domingo, 10 de agosto de 2014

La condesa descalza



     Hoy es un domingo perezoso. Mucho trabajo pendiente y pocas ganas de trabajar. Qué fácil es culpar al destino cuando el perezoso, hoy, soy yo. En mi descargo tengo la boda de ayer. Después de seis años vuelvo a grabar una boda. Había olvidado que, desde el paseo hasta el altar de los todavía novios hasta la fiesta de los ya casados, las horas, muchas, pasan muy lentamente para los no invitados.

     Los domingos, y si son perezosos como éste con más motivo, son días de películas clásicas. Hoy me apetecía mucho ver La condesa descalza.




     Estamos preparando un viaje a Barcelona para mediados de octubre. El motivo principal del viaje es familiar. Hace ya más de medio año que no veo a la familia de mi hermana. La idea, después de pasar unos días en Barcelona, era volver a viajar a nuestro Sur. Motivos presupuestarios desaconsejan ese viaje de Catalunya a Andalucía.

     Buscando cosas por hacer y nuevos lugares que visitar, me acordé de Tossa de Mar. De inmediato me vino a la cabeza la imagen de Ava Gardner en Tossa. No fui capaz de recrear la imagen nítida de alguna secuencia en Tossa, pero el perfil de la playa con la fortaleza al fondo estaba claro en mi mente.

     En mis años de juventud era un fiel oyente del programa de radio Polvo de Estrellas. Ocupaba un espacio en la madrugada, justo después del programa deportivo de José María García, y lo conducía Carlos Pumares. El señor Pumares hablaba del cine con pasión y hacía gala de una memoria cinéfila descomunal. Adornaba además, el señor Pumares, su fantástico programa, por el  que era felicitado con efusividad en el inicio de casi todas las llamadas que recibía; con un puntito de ironía y mala leche contra aquellos oyentes que tuvieran la desgracia de hacerle una pregunta estúpida.
     Cada madrugada eran muchas las llamadas que, tras la felicitación de rigor y el reconocimiento en muchas ocasiones de ser la primera vez que el temerario oyente se atrevía a llamar; describían la secuencia de una película olvidada, esperando que el gran Carlos Pumares acertase con el título de la película que tanto le había gustado al oyente, pero que como la vio de pasada o hace tantísimo tiempo, había olvidado el título por completo.
     Decía Carlos Pumares, en más de una ocasión, que casi todos somos capaces de recordar el final de una película que nos ha gustado; pero que muy pocos son los que pueden recordar la secuencia inicial de esa misma película. Mi caso es singular en este sentido pues, muchas veces, olvido también el final.

     De La condesa descalza, sin embargo recordaba perfectamente la primera secuencia: lluvia en el entierro de María Vargas, un puñado de paraguas negros y al fondo Bogart con una gabardina marrón mojándose y empezando a contar en off la historia de María.
     Vuelvo a disfrutar viendo la película. Me sorprenden los diálogos de las primeras secuencias. Son brillantes. No recordaba los cambios de punto de vista en la narración en off. Poco a poco va llegando otra de las secuencias que más me impresionaron cuando vi la película por primera vez. Es la secuencia que viene después de la boda de María. Ella, el conde, su primer amor, el amor de su vida y un desgraciado secreto de guerra que nubla por completo la noche de bodas. Pero, y Tossa?
     Hasta mitad de película no había caído en la cuenta de todavía no había aparecido el poderoso perfil de la fortaleza de Tossa. Conforme van pasando los minutos empiezo a inquietarme y a desconfiar de mi memoria. Con las últimas secuencias ya tengo clarísimo que Tossa no está en está en esta película que, tan bien, creía recordar.

     Antes de empezar a buscar la filmografía de Ava Gardner en busca de un rodaje en Tossa, recuerdo algo curioso que me pasó antes de empezar a ver la película. Bajando por la lista de títulos apreté el play en La caja de Pandora. Empezó una película en blanco y negro dirigida por Pabst. Después de un momento de desconcierto la paré y seguí bajando por la lista hasta llegar a La condesa descalza. No sabía cómo había confundido los dos títulos. En realidad mi subconsciente había asociado mejor que mi memoria. La película de Ava Gardner en Tossa que yo, tan bien, creía recordar, es Pandora y el holandés errante.

     En cualquier caso me alegré de que este fallo de memoria, poco alarmante, me diese la oportunidad de volver a ver y disfrutar de La condesa descalza.
     La secuencia que dejo a continuación es, para mí, la peor de la película, pero es la única que he encontrado. Al principio, en el bar de Madrid, no vemos bailar a María, sólo vemos sus manos y la reacción del público. La secuencia es magnífica. No entiendo cómo Mankiewicz, no encontró una forma mejor para filmar este inclasificable intento de baile de Ava Gardner.



                                   


     Si alguno de los familiares y amigos íntimos que lean este capítulo ha visto y recuerda La condesa descalza, no duden en darme su opinión.



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