lunes, 11 de agosto de 2014

Barnehagegården



     Querido Matías:

     Esta mañana has empezado en la guardería y ayer por la noche empezaste a caminar. Puede que tú, cuando lees estas páginas virtuales, no le des mucha importancia a este hecho. Pero yo sí. Justo antes de verte aparecer por la puerta sin puerta del salón, haciendo equilibrios con tus pequeñas piernas y sin nada alrededor que te sirviera para apoyar las manos; yo estaba pensando en que lo más probable era que, imitando a los demás bebés, algo mayores que tú; empezases a caminar en la guardería. Concretamente estaba pensando que un día llegaría a recogerte y alguna de las cuidadoras me diría, en noruego, que ya habías empezado a caminar. Concretamente estaba pensando que me alegraría y que también me daría un poco de rabia haberme perdido esos primeros pasos. Y estando con estos pensamientos concretos, vi aparecer por sorpresa tus piececitos haciendo equilibrios por la puerta sin puerta del salón. Qué grande, chiquitín.

     La foto que viene a continuación la hemos tomado esta misma mañana. Estás sobre el suelo de la cocina, preparado para tu primer día de guardería. Con los pies bien firmes en el suelo, preparado para repetir esos cuatro pasitos vacilantes que tan felices nos hacen a mamá y mí.




     Antes de salir de casa el día estaba lluvioso, pero, poco antes de subirte al coche, el cielo se ha despejado el tiempo justo para que a la llegada a la guardería te pudiese hacer un par de fotos. En la guardería tienen lo tienen todo listo para tu llegada. Tu nombre, Matías sin h y con acento en la í, está perfectamente escrito en los lugares en los que tenemos que dejar tu cosas: pañales, ropa de lluvia, botas de agua..., tienen también un globo amarillo de cartulina con tu nombre y la fecha de tu cumpleaños.




     Ahora que me fijo en el globo, veo que te han puesto el acento en la otra dirección. Detalle sin importancia.
     Hoy hemos llegado a las 10.00. Los demás niños de tu grupo "HØNEPØNE" ya estaban allí. Al principio te has asombrado un poco al ver tantos niños de tu estatura en una misma habitación. Mamá y yo te hemos dejado en el suelo y, después de señalar en todas direcciones, has gateado hasta la estantería de los juguetes. Una de las cuidadoras, aquí las llaman "tias", sin acento, se ha hecho cargo de ti. Mamá y yo hemos dado un paso atrás y hemos visto como jugabas con los juguetes y como, poco a poco, te ibas acercando a los demás niños. Las coletas de una niñita rubia, unos meses mayor que tú, han sido una tentación a la que no has podido resistirte. Dos veces se las has tironeado. Mamá y yo nos hemos mirado sabiendo los dos que algo así podía pasar. Tanta novedad, tantos niños. (A la vuelta las cuidadoras nos han asegurado que no ha habido ningún incidente más y que te has portado muy bien).

     Al poco rato has empezado a aburrirte y has decidido cruzar, gateando, dos habitaciones hasta llegar a la cocina. Allí había niños de tres años que intentaban armar un carril de madera para unos cochecitos también de madera. Tu llegada a la mesa ha hecho imposible su misión. Mientras tú les ibas tirando los coches al suelo, la cuidadora nos ha preguntado por la comida que te gusta. Mamá y yo hemos vuelto a mirarnos sabiendo los dos que el asunto de la comida va a ser un poco difícil. Después de enterarnos de cuáles van a ser tus rutinas y de la ropa que sí o sí tenemos que comprarte, mamá y yo te hemos dado un beso y te hemos dicho "hade". Tú nos has sonreído y has seguido tirando al suelo los coches de los niños de tres años.

     Para que te voy a negar que mamá y yo además de mirarnos varias veces en el corto camino de la puerta al coche, nos hemos ido con un poco de preocupación, y deseando que superes las tentación de la perturbadora coleta rubia y que la paciencia de los niños de tres años sea infinita. Sentados en el coche, mamá y yo nos miramos y los dos sabemos que no vas a comer ni dormir.
     Mamá y yo hemos pasado una hora y media en Aurskog tomando un café y un bocadillo, haciendo tiempo para regresar a buscarte. En este primer día sólo te hemos dejado solo una hora y media.

     A la vuelta te hemos encontrado en el mismo sitio que te dejamos. Estás en la cocina con dos cuidadoras. El resto de "HØNEPØNE" están durmiendo y los niños de tres años están jugando en el patio. Verte allí, jugando entre las cocinitas de juguete nos confirma algo que mamá y yo ya sabíamos: no has dormido. Una de las cuidadoras nos confirma otra cosa que mamá y yo también sabíamos: no has comido nada.  Tampoco has llorado, no ha habido más incidentes que tengan que ver con el pelo de otro niño y te alegras de vernos. Nos sonríes y rápido y directo le reclamas a mamá tu comida con un perfecto "MAM".

     Mamá y yo nos reímos y respiramos tranquilos de que toda haya ido bien en tu primer día de guardería.




     Este primer año sólo irás dos días a la semana a la guardería. De momento puedo hacer compatible mi trabajo y cuidarte. Mi deseo es que no sea sólo este año, yo quiero que, hasta que empieces el colegio, sólo tengas que ir a la guardería un par de veces a la semana. Pronto aprenderás que los adultos tenemos que trabajar para conseguir dinero, y que el dinero sirve para comprar cosas. Ojalá que en los próximos años las cosas sigan como van y el trabajo que tengo sea el justo y necesario para poder darte casi todas mis mañanas, para poder comprar el mayor tiempo posible junto a ti. Mamá tiene un trabajo fijo, y gracias a eso yo puedo ser freelance y trabajar a mi ritmo, o al tuyo. No me importa grabar cientos de obras de teatro, cientos de vídeos para youtube, cientos de bodas; no me importa madrugar los sábados y domingos, y trasnochar alguna noche si así puedes pasar más tiempo jugando conmigo en el salón de casa que al cuidado de otros brazos.

     Mamá y yo sabemos que es necesario que vayas a la guardería, sabemos que te hará bien el contacto con otros niños, también el contacto con otros adultos. Pero igual nos da, después de algo de trece meses en los que siempre estuvo a tu lado uno de los dos, algo de vértigo saber que con este primer día de guardería ha empezado una parte de tu vida de la que no seremos espectadores, una parte de tu vida que queremos nos vayas contando día a día para así no perdernos nada.

     Esta última foto es un recuerdo de este primer día, un recuerdo de las habitaciones que desde hoy has empezado a hacer tuyas, habitaciones que estos años serán tan importantes para ti y de las que el tiempo borrará casi todos los recuerdos que no conservemos en papel, haz de luz o letra.
   
   


    Feliz primer día de guardería, querido Matías.




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