La semana pasada Nathaly telefoneó a los organizadores de Elgrittet: una carrera ciclista de varias distancias y categorías que tiene lugar por los alrededores de Løken, el pueblo más cercano al nuestro; para intentar venderles un vídeo. La respuesta fue que no estaban interesados en un vídeo, entre otras cosas por no disponer de presupuesto suficiente, pero necesitaban, casi con desesperación, un fotógrafo que cubriese todo el evento. Así que esta mañana de domingo 31 de mayo, una mañana bastante más desapacible de lo que el atardecer de ayer hacía suponer, me toca cambiar la cámara de vídeo por la de fotos.
La fina llovizna que cae de manera persistente no me impide tirar y tirar fotos desde una hora y media antes de que se de la salida. Tiro más de 100 fotografías intentando captar la afluencia de publico y participantes al evento.
Minutos antes de la salida el cielo decide venirse abajo en forma de tromba de agua (como puede verse en la primera foto de abajo, en la que mi amigo Ole Christian consigue mantener el tipo y la sonrisa a pesar de la que se le está viendo encima). Escasos segundos antes de la salida, el cielo concede una tregua, que yo inmediatamente anote en el haber de D. Bosco; y yo puedo tomar otro buen puñado de fotografías sin riesgo para mi cámara.
Desde la primera foto de la serie anterior hasta la primera de la que sigue sólo pasan unos 18 minutos. Lo más loco no es ver como ha cambiado el cielo en esos 18 minutos. Lo más loco es la carrera que me pegué de paquete en un ATV para conseguir llegar al siguiente punto marcado en mi planing antes de que lo hiciesen los ciclistas. Después de ponerme un casco en el que parecía misión imposible meter mi cabeza y sobrevivir al primer acelerón que casi me deja tirado de culo en el suelo; me agarré todo lo que pude a la dichosa "moto de 4 ruedas" con una sola mano: la otra la tenía ocupada llevando la cámara. Después de haber grabado desde helicóptero, moto de nieve, tractores varios, lancha, piragua, catamaran y parapente; no me imaginaba que hoy iba a pasarlo tan mal en ese vehículo infernal.
Después de acelerones varios, más menos mismo número de frenadas al límite y curvas de horquilla; llegamos, no me cabe duda de que gracias a D. Bosco, a destino con varios minutos de antelación.
De vuelta al ATV. Esta vez sin hacer el boludo y teniendo las dos manos libres para poder agarrame a la moto y a al chófer. Éste me dice que ahora podemos ir más tranquilos, que tenemos tiempo de sobra para llegar al siguiente punto. Yo le creo. Inocente de mí. Vuelve a conducir como loco y esta vez por caminos de montaña. Efectivamente teníamos bastante tiempo y después más acelerones, frenazos y curvas cerradas me toca esperar más de media hora a que pase el primer ciclista por la zona del bosque en la que lo estamos esperando. A este punto los participantes llegan bastante cansados y más de uno termina de rodillas en el barro.
Después de otra loca carrera, por fin llegamos al punto de partida que también punto final; y puedo despedirme de mi chófer en el día de hoy. Hago fotos de la llegada, de los participantes y de la entrega de premios. Cuando llego a casa y vuelco las fotos al ordenador me doy cuenta de que han sido algo más de 700 fotos las que he tirado. Se las envío al cliente y poco después recibo un mail en el que dice haber quedado muy satisfecho y que espera poder contar conmigo para el año que viene. No se me puede olvidar pedir un casco más grande.
Lo peor del día: sin duda el vehículo infernal.
Lo mejore: que Nathaly haya podido acompañarme y que Matías se lo ha pasado divinamente. Esperamos repetir el año que viene. Seguro que Matías ya puede estrenar bicicleta.
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