sábado, 31 de mayo de 2014

Paraíso



     De todos los significados encontrados de la palabra "Paraíso"...

     1.- Lugar hermoso y tranquilo donde, según la Biblia, vivieron el primer hombre y la primera mujer después de la creación.

     2.- En ciertas religiones, lugar en que viven las almas de los justos después de la muerte y donde gozan de felicidad completa y, según religiones, de la presencia de Dios o los dioses.

    3.- Lugar muy hermoso y agradable.

    4.- Lugar idóneo para el ejercicio de una actividad.

    5.- Conjunto de asientos del piso más alto de algunos teatros.

     ... es esta última a la que hace referencia este capítulo. 

     El año pasado, con Matías todavía dentro de la barriguita de mamá, asistimos, por primera vez en Noruega a un concierto de Año Nuevo. Fue en Lillestrøm, en la sala donde hace un par de años fue la confirmación de Erik y en la que había trabajado antes, grabando una obra de teatro. Las entradas tenían precio único, un precio normal, tirando a barato, en Noruega y carísimo si pienso en los precios de mi Gran Teatro de Córdoba. Teníamos butacas cercanas al escenario y recuerdo que disfrutamos de un repertorio, soprano incluida, bastante clásico y festivo (polcas, valses, la Carmen de Bizet...) ; muy correcto para la ocasión. 
     Sim embargo, tengo que ponerle dos grandes "pero" al evento: el primero se refiere a la fecha del mismo. No se puede llamar "Concierto de Año Nuevo" a un concierto que se celebra en febrero. No tiene lógica, ni sentido. El segundo "pero" es que no se puede terminar un concierto, llamado de Año Nuevo sin tocar, antes, en medio o en el bis, la Marcha Radetzky.

     En la noche del primer día de este año en curso, en la lluviosa noche cordobesa del 1 de enero, tuvimos el privilegio de asistir a un Concierto de Año Nuevo como Dios manda. 
     Matías, Kevin, Nathaly y mamá ocuparon las reglamentarias cuatro plazas de un taxi. Yo subí caminando bajo una constante y fina lluvia que dejó mi abrigo empapado. La temperatura en el exterior era agradable, en el interior del teatro calurosa y en el "paraíso" un infierno. Después de colocar, como mejor pudimos, abrigos y paraguas; le sacamos a Matías casi toda la ropa para que pudiese soportar el sofocante calor de aquella última planta del teatro. 
     La primera parte del concierto estuvo dedicada a temas muy representativos de la lírica española. Se interpretaron piezas de Bretón, Chueca, Chapí y Sorozábal, entre otros. El repertorio de la segunda parte estuvo dedicado a Johann Strauss II, Franz Lehar y Josef Strauss. Un digno concierto, parecido a los que recordaba de La Orquesta de Córdoba bajo la batuta de Leo Brouwer. A pesar de mi afición por la música, tengo que reconocer mi pésimo oído para la misma. En una película reciente, Grand Piano, el director de la orquesta le dice al pianísta, protagonista de la película, que puede errar en una nota, que el público nunca se da cuenta. Puedo asegurar que conmigo podrían errar en casi todas las notas y ni me enteraría. De hecho, Nathaly yo todavía tenemos la duda de si el tener que escuchamos, meses antes y en este mismo escenario, interpretando Carmina Burana; estaba borracho o las notas estridentes que cantó eran las correctas. Reconocido esto, no puedo decir mucho sobre la Orquesta de Córdoba y su director, Lorenzo Ramos, o sobre la soprano invitada para la ocasión, Amanda Serna. Puedo decir poco más de que, a pesar del infernal calor que soportamos, con sus piezas más conocidas y con alguna que no habíamos escuchado antes, el concierto nos gustó mucho.

     Pero fue en los bises cuando Lorenzo Ramos y Amanda Serna nos conquistaron. El primero por dirigir con entusiasmo a Orquesta y público con la Marcha Radetzky, y la segunda por decir, antes de interpretar la pieza final, que lo de la Radetzky está muy bien y todo lo que tu quieras y claro que se tiene que tocar, faltaría más, pero que estamos en España y que a ella le parece oportuno, justo y necesario, terminar este bonito concierto deseándonos los mejor para el 2014 y cantando una pieza española. Ole tú!


 

     Decía al principio del capítulo que el título hacía referencia a la última de las definiciones encontradas. Aquella de "conjunto de asientos del piso más alto de algunos teatros". Durante muchos años huía del infierno del Derecho y buscaba refugio en el paraíso de mi Gran Teatro. Desde allí, a la mitad del precio de la entrada (las sucesivas matriculaciones en la Facultad de Derecho sólo sirvieron para acceder a aquel 50% de descuento en las entradas del Gran Teatro) me escapaba de una realidad personal que empezaba a no gustarme nada. Por asiduo y por precario no podía, salvo gran excepción, pagar más de aquellos 3 o 4 euros por espectáculo que costaba el paraíso. 
     Hoy, abandonado el Derecho, abandonada la política, lejos de mi ciudad, felizmente casado y felizmente padre, podríamos pagar un poco más y estar más cerca del escenario, pero me apetece volver por una noche a mi paraíso y empezar el año de la mejor manera posible. 

     Quizá ante la avalancha de conciertos del Festival de la Guitarra, esta vez más por economía que por nostalgia, decido volver a alguno de los asientos de la última planta de mi teatro. Será verano y las calles de Córdoba parecerán arder, seguro que la chaqueta, la rebeca o el jerseycito son necesarios en el paraíso. Apuesto a que el aire acondicionado estará al gusto de los pingüinos. 

     

No hay comentarios:

Publicar un comentario