viernes, 6 de noviembre de 2015

Oliver




     Nathaly y yo teníamos muchas ganas de volver a trabajar en el nuevo proyecto de Skedsmo Amatørteater, mucho más después de conocer que se trataba de Oliver!. Después de haber grabado y editado para ellos 4 proyectos: La Sirenita, Cuento de Navidad, En busca del ladrón de la Navidad y Sonrisas y lágrimas, todos ellos recibidos con entusiasmo y por el grupo; contábamos como segura la llamada para fijar las fechas en las que iríamos a grabar Oliver!.
     Poco antes del verano, en las fiestas de Lillestrøm, pudimos ver uno de los números del musical y pensamos que Matías se lo pasaría muy bien acompañándonos a grabar.



     Pasó el verano y la falta de llamadas de Skedsmo Amatørteater empezó a inquietarnos. Llegados al mes de septiembre sin noticias suyas, Nathaly decidió ponerse en contacto con ellos. La historia era bien simple y por desgracia bastante común en los grupos humanos. Desavenencias de diversa índole habían propiciado un cambio en la directiva. La nueva encargada del grupo deseaba grabar la obra pero los elevados costes de producción la habían dejado casi sin presupuesto y, además, el precio de hacer las copias era tan alto que apenas le quedaban beneficios de la venta. En un penúltimo intento por rescatar al cliente, Nathaly les recomendó una empresa de multicopiado de DVD con una mejor oferta. Afortunadamente la respuesta fue positiva y recuperamos el cliente.

     Antes de empezar a grabar, estuvimos invitados a ver una función que a Nathaly y mí nos encantó y en la que Matías disfrutó de las canciones, también es verdad que ha ratos dio alguna cabezadita y estuvo encantado de hacerse fotos con los jóvenes actores.

   


     Después de dos domingos de grabación y unos cuantos días más editando, ya tengo listo el DVD y el showreel que, ahora, comparto con los familiares y amigos que lean este capítulo.


                             
     

     Con las canciones todavía enganchadas (menudo destrozo les estoy haciendo chapurreándolas en Noruego) y con Nathaly un poco ya hasta la coronilla de Oiver!, en un par de ratos sueltos y desocupados miro la versión fílmica y musical de Oliver Reed. Estoy tan seguro de haber visto un montón de sus secuencias, como seguro estoy de no haberla visto nunca entera. Es obvio que al espectáculo que ya casi me se de memoria le tengo mucho cariño, quizá sea por eso que encuentro que algunas secuencias las solventaron mejor en la escena que en esta fantástica película que obviamente recomiendo a familiares y amigos íntimos.




     A la espera de que el libro me llegue por sorpresa y a que Nathaly se desature un poco de Oliver Twist, un día de estos me vuelvo a  mirar la versión de 2005 de Roman Polanski que tan poca gracia le hizo a Erik.





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