sábado, 7 de diciembre de 2013

Sagrada Familia





     Sagrada Familia ha sido, durante 11 años, mi barrio en Barcelona. Desde Bailén con Diagonal, hasta Mallorca con Padilla, y pasando por Marina y Provença; siempre he orbitado en torno al templo inacabado de Gaudí. Hubo momentos en los que me tentó la idea de mudarme a Gracia o a la Barceloneta. Sin embargo, hasta esta última mudanza fuera de Barcelona, de Catalunya, de España; seguí viviendo en Sagrada Familia.

     Ha pasado poco más de un año desde nuestra última visita. Hace un año viajamos a Barcelona para celebrar nuestro aniversario. De vuelta, tenía la intuición de que éramos tres los que hacíamos el viaje de regreso. Pocas semanas después se confirmó la intuición, y hoy regresamos a Barcelona junto a Matías. 




     Yo fui el primero, pero durante unos años toda mi familia vivió en Sagrada Familia. Mi hermano inició el camino de regreso a Córdoba, hace pocos meses le siguió mi madre, y todos deseamos que pronto haya una etapa más en ese retorno. 

     Matías está a punto de cumplir 5 meses, obviamente es muy pequeño, y de este primer viaje no le quedará recuerdo alguno más allá de estas líneas y fotografías. Cada mañana pasamos delante de La Sagrada Familia para coger el metro. Cada mañana en el corto trayecto desde el hotel al metro, Matías se queda dormido.




     Si no me falla la memoria, en sólo dos ocasiones visité el interior del templo: la primera con mi madre, aprovechando una visita gratis de primer o último domingo de mes, la segunda acompañando a mi amigo Fernando. Nathaly y yo, vistas las enormes colas de turistas que siempre rodean el monumento, hemos ido aplazando la visita año tras año. 

     Aunque toda la familia se mudase a Córdoba, volveremos a Barcelona en más de una ocasión. Nathaly y yo tenemos buenos recuerdos, algunos amigos y algunas visitas pendientes. Quizá en el próximo viaje, Matías ya no se quede dormido tan pronto, y puede que en otro viaje, la cola y los turistas no nos asusten y entremos juntos a visitar La Sagrada Familia.




     Cuando Dios, el destino o algún santo tuvo a bien cruzar nuestros caminos, Nathaly se alojaba en el Hotel Sagrada Familia. Desde entonces, y ya han pasado 6 años, en cada visita a Barcelona nos alojábamos en el piso de mi madre en Mallorca con Padilla. Con el regreso a casa de mamá, el piso se alquiló y, ante la necesidad de buscar un hotel en Barcelona, decidimos que el mejor barrio y el mejor hotel posible para este primer viaje con Matías no podían ser otros. 




     Cada noche, al regresar al hotel, Matías se activa y canta y da grititos y rueda por la cama y no para de reirse. Matías está feliz y nosotros felices, felices de verlo crecer tan feliz. Este modesto, pero correcto, hotel de barrio ha sido su primer hotel.







     Quién sabe dónde estaremos dentro de veinte o treinta años, quién sabe si Barcelona será o no la capital de otro país, quién sabe si tus primos vivirán en el "país de Jaume" o en la tierra de Rocío... quién sabe tanto. Sé que, a pesar del turismo y la humedad, nos gusta volver a Barcelona, sé que te enseñaré un poco de catalán, porque no es difícil y porque es un idioma hermoso (hasta mamá ha terminado por cogerle cariño), sé que algún día, en un viaje de vuelta, veremos el cielo limpio de grúas en La Sagrada Familia. 




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