martes, 26 de mayo de 2015
Ancelotti
Hace pocos minutos se ha confirmado la noticia del cese de Carlo Ancelotti como entrenador del Real Madrid. Todos, incluido el propio Ancelotti, nos lo barruntábamos desde el partido en el que la Juve de Morata nos eliminó de la Champions.
A pesar de los errores de este año (que haberlos háilos, pero no todos, ni mucho menos, por culpa de Ancelotti), entiendo que este italiano educado y bonachón merecía probablemente terminar su contrato y, seguro, una despedida más acorde con su excelente comportamiento con, para y por el Real Madrid.
Ancelotti llegó al banquillo eléctrico del Bernabéu con casi todas las encuestas en contra. En seguida se hizo con un vestuario con fama de egocéntrico y conflictivo. En un año natural ganó cuatro títulos, algo nunca conseguido por el Real Madrid en su historia. Batió el récord de victorias consecutivas y tuvo a tiro el récord Guinnes. Pero a partir de enero todo se vino abajo: mala suerte con las lesiones y mala suerte en algunos partidos clave en forma de tiros al palo o penaltis fallados. La suerte es un regalo con trampa que tarde o temprano termina jugando a la compensación. Quizá pagamos este año la factura del minuto 93 del año pasado.
En el debe de Ancelotti y su cuerpo técnico yo, por mi cuenta y riesgo, que opinar en esto del fútbol es sano y gratis; pongo sobre todo la falta de rotaciones. Quizá con un poquito más de frescura mental y física, de competencia entre los que más juegan y los que lo hacen menos, el resultado hubiese sido otro y la mala suerte no hubiese estado tan presente.
Pero el caso es que, dándose todo como se dio y teniendo por casi seguro un doloroso triplete del eterno rival; la mayoría de la afición y casi la totalidad de la plantilla deseaban que Ancelotti continuase siendo el entrenador la próxima temporada. En esta cuestión yo también voy con la mayoría. Imagino que con un centrocampista más (cuánto se echó en falta este año a Modric y no estaban ni Casemiro, ni Xabi para suplirlo) y con el doloroso y necesario aprendizaje de deja la derrota, y la factura del mínuto 93 de Lisboa saldada; la próxima temporada, con Ancelotti a los mandos, hubiese sido mejor que ésta. Suficiente para garantizar uno más de un título.
Los que mandan no lo han visto así y, sea por capricho o por conocimiento de detalles que a la mayoría se nos escapan, no queda otra que despedirnos del este italiano educado y bonachón que ha sido uno de los nuestros, que ha defendido al Club, a la afición y a los jugadores contra viento y marea, que ha trabajado honestamente, que no se ha quejado nunca, que no ha dicho una mala palabra de nadie, que lo ha ganado casi todo; y que, hace casi exactamente un año, nos ganó a todos los madridistas cantando el Himno de la Décima.
Ancelotti ya es historia de mi equipo y parte de mi memoria sentimental. Se despide con este mensaje: "Me quedo con el recuerdo de dos años fantásticos en el Real Madrid. Gracias al club, a esta afición y a mis jugadores. Hala Madrid y Nada Más". Así se despide un caballero, uno de los nuestros. Dice Ancelotti que no quiere entrenar el año que viene, que seguirá viviendo en Madrid, que recorrerá España y que acudirá al Bernabéu para ver jugar a los suyos.
Dicen que viene Rafa Benítez. Ojalá que, al igual que Ancelotti, se gane un capítulo en este cuaderno virtual, y ojalá que tarde muchos años en escribirlo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario