Hace días que buscamos un buen momento para ver "Violeta se fue a los cielos", la última película del chileno Andrés Wood, una biografía de Violeta Parra basada en el libro homónimo de Ángel Parra, hijo de Violeta.
4 de octubre, noche de viernes. Matías se está quedando dormido, Erik y Kevin tienen semana con su padre y Nathaly y yo no tenemos que madrugar el sábado. Buen momento para ver "Violeta..."
Independientemente de la obvia vinculación sentimental con el personaje, la película es buena, muy buena. Ángel Parra escribió "Violeta se fue a los cielos" con sesenta años y él mismo advirtió al director de la película y a todos los espectadores que, en los recuerdos de un niño la frágil memoria suele llenar lagunas con la ayuda de la imaginación y que, para escribir "Violeta...", no utilizó datos históricos sino sólo los momentos y detalles que él, desde su óptica infantil, recordaba de su madre.
Digo que la película es buena porque emociona y poco más y nada menos se le puede pedir a una obra de arte. Por momentos emociona hasta las lágrimas, por momentos conmueve y duele, por momentos te roba una sonrisa y alguna vez te indigna.
La dirección de fotografía y arte es más que notable y las interpretaciones son tan creíbles como dignas. De todo ello resulta una película veraz que responde esencialmente al quién fue Violeta Parra y al cómo fueron sus circunstancias.
Violeta vivió la vida intensamente y su vida, como toda vida intensamente exprimida, alterna instantes de algo cercano a la felicidad con momentos de una terrible dureza. Violeta amó, cantó y sufrió intensamente, se reveló contra el machismo y la injusticia y dedicó su vida a la gente, evitando que el tesoro cultural de sus mayores cayera en el olvido y creando nuevas canciones que siguen dando luz tantos años después.
Termina la película y Matías sigue durmiendo, Nathaly y yo asumimos que hasta hoy apenas sabíamos cuatro detalles de la vida de Violeta, yo hasta soy incapaz de ponerle otra cara diferente a la de Francisca Gavilán, la actriz que brillantemente le da vida en esta película. Mientras busco fotografías de la Violeta real, Nathaly ha encontrado un dato: Violeta nació un 4 de octubre y Mercedes Sosa murió un cuatro de octubre. Faltan unos minutos para que termine este 4 de octubre. Hace tiempo que dejamos de emplear la palabra casualidad.
Nathaly enciende dos velas, por Violeta y por Mercedes y así alargamos un poco más la noche. Ajeno a este momento, Matías duerme.
Quiero que Erik, Kevin vean pronto esta película; a Matías al igual que le cantaremos sevillanas y canciones de Ismael Serrano, de Serrat, de Sabina, de Duncan Dhu... también le cantaremos las canciones de Violeta y de Víctor Jara. Quiero que conozcan las canciones, los poemas, el folklore, la forma de hablar y la forma de decir las cosas, la gente y sus circunstancias, sobre todo deseo que conozcan la historia y que sean capaces de interpretarla; porque ellos también son chilenos y estás también son sus canciones, canciones que cuentan una parte de su historia.
Con unos días de retraso, allá donde estés, feliz cumpleaños Violeta.
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