miércoles, 9 de abril de 2014
Somewhere
Primera secuencia: Día. Plano general fijo de lo que podría ser un circuito ovalado o una encrucijada de caminos. Sólo vemos dos rectas, las curvas quedan fuera de plano. Un coche, modelo deportivo pasa a gran velocidad tres veces. En la cuarta vuelta el coche se detone en la recta que queda en primer término del encuadre. Un hombre joven sale del deportivo. Se detiene junto al capó y mira al infinito. Corte a negro y Título.
Última secuencia: Día. Travelling en plano general siguiendo por una autopista al coche deportivo de la primera secuencia. Cambios de plano por corte, siempre con movimiento de travelling que sigue al deportivo por una autopista. En el cuarto corte el deportivo aparece en una carretera de doble sentido, en el quinto está en una solitaria carretera rural. El deportivo sale del asfalto y se detiene. Primer plano en escorzo del hombre que conduce, nuestro protagonista. Plano detalle de la mano sacando la llave del contacto. Plano medio del hombre saliendo del coche y cerrando la puerta. Plano general dorsal de nuestro protagonista dejando el coche abandonado en el margen de la carretera y caminando hacia el horizonte. Plano medio frontal con travelling de Johnny Marco caminado frente a la cámara, carretera y coche abandonado de fondo, leve sonrisa de Johnny. Corte a negro. Créditos.
Lo que hay entre la primera y la última secuencia es una película enorme que parece no contar nada y, en realidad, lo cuenta casi todo acerca del vacío interior, de la banalidad, de la insatisfacción y de las cosas que parecen importar cuando en realidad no importan nada.
Johnny Marco es un famoso actor de Hollywood que conduce un deportivo por Los Angeles, vive en un hotel de lujo, contrata prostitutas de alto standing por partida doble, viaja por el mundo, recibe premios en Europa y tiene una hija preadolescente que no vive con él.
Sofia Coppola retrata la vida de Johnny con secuencias aparentemente intranscendentes, con una estética austera y con una mirada serena. Sofia Coppola nos muestra llana e implacablemente el vacío en el que habita el famoso actor, el hastío y la insatisfacción con la que lleva una existencia tan extraordinaria para nosotros, la gente de a pie, como rutinaria para él.
En algún lugar, perdido quizá, puede que escondido, hay un Johnny que no es personaje, que es real, que no tiene que fingir ser otro. Para llenar el vacío, para encontrarse puede que baste con dejar el deportivo abandonado en una carretera solitaria y empezar a caminar sin rumbo fijo, porque en algún lugar tiene que estar el yo perdido; sólo hay que buscarlo.
Puedo imaginar que Sofia, durante el tiempo que acompaño a su padre (un monstruo, uno de los más grandes) pudo ver y estudiar a muchos Johnny Marco. Por eso, tal vez, su mirada es tan sincera.
No somos famosos, pero no hay que ser un actor de Hollywood para estar perdido, para no encontrar ese lugar en alguna parte.
Si alguno de los familiares y amigos íntimos que leen este cuaderno virtual ha visto esta película estaría encantado de conocer su opinión y los que no la hayan visto: a qué están esperando.
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