jueves, 20 de febrero de 2014

Pina



     No sé, ni a cuento de qué ni en mitad de cuál conversación, mi amigo Fernando hizo alusión, y me trajo a la memoria unos años a los que él se vino a referir como "el tiempo en el que éramos cultos". No recuerdo qué le dije, pero confío en no haber sido tan estúpido como para contestarle qué seguimos siendo cultos. Qué coño vamos a ser cultos, ni lo somos ni, en realidad, lo hemos pretendido nunca.
     Es verdad que tuvimos la suerte de que, sin ser hijos de grandes e ilustradas familias; nuestros padres  se esmeraron por darnos la mejor educación posible y no escatimaron una peseta a la hora de poner libros en nuestras manos.
     El montón de, cómics primero y libros después, que mis padres me fueron regalando, sumado al lento transcurrir del tiempo en los veranos tojeños, me convirtieron de por vida en un amante de los libros. Tanto que recuerdo haberle soltado a una prima una barbaridad porque no conocía a Julio Verne. Yo era un poco bruto en aquellos años de infancia, pero lo de ser un niño y no conocer a Julio Verne algún castigo debería tener, no?

     Durante el intento de engañarme a mí mismo y sacar la carrera de Derecho por pura insistencia, y recurriendo a la lectura, que no estudio, de los apuntes en la última noche, a una oración a destiempo y a la suerte de que pregunten los poco, lo único que sé; dispuse de tiempo, de mucho tiempo y de la economía justa para seguir comprando libros y leerlos, para ir al teatro con la entrada más barata, y abusar de la filmoteca y las sesiones matinales y golfas del Arcángel.
     No sé si en el desánimo por los estudios coincidimos Fernando y yo, pero, además del tiempo y la economía parecida de que disfrutábamos en ciudades distintas; había algo en lo que, no tengo duda, éramos iguales: la curiosidad. Éramos terriblemente curiosos, queríamos conocer cosas nuevas, escuchar nuevas músicas, ver películas antiguas y descubrir nuevos directores, nuevas formas. Sabíamos de sobra que había tantas, tantas cosas que se nos escapaban, que nunca alardeamos de ser "cultos", simplemente disfrutábamos cuando llegaba el viernes y nos juntábamos en mi casa. Fernando siempre llegaba de Sevilla  con alguna película que comentar, siempre con una nueva música que compartir. No éramos cultos, qué coño íbamos a ser cultos, pero la verdad es que éramos terriblemente curiosos; lo triste es que a nuestro alrededor no había mucha gente con la que compartir nuestra curiosidad, nuestro asombro y nuestra admiración por los escritores, los músicos y los cineastas a los que regalábamos nuestra escasa economía y nuestras horas en la madrugada.

     La semana pasada Nathaly volvió al trabajo. Matías y yo pasamos juntos toda la mañana y parte de la tarde. Demasiadas veces he oído decir que un niño te roba el tiempo. No es verdad. Matías me ha regalado tiempo. Tengo un montón de horas durante el día en las que sólo tengo que cuidarlo, acompañarlo, mirarlo, tratar de ir enseñándole algunas cosillas y algunas gracias, cantarle, bailar con él y quererle mucho. Ahora me sobra tiempo cada día para ver alguna película. Lo normal es que Matías la empiece a mirar conmigo o que juegue en la alfombra un rato antes de caer rendido. Mientras duerme, yo termino la película y todavía me alcanza para leer un rato.






    Gracias a la curiosidad que mantengo intacta, al tiempo que me regala Matías cada día y a Wim Wenders, he descubierto a Pina Bausch. No tengo duda de que, aunque no la hubiéramos conocido, si hubiese llevado alguna de sus coreografías a Córdoba, por pura curiosidad, por las ganas de descubrir, de no perdernos casi nada... hubiésemos acudido a la danza. De seguro habríamos salido asombrados, felices y con ganas de tomar un par de finos.

      Ojalá que alguien vuelva a poner en escena alguna de sus coreografías, y que los planetas o los santos tengan a bien que esto suceda en tiempo y lugar oportuno, y que Nathaly y yo podamos acudir, por ejemplo, al Opera en Oslo o al Gran Teatro en Córdoba. Por si acaso esto no sucede, habrá que agradecerle a Wim Wenders haber creado esta película.


 
                                




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