miércoles, 13 de mayo de 2015

San Matías



     La pintura de abajo, querido Matías, es un óleo de Rubens, pintado sobre una tabla de 107,2 cm x 82,5 cm, que representa al Apóstol San Matías y que se conserva, no expuesto, en el Museo del Prado.
En la web del Museo aparece la siguiente información:

realizado probablemente para un miembro de la nobleza flamenca deseoso de evidenciar su fidelidad al catolicismo. Rubens, uno de los principales creadores de imágenes de devoción que exaltaran los dogmas católicos, potencia aquí la idea de sacrificio y entrega de los protagonistas, al representarlos con instrumentos relacionados con sus respectivos martirios. Pintada al poco de volver de Italia, el artista se inspira en la escultura clásica y en la pintura de Miguel Ángel y de Caravaggio. La fuerza física que muestran las figuras sirve como metáfora de su valor moral y firmeza, mientras que la luz, muy dirigida y contrastada, ayuda a enfatizar el valor de la determinación y seguridad demostrada por estos santos.La serie, que conoció un éxito enorme y fue copiada varias veces, pasó por diversas colecciones privadas antes de ser obtenida por el duque de Lerma. Los cuadros que forman el apostolado entraron en la Colección Real en el siglo XVIII.





     Pero no es al Apóstol Sas Matías, querido hijo, a quién debes tu nombre. De hecho mamá y yo, cuando decidimos llamarte así, ni siquiera sabíamos de su existencia. Fue tu tito y padrino quien, pocos minutos después de conocer cómo te llamarías nos contó que Matías, como se recoge en Hechos de los Apóstoles (Hechos 1, 21-26) fue el apóstol número trece, quien sustituyó a Judas Iscariote. Matías cumplía los requisitos de haber sido testigo de la resurrección de Jesús y pertenecer al grupo de sus seguidores desde el bautizo en el río Jordan a manos de Juan el Bautista. Se propusieron dos nombres para la elección: José, por sobrenombre Barsaba, llamado Justo y Matías. Se pronunció una oración dirigida al Señor para que manifestase su voluntad acerca de la elección del nuevo Apóstol y la suerte o la providencia señaló a Matías. 
     
     Pero, como te decía, querido Matías, mamá y yo elegimos tu nombre antes de tener noticias del Apóstol. Mamá y yo decidimos que te llamarías Matías porque su significado es: regalo de Dios. Y no podemos imaginar un regalo más maravilloso que tu día a día junto a nosotros. 

     En Noruega, a diferencia de España, no hay tradición de celebrar el "día del Santo". Así pues, lo normal aquí sería que cada 14 de mayo nos pasase desapercibido. Sin embargo, eso de tener un papá español tiene algunas ventajas y ésta de celebrar el día de tu Santo es una de ellas. 
     La fiesta de hoy en realidad ha sido improvisada. Mamá y yo no teníamos intención de celebrarte este día hasta que no tengas la edad suficiente saber qué es una fiesta y porqué ésta es en tu honor, o por tu nombre. Quizá el año que viene. Pero el caso es que los tíos de mamá, Waleska y Terje la semana pasada nos propusieron aprovechar la festividad de hoy (este año el día de San Matías coincide con el Kristi himmelfartsdad, o lo que es lo mismo el Día de la Ascensión de Jesús) para ir de compras a Suecia. Una cosa llevó a la otra y como decidimos parar en casa a la vuelta  para tomar un café. Mamá y yo acabamos comprando una tarta para acompañar y celebrar tu Santo por primera vez. 

     De esta manera la tradición ya queda fijada y a partir de éste lo celebraremos cada año. De hecho, teniendo en cuente que tu cumpleaños es el 5 de julio, fecha complicada para celebrar un cumpleaños con tus futuros amigos de colegio; mi idea es que los 14 de mayo sirva para esto. Por el momento, querido Matías, mamá no está muy convencida de esta idea. Igual, en familia o con tus futuros amigos, intentaremos hacer de cada 14 de mayo un día especial para ti.


 


     Después de los primeros apuntes de tu tito-padrino, mamá y yo buscamos más información sobre el Apóstol San Matías. Descubrimos que en la ciudad alemana de Trier (o Tréveris en español) se encuentra la abadía de San Matías, donde cuenta la tradición que Santa Elena ordenó llevar las reliquias del Apóstol. Algún año, querido Matías, coincidiendo o  no con su día y el tuyo, viajáremos a Trier para visitar una ciudad que, leo, es bastante hermosa y la abadía de San Matías en especial. 





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