sábado, 28 de febrero de 2015

Viaje a Tartessos


   
     En este último día de febrero me levanto con la idea de poner la bandera andaluza en mi terraza y celebrar de esta manera el Día de Andalucía. Matías, como viene siendo habitual en los últimos días nos  obliga a salir de la cama a las 7 de la mañana. Busco la "verdiblanca" en el cajón de mi escritorio donde  guardé las banderas después de la mundana. No está. No lo entiendo. En el grupo de whatsapp desde anoche no dejaron de llegar mensajes andalucistas. Yo también envío una felicitación. Un poco más tarde, habiendo renunciado ya a encontrar la bandera hasta que ella sola aparezca por casualidad en lugar y momento inesperado, envío un nuevo mensaje frustrado por no haber podido colgar la bandera andaluza en mi terraza. La idea era hacerle una foto para colgar en instagran y añadir a este capítulo. Me quedo sin bandera y sin foto. Fernando bromea, vía whatsapp, sobre la cantidad de banderas que tengo. No son tantas: R. Madrid, Noruega, Andalucía, España, España republicana. La conversación acaba derivando y extinguiéndose en el bonito mundo de la ornitología.




     La foto de arriba ha quedado, a falta de bandera en la terraza, como foto única de este capítulo. Nathaly me regaló este Viaje a Tartessos el verano pasado en Córdoba. De regreso a casa lo coloqué en la estantería y decidí leerlo en la última semana de febrero para hacerlo coincidir con el Día de Andalucía que hoy, sin bandera en la terraza, sin una buena copa de fino, sin un salmorejo… celebramos en Bjørkelangen. Esta foto fue tomada en Oslo en la mañana del pasado miércoles. A las 7.45 tomé un autobús directo a la capital y en el trayecto aproveché para empezar a leer este Viaje a Tartessos. Después de caminar casi una hora atravesando Oslo (el precio de un taxi aquí es inaceptable) llegué al punto de reunión con tiempo suficiente para seguir leyendo un poco más y desayunar el bollo y café que, junto a la portada del libro, muestro en la fotografía de arriba. Terminada la jornada de grabación y después de volverme a patear medio Oslo, por suerte esta vez cuesta abajo; regresé a casa tomando un tren y un bus. Más tiempo para leer. En un día ya tengo la mitad del libro.

     Este Viaje a Tartessos del cordobés Fernando Penco Valenzuela es mucho más que "un estimulante libro de viajes…". De manera aparentemente desordenada el autor va recorriendo el mítico Tartessos de Argantonio, el Al Andalus de los Omeya y nuestra Andalucía de hoy. Se evocan paisajes perdidos en el tiempo y se describen los presentes. Hay en él pequeñas y amenas lecciones de arqueología, de historia pretérita y también contemporánea, de geografía y de mitología. Contiene también un buen puñado de anécdotas, de conversaciones con desconocidos y con amigos, de experiencias vitales que enriquecen al viajero y al lector. Me gusta su aparente desorden, las más de cuatro cosas que desconocía y que me sorprenden, me gusta el análisis que Fernando Penco hace de algunas de las situaciones de hoy día, me gusta eso tan andaluz de hablar por hablar, de hablar de lo cotidiano, de hablar con el amigo y también con el que apenas acabamos de conocer; y me gusta el profundo amor a Andalucía, a su historia y a sus gentes que se percibe en cada párrafo del libro.

     Mi amigo Fernando, fiel lector de estos capítulos, a veces, de improviso, me pide que le recomiende un libro. Aprovecho hoy, 28 de febrero, día de Andalucía en la distancia, con la bandera extraviada y sin una buena copa de fino que llevarme a los labios para recomendarle este Viaje a Tartessos.


   

No hay comentarios:

Publicar un comentario