jueves, 5 de marzo de 2015
Ya cumplí 43
Ayer cumplí 43 años. Ayer Ismael Serrano cantaba en el Teatro Cervantes de Málaga. Ayer, 4 de marzo celebré mi cumpleaños en unas mini vacaciones en el mar que mi preciosa Nathaly me regaló por sorpresa. Nathaly me hizo el mejor regalo posible: su tiempo y su compañía, y todavía se pasó parte del viaje pensando que también debería haberme regalado algo material. Ojalá que todos los 4 de marzo que me quedan por cumplir y celebrar vengan llenos de regalos inmateriales, de inexplicable pero verdadero valor y fácilmente transportables en el recuerdo.
Reconozco que el año pasado fui un pelín "sarpao" y, por segundo año consecutivo y con evidente retraso, anduve molestando a los Magos de Oriente. Este año no pido más prórroga en esos 84 años pactados y asumo haber empezado a vivir ya la segunda mitad de mi vida. Del año que recién pasó no tengo motivo de queja y para el que acaba de empezar hoy sigo manteniendo grandes esperanzas.
Llegamos a puerto y el móvil se puebla de mensajes que fueron enviados ayer. De corazón, gracias a los familiares y amigos íntimos que ayer me dedicaron un pensamiento y unas palabras hermosas. Quedan muchos abrazos, besos, comidas y vinos pendientes.
Ayer Ismael Serrano cantó en Málaga y hoy, más o menos a esta hora lo estará haciendo en Granada. Tan cerca y tan lejos. Este año, de momento, ningún santito o conjunción planetaria ha tenido a bien hacernos coincidir con el cantautor vallecano en lugar y fecha oportuna. Igual no pierdo la esperanza, pero, por si acaso, desde hace tiempo me había reservado esta canción para el día de mi 43 cumpleaños. En un álbum repleto de buenísimas canciones, canciones de amor y desamor, de protesta, de alegrías y esperanzas; me es muy difícil elegir una. Me gustan todas, todas, todas. Pero el caso es que ésta fue la primera, y el caso también es que ésta es la que pide Matías, entonando con su vocecilla infantil el "aáaa" con el que empieza la canción, cuando se sube al coche. Motivos más que suficientes para que me permita el tremendo lujo inmaterial y fácilmente transportable en el recuerdo de regalarme esta canción para celebrar que ayer, 4 de marzo, ya cumplí 43 años.
Ayer en Málaga y hoy en Granada es harto probable que Ismael Serrano haya cantado y esté cantando aquello que le tomó prestado a Silvio "amo a una mujer clara que amo y me ama sin pedir nada". Cuenta Ismael Serrano en su blog que: "Cumplidos los treinta y diez les dejo una canción del futuro disco. Dedicada a la gente de mi generación, cantada por primera vez ayer, día de mi cumpleaños… Poco a poco, el disco crece, trepando como yedra sobre nuestras pieles. Lento, se acerca, como esta primavera que nos nombra en todo solar florecido. Al fin y al cabo, somos tan jóvenes…"
Comparto con Silvio e Ismael la fortuna de amar a una mujer clara que amo y me ama sin pedir nada y a un hechicero que abre el cielo cuando le canto una nana; la suerte de, en lo esencial, reconocerme en los recuerdos que habitan mi maleta ingrávida, fácilmente transportable; y la sensación de que todavía somos tan jóvenes.
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