi teléfono podía convertirse en un Tomtom y ofrecerme una voz metálica, monótono ya maravillosa que me condujese a mi destino sin dificultad y en el tiempo previsto.   Decidiendo la voz que me incida el camino que la ida sea siempre por Askim y la vuelta siempre por Oslo, con algo más de kilómetros pero con mejor carretera. En cualquier caso, tanto a la ida como a la vuelta no bajaba de hora y media de viaje.
     Esta mañana incluso he tenido tiempo de hacer una parada de unos minutos para acercarme a esta iglesia que desde el viernes me llamó la atención y tomar la fotografía de abajo.
   
 



     El viernes llegué a Moss antes de que los chicos empezasen a llegar con sus mochilas, instrumentos y almohadas. Tuve tiempo de conocer a Olav, mi contacto para todo el rodaje, y de preparar tranquilamente mi cámara. El objetivo del viernes era solamente ver cómo los chicos iban llegando, se empezaban a conocer y se instalaban. Me alegró ver que algunos de los chicos que ya había grabado en el casting habían logrado formar parte de Røst. Esa misma tarde de viernes los chicos tuvieron su primer ensayo con Tania, la directora finlandesa encargada de llevar a buen puerto el proyecto. Regresé a casa cerca de la medianoche, comí algo, miré a mi pequeño dormido y me dormí yo también.
     El sábado tocó madrugar y volver a conducir hasta Moss. Allí los chicos tendrían durante la mañana clases magistrales por grupos de instrumentos. Fui pasando de habitación en habitación escuchando y grabando los progresos que no escapaban a mi torpe oído musical. A la hora de comer decidí que ya era suficiente y que no necesitaba volver a grabar un ensayo general con Tania. Convine con Olav que el domingo llegaría en torno a las 12.00 para grabar la comida, el último ensayo general y el concierto en la Samfunnshuset de Moss. Así pues, el sábado llegué a casa antes de lo previsto y pude pasar la tarde en familia.
     También el domingo pude desayunar tranquilamente en casa y escuchar un poco de La calle de en medio de Canal Sur radio antes de volver a coger el coche y conducir, con parada para foto incluida, hasta Moss. Asistí, sin grabar, al ensayo de la mañana y a mi torpe oído musical no se le escapó que la mejoría en el sonido de la banda era sorprendente. Me pareció increíble que en tan sólo un fin de semana hubiesen conseguido sonar tan bien.
     Terminado el ensayo, con la ayuda de Olav, hice algunas entrevistas a los chicos. Después de la comida grabé la secuencia de presentación para el segundo vídeo. Mientras los chicos transportaban sus mochilas, instrumentos y almohadas a la Samfunnshuset yo tuve tiempo de pasear por los alrededores y tomar las fotografías que siguen.
   






     Después del último ensayo, ya en la sala del concierto, hice, con la ayuda de Olav, la entrevista a Tania. Con un fondo horrible y una luz espantosa Tania, mucho más relajada que en el primer ensayo, dejó una frase para enmarcar "Røst is the future". Del concierto, grabé lo que necesitaba, pero no me quedé hasta el final. Aunque mi torpe oído musical estaba disfrutando mi prioridad era llegar a casa lo antes posible para estar con Nathaly en lo que quedaba de su día de cumpleaños.





     Dejo aquí el primero de los vídeos del proyecto. Lo grabé una tarde de vienes en Oslo, después de llegar al lugar equivocado y patearme medio Oslo cargado con cámara y trípode. Suerte que me gusta llegar con tiempo a los sitios. En este vídeo los chicos son aspirantes y cuentan porqué les gustaría formar parte de Røst. No todos lo consiguieron.




                                 


sábado, 1 de noviembre de 2014

Freaks







     Vemos, en esta tarde-noche de sábado, esta película que hoy sería imposible. Yo la vi por vez primera en una filmoteca, no consigo recordar si fue en Córdoba o Barcelona. Hacía tiempo, querido Matías, que quería ponérsela a tus hermanos. Se la vendí como una película de miedo. A los 10 minutos de película ya empiezan a decirme que "de miedo, no es". Pasan toda la película pensando si los "monstruos" son actores caracterizados o personas reales. Sostienen que es imposible, moralmente hablando, que sean personas reales. Les digo que la película es del año 32 y que las convenciones, los pactos sociales y lo políticamente correcto de nuestro aquí y nuestro ahora no regían en aquel tiempo y continúan sin regir en muchos lugares en esta época. Mamá queda tan impresionada que, al terminar la película, ipad en mano, se pone a buscar información y acaba por descubrir quienes fueron y qué fue de casi todos los miembros de reparto.
   




     Con el paso de los años ha cambiado la definición de "freak". En España, hoy día, incluso puede resultar "cool" ser un poco "freaky". Han cambiado los miedos, ya nos asustan las mismas cosas. Y, sin embargo, a mí, por encima de todo, me aterroriza la maldad que el ser humano, llevado por la genética, por la educación, por la desinformación, por la incultura, por la envidia, por la avaricia, por el despecho o por sabe el demonio cuántas cosas más; es capaz de destilar.
     Cuando Tod Browning (el centro de la foto de arriba) hizo esta película desconocía de las guerras y genocidios que aún estaban por llegar, no podía imaginar que se inventarían métodos de tortura, más sofisticados pero igual de terroríficos que los que utilizó la demoniaca Inquisición, que millones de seres humanos volarían por los aires hechos ceniza, que miles de cuerpos desaparecidos serían arrojados al océano, que las bombas volverían a caer sobre los hogares de familias humildes e indefensas, que se continuaría asesinado a hombres, mujeres y niños en nombre de un Dios al que llaman único.

     Una película como ésta sería, hoy día, imposible. Y, sin embargo, pienso que una película como esta es, hoy día, urgente, necesaria e imprescindible. Porque hoy, más que nunca o igual que siempre, sólo la unión de los desarmados, de los desinteresados, de los "tontos" que no saben ver un buen negocio, de los humildes, de los trabajadores, de los "poquita cosa", de los que hacen del silencio su mejor palabra, de los freakys, de los que creen en el Dios de todos, de los que buscan la belleza como su única forma de protesta; hará posible que dejemos de rendir pleitesía a usureros, políticos, multinacionales, grandes capitales opacos o invisibles, machistas, fanáticos y terroristas.
     Me da miedo la maldad que es capaz de destilar, en solitario o en grupo, una persona de mala calidad. Pero estoy convencido de que, en este circo de la vida, la buena gente es mayoría.



                                 


     Quizá no sea tan urgente, necesaria e imprescindible una película como ésta. Puede que baste sólo con volver a verla con los ojos de hoy día.


jueves, 30 de octubre de 2014

Vivir es fácil con los ojos cerrados


   
      Mamá, querido Matías, quiere ir a Almería. Yo he estado dos veces: una de pequeño y otra mientras me hacía adulto; de vacaciones y por trabajo. 
     Yo tenía 13 años cuando fuimos de vacaciones. Era la primera vez que íbamos a estar dos semanas en un hotel: piscina gigante con acceso directo a la playa y sin tener que preparar comida o hacer camas. Sin embargo, la muerte, por sorpresa, de la "tita Frasquita" cayó como un doloroso rayo en mitad de aquellas vacaciones en Roquetas de Mar. Cruzamos las Alpujarras para llegar a tiempo al entierro. Recuerdo a mi madre, tu abuela Matilde, derrumbada por la muerte de una "tía" que para ella representó muchas veces tanto como una madre. Aunque yo deseaba regresar a la enorme piscina, a la playa, a ese momento a primera hora de la mañana en el que descubríamos cuál sería el menú del día... no me atreví ni siquiera a preguntar si volveríamos o no a Roquetas.  No recuerdo bien, pero imagino que sería mi padre, tu abuelo Joaquín, quien nos anunciaría a mí y a mis hermanos que a la mañana siguiente madrugaríamos para volver a cruzar media Andalucía con destino Almería. La piscina, el mar y el hotel, seguían allí, pero la alegría y la seguridad de que las desgracias y los imprevistos les suceden a otros se había esfumado. Quedan de aquel viaje un puñado de fotografías: tu tita Rocío preciosa con sus cuatro años, tu tito-padrino con un pantalón amarillo, yo con una camisa verde, tu abuela Matilde toda de negro y tu abuelo Joaquín, manteniendo la sonrisa, sosteniéndolo todo, dándole luz a aquel triste Mini Hollywood en el que pasamos una tarde al final de nuestras vacaciones en Almería.

     Muchos años más tarde, regresé a la costa almeriense para dirigir la fotografía del cortometraje de una compañera. Un simple corto en vídeo, un pasito más en el camino de aprender a ver la luz y saber cómo utilizarla; un gran paso en el camino de aprender pequeñas verdades y mentiras de uno mismo y de los demás. Queda el recuerdo de un día de localizaciones, un día de camaradería recorriendo, quizá, las mismas carreteras que aparecen en la película de David Trueba, el atropello de un pobre perro camino de Las Negras, la sensación de libertad, la "playa de Spielberg", un último día de rodaje, nublado por dentro y por fuera y un infernal viaje nocturno de regreso a Barcelona.

     Mamá, querido Matías, también ha pasado de joven algún verano en Almería. A mamá le gustó, guarda buenos recueros y viendo Vivir es fácil con los ojos cerrados expresa su deseo de que algún verano pasemos las vacaciones en Almería. 







     Ya te conté, querido Matías, en un capítulo anterior; lo mucho que me alegré de que David Trueba ganase el Goya por esta película. No fue hasta bastantes semanas después de la noche de los Goya que vi la película. Después de verla todavía me alegré más. Porque Vivir es fácil con los ojos cerrados me gustó, me gustó mucho y me gustó todavía más cuando, hace pocos días, volví a verla mientras tu correteabas por el salón.

     Cuenta, esta película de David Trueba, una historia real; la historia de una anécdota, una anécdota importante, desde luego; pero nada más que una anécdota en la vida de quien imagino como un buen maestro. Es la historia de una viaje, en realidad la historia de muchos viajes en uno. Cuenta también, casi sin quererlo, varias historias de amor, de esos amores eternos que el tiempo convertirá en tan sólo una anécdota, importante, desde luego; pero nada más que una anécdota en la vida de nuestros protagonistas. Sobre todo es la historia de una sueño, la plasmación de una pequeña locura, el viaje hacia una diminuta utopía que revela que cada persona es capaz de lograr aquello que se proponga pero sólo sí realmente lo desea de veras.

     Yo, como David Trueba, también tuve mi noche de Goya (mucho menos importante que el suyo, desde luego, pero Goya, Goya) y, en parte gracias a ese Goya y en parte gracias a ti, pequeño y querido Matías, sé de sobra que aquello que de verdad se desea termina, tarde o temprano, por convertirse en realidad. También sé, pequeño y querido Matías, que el deseo pasivo no es suficiente, porque el deseo pasivo en realidad no un deseo verdadero. Cuando algo se desea de verdad no vale rendirse, no vale bajar los brazos, no vale tener miedo, ninguna clase de miedo. Después del Goya, después de mamá, después de ti, yo ando aún esperando a que surja una nuevo deseo para hacerlo realidad. No hay prisa, pero estoy convencido de que no tardará mucho.



David Trueba y Javier Cámara


   
          Juan Carrión es el nombre del profesor en el que se inspira esta película imprescindible. Tiene casi noventa años y todavía da clases de inglés. Juan Carrión, un día decidió irse hasta Almería para ver a John Lennon y explicarle que era necesario, imprescindible y urgente que publicase las letras de las canciones en sus discos. Juan Carrión consiguió ver a Lennon y consiguió también que en el siguiente disco, y en todos los que le siguieron hasta que le asesinaron, se incluyese la letra de las canciones. Juan Carrión, es el ejemplo de profesor que intentó, que quizá sigue intentando, hacer de este país, sembrando conocimiento en los jóvenes, algo mejor a lo que heredó.
     Las pasadas Navidades nos cruzamos en la calle, como en casi cada viaje de regreso, con algunos de mis antiguos alumnos de clases particulares de inglés (seguro que cuando seas mayor te da la risa de pensar que con mi acento terrible yo haya podido enseñar inglés) y del resto de asignaturas de la antigua EGB. Quizá alguna vez, a pesar del voto en contra, totalmente en contra de mamá, camino de Almería, quizá, volvamos a pasar un par de días en Fuente Tójar y seguro que allí algún antiguo alumno de cursos de verano se empeña en invitarnos a una cerveza. Puede que en dentro de algunos años, cuando volvamos a Barcelona a pasar unos días, llame por teléfono a algún antiguo alumno del Observatorio de cine para invitarlo yo a una cerveza. Puede, quién sabe, que algún día vuelva, aquí en Noruega, a ejercer una de las profesiones-vocación más hermosas del mundo: la de enseñar lo poco que sabemos a otros que, intentando aprender algo del maestro, consiguen despertarle nuevas dudas, mostrarle nuevos caminos y hacerle sentir vivo tenga la edad que tenga.

                         
David Trueba y Juan Carrión


     Imagino que muchos de los familiares y amigos íntimos que lean este capítulo ya habrán visto la película. Sobra indicarles que se agradece compartan su opinión.