jueves, 8 de octubre de 2015
Oliver Twist
Más o menos a la hora en la que empezamos a ver este Oliver Twist de David Lean, Skedsmo Amatørteater está estrenando el musical Oliver en Lillestrøm Kulturhus. Nosotros iremos a verlos mañana, después me tocará grabar cuatro funciones más y pasar unos cuantos días montando. Definitivamente, esta tarde noche de jueves, es un bueno momento para ver este clásico. Supongo que ya habré señalado en algún capítulo anterior (no sé si terminado o sólo apuntalado) tengo serios problemas con los clásicos. El primero es que la cantidad de ellos, moderadamente insuficiente, que he visto procede de visionados desordenados. El segundo es que en muchas ocasiones no consigo recordar si he visto, con anterioridad, la película en cuestión. En este caso sucede que recuerdo algunas secuencias y la duda que me asalta es saber si los fragmentos que recuerdo provienen de secuencias sueltas que he visto en televisión producto del zapping o de algún reportaje de "Días de cine"; o si, en realidad he visto la película (en alguna de aquellas tardes abusivas de sesión triple en la Filmoteca de Catalunya, por ejemplo) y he olvidado la mayor parte.
Sea como fuere hoy tengo la sensación de ver este Oliver Twist de David Lean por primera vez, al tiempo que tengo la certeza de reconocer algunas de sus secuencias.
Matías duerme, ajeno aún, a las desventuras de este Oliver huérfano, por las calles de Londres. A Nathaly le gusta la película (ella sí que está segura de no haberla visto antes). Yo quedo fascinado por la fotografía impresionista de Guy Green. Quedo también ansioso por comprar o recibir como regalo un Oliver de Charles Dickens que poder leer como el cuento de la Navidad de este año.
Ayer Nathaly compró unos billetes de avión y reservó un hotel para cinco en Londres. Allí celebraremos con un poco de adelanto que Erik ya es casi mayor de edad. Hoy, con Oliver y con opto montón de cosas olvidé que mi sobrinita Vera cumplía 2 años. Mi hermana dice que no importa, que la chiquilla todavía no se entera. A mí sí que me importa y por eso lo dejo aquí por escrito para seguir disculpándome (que no excusándome, no cabe excusa para tan lamentable olvido) y para que ya nunca más se me olvide. A Vera y a Quim, que el próximo domingo 18 cumplirá 4 años, les buscaré un bonito regalo en Londres y, cuando sean un poco más grandes, es probable que les regale una edición de Oliver Twist. Ese libro que probablemente es imprescindible y que yo todavía no tengo.
Si algún familiar o amigo íntimo quiere añadir algo sobre la película de Lean o sobre la novela de Dickens, estaré encantado de leer su comentario.
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