Matías ya tiene un mes, pesa 4.640 gramos y mide 56.5 centímetros; ha crecido bastante desde que nació y ya tiene alguna ropita que le que queda pequeña. A Matías le gusta que le tengamos en brazos después de comer y, si ha quedado llenito, incluso se queda dormido en mi barriga mientras veo una película por la tarde. A Matías le tranquiliza que le cantemos mientras espera su comida. Matías está cada día más fuerte y despierto y ya empieza a esbozar una sonrisa cuando le hablamos y a intentar producir algún sonido que no sea una queja o un reclamo.
Matías es un niño con suerte.
Matías es un niño con suerte porque tiene el amor de sus padres, de sus hermanos y abuelas, tíos, tías, primos y un montón de familiares, amigos y conocidos. Si Matías sólo tuviese este amor, ya sería un niño muy afortunado. Matías tiene la suerte de que Nathaly y yo tengamos el trabajo suficiente con el que poder comprar las cosas que necesita y nos quede el tiempo necesario para disfrutar con él y sus hermanos, para hablar con ellos y escucharlos, para cuidarlos y enseñarles las cuatro cosas que sabemos y nos importan.
En este primer mes de vida Matías ha acumulado más ropa de la que en un principio pensamos que tendría: nosotros le fuimos comprando de a poco y poco a poco ya se sabe, recibió muchos más regalos de los que esperábamos y, además, ya heredó un montón de su primo Quim. Nathaly y yo tenemos un gusto muy parecido a la hora de vestirlo y ahora ya tenemos claro qué ropa le va y qué ropa no. Antes de que naciera le compramos unos cuantos conjuntitos con pantaloncitos a rayas y gorritos con cuernitos, antenitas, orejitas... pocos días después decidimos que con su carita y su matita de pelo, a Matías no le pegaban para nada esos gorritos que seguro que a otros bebés les quedan de maravilla, pero a nuestro Matías la verdad es que no y como, gracias a familiares y amigos, durante los próximos meses tenemos donde elegir, de momento podemos vestirlo con la ropa que más nos gusta para él.
Por ahora Matías apenas ensucia su ropa y la que le va quedando pequeña está como nueva después de lavarla, además creo que habrá prendas que tal vez se le queden pequeñas antes de estrenarlas. Guardaremos en una caja algunas de las cosas que más le hemos puesto al Matías de cada edad, alguna ropa que le confeccionaron a mano y algún regalo especial para que cuando sea mayor pueda descubrir esta caja de su infancia. A Nathaly y a mí nos gustaría que el montón de ropita que Matías va a ir dejando atrás, estrenada o no, pudiera servirle a otros niños que, mereciendo la misma suerte de Matías, como la merece cualquier niño; viven en un país donde trabajar es un lujo -por desgracia España está cada día más cerca de ser un país así, eso si no lo es ya- o que no están rodeados de tantos familiares y amigos.
De momento Matías sólo juega con el agua y el aire que intenta abrazar antes de coger el sueño y con las palabras y caricias que le entregamos a cada instante. Nathaly y yo deseamos tener mucho tiempo para jugar con Matías, nos gusta buscarle cosas especiales con las que crecer jugando, pero no queremos que posea demasiados juguetes porque nos parece terriblemente injusto que haya niños que se aburran escarbando en una montaña de juguetes sin sentido, mientras otros niños no tienen ni tan sólo una caja de cartón o una pelota con la que jugar. Ojalá nuestro hijo sepa compartir y no use en exceso el posesivo "mío".
María Dolores Pradera, Nana para un niño con suerte.
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