Querido Matías: hoy es tu cumplemés 1.3. Y mientras yo este escribo estas líneas tú los estás celebrando en el salón, comiendo brownies de chocolate con mamá y tus hermanos. Ayer tuviste tu primera fiesta multitudinaria. Martin, el primo de mamá, celebró ayer su mayoría de edad. Es verdad que antes de la fiesta de ayer, estuviste en el bautizo de tu prima Vera y en tu propio bautizo; pero eras muy pequeño y te pasaste durmiendo casi todo el rato. Ayer, a punto de cumplir 15 meses ya, no te perdiste ni un minuto de la fiesta.
Mamá te vistió con un pantalón vaquero y un chaleco, heredados de tu primo Quim, y con un polo blanco, de estreno, que te compramos el día anterior en Mi mio. Ayer, en la fiesta, caminaste más que ningún día. Dabas vueltas y vueltas al salón, persiguiendo globos y piernas. No extrañas, abrazas a cualquiera. Tu abuela Matilde dice que yo y mis hermanos éramos igual: "gitanillos". Mamá dice que ella y sus hermanos, también. Parece que tienes a quien salirle.
Tu abuela Teresa te trajo, de su viaje a Italia, un peluche y una camiseta. Por suerte, también se acordó de traerte una bolsa de "suflitos" del Kiwi. Entretenido con ellos y un tenedor. te portaste fantástico durante la comida. Después de comer, cuando viste que todo el mundo empezaba a levantarse, empezaste a protestar. Te bajamos al suelo y, pasando por el cuidado de Erik, Kevin, mamá y yo, seguiste paseando por el salón, jugando con los globos, mirando jugar, también con los globos a los mayores, acercándote a ellos hasta límites peligrosos, abrazando piernas ajenas y levantado en brazos de casi todos. Hasta hiciste un intento de bailar pero, como nadie tuvo a bien llevar algo de flamenco, el intento quedó sólo en eso: un intento.
A las diez y media de la noche, mamá y yo decidimos que ya estaba bien por hoy. Tú, cada vez más "borrachito", seguías trazando círculos en el salón. En el coche, no tardaste ni un minuto en caer rendido. Mamá y yo podemos dar fe de que lo pasaste muy bien.
Las dos fotografías de la derecha son de antes de salir de casa, la de la izquierda es ya en la fiesta.
Una de las cosas que mejor has aprendido a hacer este mes 1.3 es protestar. En la fotografía inferior de la derecha, puedes ver un ejemplo de lo que te digo. Estas últimas semanas protestar por un montón de cosas: porque no quieres estar en brazos, porque quieres estar en brazos, porque quieres algo de la mesa, porque lo que te damos no es lo que quieres, porque quieres subir la escalera y no te dejo, porque quieres coger algo y no te dejo... Por suerte, al grito de protesta, de momento no le sigue un mar de lágrimas. Al grito inicial, le puede seguir otro, y yo otros cuantos más; pero, de momento, no es demasiado difícil atraer tu atención con otra cosa y neutralizar o aplazar tu incipiente protesta.
Hoy, tu cumplemés 1.3 ha caído en domingo. Mamá ha tenido la oportuna y feliz ocurrencia de ir a misa. La verdad es que el día, después de un inicio titubeante, lucía precioso. Yo pude adelantar bastante trabajo esta semana, gracias sobre todo a que mamá y tus hermanos tuvieron vacaciones y pudieron cuidar de ti mientras yo editaba, y hoy tengo todo el domingo libre.
Así pues, hemos caminado hasta la iglesia del pueblo. Allí nos hemos encontrado con que los que había no era exactamente una misa. Hoy se celebraba la "Høsttakkefest", algo así como el día de acción de gracias por el fin de la cosecha. Tú te has pasado el rato corriendo ya haciendo correr a mamá desde su asiento hasta la mesa con lápices y velas. El padre de Magnus, un compañero y amigo de Erik, se ha pasado un rato, sentado contigo en el suelo, mostrándote peluches y figuritas de animales de plástico. Al terminar la misa que no era exactamente una misa, hemos comido fruta y verdura fresca, y bebido "saft". Al salir de la iglesia te has quedado dormido. Mamá y yo hemos paseado hasta casa. Mientras dormías, más de dos horas hoy, mamá y yo hemos tomado un café en el porche.
Este mes, querido Matías, has hecho grandes progresos caminando y con las comidas: ya has dejado totalmente de gatear y, de un día para otro, empezaste a comer casi cualquier cosa que estemos comiendo nosotros, siempre que tengas un poco de hambre y te demos trocitos pequeños. Las mandarinas, las uvas y las salchichas son, de las cosas nuevas que has probado, las que más te han gustado. Caminando, estás ya tan suelto que incluso has empezado a hacer cosas peligrosas, como escalar por la banqueta de la cocina, la escalera y hasta por tu cocinita a medio terminar. En la escalera tienes un rinconcito propio. El quinto escalón tiene el ángulo y anchura suficiente para que puedas sentarte cómodamente y, desde él, sacar una a una todas las cosas que tengo en la última bandeja del organizador que hay sobre mi mostrador de trabajo.
Cada día más hábil y más atento a lo que te rodea, mamá y yo estamos deseando que empieces a hacer progresos de verdad en el asunto del habla.
La canción que regalo por este cumplemés 1.3 es la Milonga de mis amores. Al bandoneón el gran Rodolfo Mederos. Por tres motivos, te regalo esta milonga: porque me gusta mucho el tango, la milonga, el bandoneón; porque al principio de este mes escuchamos juntos en un par de viajes de la guardería a casa, y pareció gustarte, un disco de tangos y milongas titulado Mi Buenos Aires querido; y porque, también al principio de este mes, aprendiste a utilizar el libro musical que tu tita Rocío pidió a los Reyes Magos para ti. Este librito te llegó un poco pronto y, como muestran las fotografías de arriba, a principios de este año lo que más te interesó fue destripar el libro hasta sacarle los cables. Mamá y yo hacíamos sonar la música, y a ti te gustaba escucharla, pero eras muy pequeño para relacionar el pequeño sensor de cada página con el sonido que liberaba. Desde enero hasta hoy has crecido mucho y ya sabes perfectamente dónde hay que pulsar en cada instrumento para que suene la melodía. La primera y la que más te gusta es la de este bandoneón. Como, hace meses, dejaste el libro en estado crítico, mamá y yo lo tenemos en cuidados intensivos y somos nosotros los que te pasamos las páginas para que tu puedas ir haciendo sonar cada instrumento. Intentaremos repararlo lo mejor posible y conservártelo por mucho tiempo, pequeño y querido Matías.
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