martes, 29 de julio de 2014
Las cuatro estaciones
Terminadas las vacaciones, reabro este cuaderno virtual para contarte cómo fue el día de tu primer cumpleaños. Ya sé que el título que le he puesto al capítulo parece no tener nada que ver con la celebración de una fiesta de cumpleaños, pero si, cuando tengas edad para leer, tienes paciencia y llegas al final del capítulo descubrirás porqué lo he llamado así.
Para que no quepa duda de que este capítulo habla de tu primer cumpleaños, aquí va la foto en la que parece que estás soplando la vela. Seguro que el año que viene, cuando la tarta tenga dos velas, ya eres capaz de soplarlas tu solito.
El día de tu cumpleaños madrugué un poco y subí al cuartillo de la azotea para grabarte un mensaje en vídeo. Cuando bajé mamá y tú ya estabais despiertos. Como naciste a las 17.45 no te dimos las felicidades por la mañana. Despertamos a tus hermanos y nos fuimos a desayunar a San Pedro. En la Plaza de la Corredera se nos unió tu abuela Matilde y allí compramos parte del menú. Después tu hermano Kevin y la abuela se fueron al taller para terminar una capa que Kevin necesitaba para la noche. Erik, mamá y yo nos fuimos al Corte Inglés para comparte los ingredientes de la tarta y un molde. Camino a casa el calor no era tan intenso y el momento de hacer comida en nuestra pequeña cocina cordobesa sin aire acondicionado no fue terrible.
Para tu cumpleaños elegimos un menú en el que estuvieran los platos que más le gustan a cada uno: para empezar lomo y queso fresco, salmorejo para mamá, croquetas para Erik y flamenquines para mí. Teníamos también un kilo de almejas para Kevin, pero nos pareció tanta comida que, con su aprobación, decidimos dejarlas para otro día. Acompañamos la comida con buen pan de telera. Tú te comiste un montón de palillos y probaste el pan con salmorejo. De postre tomamos fruta, ahora no consigo recordar si fue sandía o melón.
Pero antes de cocinar la comida, mamá te hizo tu tarta. Estando en Córdoba podríamos haberla comprado ya hecha de cualquier pastelería, incluso podríamos habérsela encargado a la prima Lidia y haberla recogido en Lucena. De haber estado en Bjørkelangen podríamos haberle pedido a tu tante Gissella que te la hiciese ella. Pero estando donde aquí o allá, nuestro deseo era y es hacértela nosotros mismos. Puede que no quede como los otras (en aspecto te aseguro que las de la prima o la tante nos ganan por goleada) pero nos hace ilusión que el día de tu cumple soples las velas en la tarde de mamá y papá. Además, prometemos ir aprendiendo y mejorando cada año.
Tu primera tarta fue de chocolate con relleno de mermelada de piña y cobertura de chocolate negro; adornada con mini nubecitas y crema de vainilla. Te prometo que estaba buenísima.
Cumples años cada 5 de julio, ese día es especial para nosotros porque ese día recordamos el momento de tu nacimiento, casi minuto a minuto recordamos como amanecimos, como corrimos, como llegamos al hospital, tus latidos, el paseo por el Metro, la casa de tu abuela Teresa, Mariló en la tele, otra vez el hospital y ahora sí... Lo recordamos todo y cada año lo celebraremos el 5 de julio.
Este año tocó en Córdoba, otros años tocarán en Bjørkelangen y quizá alguno nos pille en un destino exótico. Nos pille donde nos pille, toda la familia está invitada ese día tan especial a casa. Ojalá que toda la familia que esté lejos, aquí o allá, recuerde la fecha y te llame por teléfono para charlar un rato contigo.
Tengo que reconocerte que esta obsesión por la fecha es mía, mamá no le da tanta importancia. Para mí no es importante la fiesta, de hecho pienso que una fiesta celebrada otra día, puede ser una buena fiesta, pero no es tu fiesta de cumpleaños. Tampoco pienso que lo más importante tengan que ser los regalos -después te cuento los que te llegaron en este cumpleaños-. Para mí lo importante es que cada 5 de julio estemos juntos mamá, tus hermanos y yo para acompañarte, para recordar y celebrar. A veces celebraremos aquí, a veces en Córdoba, unas veces en la intimidad, otras rodeados de abuelas, tíos, tías y primos y amigos; pero celebremos donde celebremos lo importante es que cada 5 de julio sea un día diferente y especial para ti, un día para esperar con ilusión el resto del año. Ojalá que mamá y yo sepamos hacerlo bien.
Los regalos son importante en la medida de la ilusión que pone la persona que los hace. La medida del valor de un regalo de cumpleaños nunca puede ser económica. Ojalá que los regalos de cumpleaños que vayas recibiendo en tu vida sean hechos con ilusión y pensando en ti, juguetes que te ayuden a crecer, libros, muchos libros, juegos que te inviten a preguntarte cosas, regalos que te ayuden a ser buena persona, Dios te libre de los regalos rutinarios, Dios te libre de los sobrecitos con dinero. Ojalá que sepas recibirlos con la misma ilusión y cariño con la que se te entregan. Ojalá no pierdas nunca la capacidad de asombro y sepas agradecer por igual un bonito pijama que un juguete.
Seguro que todavía te faltan algunos regalos por recibir este año. Hasta ahora tu tito-padrino Jose te regaló un pantalón vaquero y una camisa, la abuela Matilde una preciosa edición de Platero y yo, tu abuela Teresa un disfraz de pollo, una edición infantil de El Principito y tu primer juego de construcción, camuflado en una gran seta de colores. Mamá y yo, este año, sólo te hemos regalado un CD de Los payasos de la tele. Ya ves que es verdad eso de los regalos no son para nosotros lo más importante.
Me toca, por último, explicarte el porqué del título de este capítulo. Cumples un año y también 12 meses. Como cada vez que cumples un mes quiero regalarte una canción. Ésta, por ser la de una fecha especial, tenía que ser también una muy especial.
Las cuatro estaciones de Vivaldi y también las de Piazzolla son piezas musicales que han sido siempre muy especiales para mí. Tanto que siempre las he asociado a las etapas de la vida y también a las etapas del amor. Tanto que algún día, cuando me vea capaz de no hacer una basura, escribiré un guión inspirado en ellas.
Naciste el 5 de julio, pero tu viaje empezó unos meses antes. Una noche, después de un concierto en el Palau de la Música Catalana, después de escuchar Las cuatros estaciones de Vivaldi, supe con seguridad que habías empezado a recorrer el camino a casa, porque los sueños se cumplen, porque me encanta que los planes salgan bien, porque Dios y la Virgen nunca nos fallan y porque si algo no sale bien es porque no es el final.
Feliz cumpleaños pequeño Matías, chiquitín nuestro.
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