miércoles, 31 de diciembre de 2014
Mira qué noche más buena
La fotografía de arriba ilustra el último paseo de este año 2014 que en pocas horas echará el telón para dar paso a 2015. La cena está casi lista y aprovechando que faltan algunas horas para que lleguen los invitados y que el día, aunque bastante frío, está precioso; mamá quiere que salgamos a pasear. Probablemente la abuela Matilde piense que estamos locos, pero se pone sus guantes y su chaqueta y nos acompaña. Tú, querido Matías, vas sentado en tu pequeño trineo. Tus hermanos y yo nos turnamos para arrastrarte por la fina capa de hielo y nieve que cubre las aceras. Aprovechamos la bajada del ASVO para correr y darle un poco de velocidad a tu trineo. No tienes miedo. Te ríes. Poco a poco el Sol va cayendo y, cuando llegamos al puente que hay junto al campo de fútbol, más o menos a las tres de la tarde es esa preciosa pelota fulgurante que se cuela entre los árboles y tiñe el paisaje de un cálido color ámbar. Pocos minutos más tardes, con la últimas luces de este corto día, llegamos a casa.
Para terminar de cocinar, para imaginar que estamos en Córdoba, en Fuente Tójar más concretamente, para soñar que no falta tu abuelo Joaquín; me pongo el CD de Ecos del Rocío que le pedí a tu abuela como regalo para ti y al que pertenece el vídeo que cierra este capítulo. Este CD junto al del Coro Yerbabuena, me ayudarán cada Navidad a explicarte cómo eran mis Nochebuenas y mis Nocheviejas. Termino de cocinar y la casa se llena de gente: llegó tu abuela Teresa y su hermana Mabel y los hermanos de mamá y tus primos. El ambiente, aunque festivo, es más noruego que chileno o andaluz. La única concesión de la noche es tomarnos la uvas con Canal Sur televisión. Hace rato que duermes. Te has portado bien en la cena y has corrido de acá para allá, de unos a otros. Mamá y yo nos apresuramos a besar a todo el mundo y desearles feliz año junto a la pantalla de mi ordenador para salir corriendo hasta el espacio central del salón que tu ocupas dormido en tu "Tiny". Te damos un beso suave y te deseamos el mejor de los años. Se nos cae la baba mirándote. Por la ventana grande del salón empiezan a verse los fuegos artificiales. Yo salgo a encender algunos con tus hermanos y pienso las noches de fin de año que se fueron para siempre: las de mi pueblo; y en las que están por venir. Hoy duermes cansado, pronto empezarás a pedir poder encender tu algunos petardos.
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