jueves, 6 de noviembre de 2014
The duck song
Querido Matías, tu mes 1.4 empieza con barreras en la escalera y la chimenea. Son barreras para protegerte, para evitar que te caigas, para evitar que te quemes. Las barreras impiden que puedas moverte a tu antojo, limitan tu espacio y empiezan a enseñarte el significado de prohibido. La de la escalera la instalamos el 6 de oct y la de la chimenea después de regresar de nuestra cena de aniversario en el Fjøset. A veces te enfadas un poco por no poder subir la escalera y así poder llegar a las cosas que hay sobre mi mesa de trabajo, a tu dormitorio o a los dormitorios de tus hermanos. Este mes ya hemos tenido algunos días de frío, días que han hecho necesario encender la chimenea. Cuando abro la puerta de la vaya que te protege, te cuelas de inmediato detrás de mí y te gusta darme los pequeños palitos que ayudaran a encender el fuego. Al ver encenderse la llama, das un paso atrás y soplas. Salimos juntos del diminuto recinto y cierro la puerta. Tú extiendes tu súper mano protectora y dices uff, uff, uff. Gracias, mi pequeño Matías, por avisarme de que yo también puedo quemarme.
Hoy, 10 de octubre, te han puesto la vacuna triple vírica. Algo doloroso, un pinchazo, para protegerte del contagio de algunas enfermedades. Hoy no se te ha escapado ni una lágrima, ni un grito, sólo una leve protesta casi al final, cuando la enfermera ha introducido toda la aguja en tu brazo. Para que no lloraras, para que no prestases atención al dolor, mamá y yo te hemos engañado con un juguete musical que ya nos dio muy buen resultado la última vez.
Para que no todo sean barreras, prohibiciones, dolor y engaños bienintencionados, hoy, antes de la vacuna, te hemos comprado un caballito de juguete, una antigüedad, algo que algún otro niño usó antes que tú. Queremos que te sirva ahora y después: ahora para que lo montes, te balancees y juegues; y después, cuando seas mayor para que puedas mirarlo y soñar y imaginar
El martes 14 de octubre comiste por primera vez en la guardería: fusilli con fløtte. Mamá y yo llegamos temprano a recogerte (queremos que sólo estés en la guardería el tiempo imprescindible) y te encontramos sentado a la mesa y llevándote a la boca pequeños fusilli con verduras y nata. Mamá y yo te miramos a escondidas para dejarte comer tranquilo. Nos hace muy felices ver tus pequeños progresos con el tema comida, un temita que todavía tenemos un poco "verde". Al día siguiente yo te preparé un plato de fusilli con nata, zanahorias y calabacín, y volvimos a tener éxito: te comiste un buen puñado.
Las uvas siguen siendo tu postre favorito y este mes también has descubierto las uvas pasas: te encantan.
Este mes nuestra vida social se redujo a tomar un café con una pareja rumano-albanesa que, por suerte, habla italiano. Ellos tienen un hijo, Gabriel, unos días menor que tú. Se ve que el pequeño Gabriel no tiene tan "verde" como tú el temita de la comida. El crío está un pelín más alto que tú (y eso que tú, querido Matías, estar por encima de la media de niños noruegos de tu edad) y es un terremoto. Tú lo saludaste con un poco de desconfianza y, cuando le viste correr como pollo sin cabeza de un lado a otro del diminuto centro comercial de nuestro pueblo, decidiste no imitarle; me miraste y me pediste que te diera la mano para caminar por ese lugar, para ti enorme, que todavía no conoces.
Como muestra la foto de abajo, tomada minutos antes de volver a cenar en Fjøset para despedir a Wenche, una de las mujeres que trabajaba con mamá y que ha aceptado un trabajo en otra farmacia; estás realmente lindo. En esta foto luces un look años 70 que te queda fantástico.
Ayer, querido Matías, fue tu cumplemes 1.4 y para celebrarlo te dejo esta canción que tu hermano Erik eligió para ti y que durante un par de semanas ha sido tu preferida para escuchar antes de irte a la cama.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario